María Granados Ortega (1936-2022) - 'Autobiografía'
Revisando
papeles, fotografías y carpetas repartidas por todos los rincones de la casa
que levantaron mis padres allá por el año 1969, y que vamos a vender por
necesidad, encontré una corta biografía escrita a mano por mi madre en la que
explica algunos de sus recuerdos. El texto es cándido y fresco, tal vez algo naif. Y es que aprendió a leer y escribir un verano en que un maestro
pasó por el pequeño cortijo del Jaramillo, donde vivían, y enseñó a ella y al
resto de sus hermanos. Esa fue la única instrucción que tuvo en su juventud. No
así en su época adulta en que fue, sobre todo los últimos años, una lectora
voraz. Recuerdo que siempre me estaba pidiendo más libros.
“Yo
me llamo María, nací en Iznájar de Córdoba, hija de Cristóbal y Aurora. La más
pequeña de cuatro hermanos. Nací a las 8:00 de la mañana del día 21 de febrero
de 1936. Mi madre me crio con mucho amor, me quería mucho y mi padre también.
Al ser la más pequeña y ellos estar mejor de dinero me compraban muchos
vestidos y me llevaban a las ferias y a los carnavales y lo pasábamos muy bien.
Pues
bien, cuando yo tenía 15 años me enamoré de un chico estupendo el que hoy es mi
marido. Nos hablamos nueve años y nos casamos, de nuestro amor tuvimos dos
hijos Tomás (nacido a las 11 de la mañana del 1 de julio de 1962 en Iznájar en
una casa particular) y Cristóbal, de los que estamos muy orgullosos. Vivimos
todos muy bien los cuatro, como una piña. Para mi marido y para mí lo más
importante son nuestros hijos y nuestro amor, siempre hemos estado unidos por
encima de todos los baches de la vida.
Bueno,
volviendo a mi infancia con mis padres recuerdo que lo pasé muy bien con ellos.
Mi padre me llevaba muchos sitios y de tres hermanos que tenía, dos hermanas y
un varón, han muerto dos. Me queda mi hermana mayor [Vicenta murió en 2016],
que para mí es como una madre. Nos llevamos 15 años y cuando yo nací le dijo mi
madre “dámela que yo la vista” y yo tenía solo dos días y ya me vestía ella
sola. Quiero decir que ella era muy responsable y hacía muy bien todo lo que se
proponía. Pues bien, ya quedamos las dos solas, murieron, mis padres, mis
hermanos, el marido de mi hermana. La vida da cada palo que no se olvida nunca.
Bien
hablaré de otra cosa. Cristóbal, Ruiz Granados, hijo de María y de Francisco,
nacido en Tarrasa el 12 de mayo de 1970 a las 5:20 de la tarde. Cristianado en
Olesa de Montserrat el 30 de junio junto a su hermano que hizo su primera
comunión con ocho años de diferencia. Lo crie con mucho amor y cariño y mucho
cuido porque siempre ha sido de poco comer, siempre dándole vitaminas, aunque
nunca ha sido enfermo y ha estado sano siempre, pero con esto de marearse hay
que tener mucho cuidado”.
En
una segunda carpeta encontré lo siguiente: “María y Francisco nos casamos en
Iznájar Córdoba el día 1 de septiembre de 1961. Allí estuvimos cuatro años y
tuvimos el primer niño llamado Tomás. Vinimos a Cataluña el año 1966 y a los
siete años tuvimos el segundo niño llamado Cristóbal, un niño que nos dio mucha
alegría porque ya teníamos dos y junto con su hermano, que siempre nos pedía un
hermanito para jugar, ya con los dos se me hacía más llevadero el estar tan
lejos de mis padres, a los que echaba mucho de menos porque yo era la más
pequeña de cuatro hermanos. Estuve mucho tiempo con ellos sola y no me faltaba
nada. Fui una niña mimada por mis padres que tanto me querían y yo a ellos que
nunca los olvidaré y los llevaré siempre en mi corazón.
Bueno,
volviendo atrás cuando vinimos al año de estar aquí empezamos a hacernos una
casa la cual la hicimos poco a poco durante cuatro años trabajando. Los dos los
niños ya eran más grandes y estaban en el colegio y cada vez que podíamos
íbamos a ver a mis padres y mis suegros que todavía vivían, ellos [las dos
familias] eran amigos de toda la vida.
Bueno
y que más os cuento de mi vida, ha sido feliz por muchas cosas por haber tenido
dos hijos maravillosos y un esposo que me quiere, mis hijos son para mí lo más
grande del mundo siempre han sido chicos buenos muy responsables y trabajadores
qué más puedo pedir, estar contenta, porque cuanta madre quisiera tener mi
suerte. Desde que conocí a mi esposo con 15 años hemos estado toda la vida
juntos. Yo creo que eso tiene su mérito y queriéndonos cada día más porque ya
somos mayores y vamos juntos siempre, juntos y así quisiéramos morir, pero
bueno, dejemos eso que [de eso] ya otro se encargará.
Ahora
os diré que tenemos un nieto que tiene siete años que nos tiene locos viene por
la mañana para ir al cole que lo lleva su abuelo y desayuna como un hombrecito.
A todos nos tiene con mucha alegría porque un niño es una bendición de Dios.
Su
tío, que no tiene hijos, le encanta jugar con él a las cartas y a todo. Bueno,
el niño ya va mayor, tiene nueve años y medio. Me gustaría que le tocara una
chica que se pareciera a su madre porque ella es una chica muy buena, familiar.
Yo la llamo cada noche y como me tarde ya me llama ella a ver cómo estamos,
porque nosotros ya somos mayores y a lo menos yo siempre tengo algo, si no me
duele el pie es porque duele la cabeza. Así es que cuantas madres quisieran
tener una nuera como la mía. Yo la quiero como si fuera mi hija la tengo en el
mismo lugar que a mis hijos. Yo siempre le digo “mi niña”, porque ella siempre
se preocupaba por todos, así es que yo tengo dos hijos y una hija, y un nieto”.
También
localicé dos recetas suyas que me han recordado “los viejos tiempos”: el
salmorejo de invierno, hecho con naranja, y el relleno de Carnaval, plato
típico andaluz [también se hace en Cataluña: farcit de Carnestoltes]
que se preparara antes de la Cuaresma. Ambas las he reproducido con mucho
cariño y nostalgia.
En
su lecho de muerte, recluida en sí misma ante la gran prueba que había de
pasar, solamente nos dijo estas palabras: “cuidad al papa”. Así que nosotros
nos hemos dedicado a cuidar al “parchoso”
que nos tocó por padre, con la misma dedicación que si hubiera sido ella.
Muy bonito. Qué pena y qué nostalgia. Se la echa mucho de menos.
ResponderEliminarAixxx Tomàs m’han encantat els escrits que feia la teva mare🩷
ResponderEliminarque bonica i tendre era 💫
que orgullosa estaba de la familia, ens demostra l’importacia de tenerla i cuidarla.
Qué joya has encontrado, Tomás. Seguro que te emocionaste. Es muy bonito.
ResponderEliminarMe ha encantado, Tomás.
ResponderEliminarEs emocionante encontrar escritos de nuestras madres que nos cuentan cómo se sentían y la vida que llevaban. ¡Qué feliz era tu madre!
Un abrazo, Tomás
Adelaida
Quin llegat us ha deixat!. Emotius escrits. Deixa plasmada una sensibilitat, una saviesa i un amor incondicional cap a la família digne de respecte. Una abraçada. Xus.
ResponderEliminarQue bonic! Una persona senzilla que va dedicar la seva vida a cuidar la seva família I deixa un record imborrable.
ResponderEliminarEscritos muy bonitos y tiernos. Qué suerte haberlos encontrado, Tomás!.
ResponderEliminarSe nota que había sido y era una mujer feliz y orgullosa de su familia.
Me encanta también la foto. No sé cómo lo hacían, pero en estas fotos antiguas en blanco y negro de nuestras madres y tías, todas parecen actrices de cine.
Felicidades.
Maria González
Me recuerda enormemente a mis principios en Catalunya.
ResponderEliminarFormar una familia lejos de los seres más queridos que quedaban infinitamente lejos ( los viajes no eran como ahora…)
Una mujer, sin duda, luchadora y agradecida a la vida pir todo lo que le dió.
Pilar Márquez
¡Muchas gracias a todas por vuestros cariñosos comentarios!
ResponderEliminarEs un placer escribir para vosotras.
A tí por ilustrarnos! 😘
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