(L288) Trastorno (1967)


Thomas Bernhard, Trastorno (1967)

Comentó hoy la mejor y tal vez más profunda obra de Thomas Bernhard (1931-1989). Llena de buena literatura y maravillosas reflexiones sobre la vida y el devenir del ser humano.

Argumento: “Mi padre era ahora el único médico de una comarca extensa y difícil”. El narrador nos relata las visitas que hace con su padre a los habitantes del valle. Un posadero de Gradenberg va a buscarlo porque su mujer ha sido golpeada en la cabeza por unos mineros, está malherida y la trasladan al hospital donde muere de un derrame cerebral. Le practican la autopsia. Se busca a un tal Grössl como presunto culpable. El padre cree que la visión de gentes y personas enfermas puede trastornar al hijo e inducirle a reflexiones perjudiciales. Las gentes del campo degeneran en la brutalidad.

“Lo esencial de una persona, dijo mi padre, sólo se nos mostraba cuando teníamos que considerarla perdida, cuando esa persona se estaba despidiendo aún de nosotros. De pronto podía descubrirse su verdad en todo lo que, hasta entonces, había sido sólo una preparación para su muerte definitiva. (…) El ser humano sólo era capaz de estar con otro ser querido cuando ésta había muerto y se encontraba verdaderamente dentro de él”.1
Bloch un judío que tiene una inmobiliaria y es amigo de su padre a quien presta libros. Visitan a la Sra. Ebenhöh, una de esas mujeres viejas y solas a quienes sus descendientes han abandonado. Habla de su marido muerto, de su hermano homicida y de su hijo curtidor de pieles y su odiosa nuera. Su hijo es medio retrasado. El padre está preocupado por su hija quien desde la muerte de su madre está sumida en una profunda melancolía.

“Al volver a nuestro coche a través de la plaza del mercado de Stiwoll hablamos de mis próximos exámenes, de las relaciones entre los estudiantes de Leoben, del aburrimiento de los estudiantes, de su cansancio de la vida. De los muchos suicidios, precisamente entre los mejores. Era extraño que precisamente los ricos tuvieran tendencia a suicidarse, que fueran los primeros en caer en el hastío, la más terrible enfermedad que puede contraerse en la vida”.2
Visitan a un industrial que vive en Hanenstein retirado en un pabellón de caza con una hermanastra al que el padre trata de diabetes. Ambos viven en permanente aislamiento, mostrando la hermanastra signos de locura. Luego visitan al molinero de Fochler a quien el padre ha de curar una pierna ulcerosa. Los hijos del molinero son débiles mentales.

También visitan al príncipe Saurau en su castillo de Hochgobernitz. Allí escuchan las dificultades del príncipe para encontrar un nuevo administrador ante las escasas cualidades de los solicitantes al puesto. La comarca es la Estiria nororiental en la Alta Austria. Se presentan tres candidatos de los que el mejor preparado es Henzing que ha estudiado en la Escuela de Estudios Forestales de Ort y que además habla varios idiomas. El príncipe piensa que es el candidato ideal. El príncipe le comenta al doctor que lleva meses oyendo ruidos por la noche. La noble familia ofrece una representación anual de una comedia en el Castillo. El príncipe le comenta al doctor que cree que su hijo, que ahora vive en Inglaterra, a su muerte dilapidar todo el patrimonio. El príncipe no desea relacionarse con la gente: “Cuando veo hombres, veo hombres desgraciados”.3

El príncipe no tiene confianza en su hijo de Londres. Hablan de Las afinidades electivas (1809) de Goethe. El mundo es totalmente frío. Casi todos los Surau se han arruinado. Uno se agota, se pudre por minutos, el príncipe tiene miedo de “ahogarse en el hedor del mundo”.4 Piensa que casi todos los hombres para él son máquinas de calcular y que en el diálogo es en el único momento en que damos vida a los muertos.

Comentario: La obra es una novela filosófica donde dos antagonistas de gran nivel intelectual, el doctor y el príncipe, conversan sobre temas eternos en presencia del joven hijo del doctor que actúa de narrador. No es un libro difícil de leer pero requiere una atenta lectura que no sea improvisada.

Los temas favoritos de Bernhard son el trabajo intelectual como un absurdo que acaba por conducir a la locura, la ignorancia como origen de la maldad y la violencia del hombre. Su obra se caracteriza por un profundo pesimismo, Bernhard tiene en mucha estima a los «clásicos del pesimismo» (Schopenhauer y Pascal) y que en las primeras novelas domina de modo unilateral un pesimismo abrumador (los protagonistas de todas ellas se suicidan o, como en el caso de Trastorno, piensan hacerlo). También sus novelas nos hablan de la soledad del ser humano y la insuficiencia que tiene el lenguaje como vehículo de comunicación entre los hombres.

Recomiendo la lectura de sus obras biográficas: El origen (1975), El sótano (1976), El aliento (1978), El frío (1981) y Un niño (1982).

NOTAS:

1.- Thomas Bernhard, Trastorno, Alianza Editorial, Madrid, 2012, p. 24.

2.- Ibídem, p. 49.

3.- Ibídem, p. 164.

4.- Ibídem, p. 198.

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