Carlos Fuentes (1928-2012)
Sorprendente,
por no esperada todavía, ha sido la muerte del gran escritor y pensador
mexicano Carlos
Fuentes (Panamá, 1928) en un hospital de la ciudad de México ayer martes 15 de mayo por la noche. Inesperada porque concedió una entrevista a El
País publicada el 14/05/2012
donde hablaba de su última novela recién terminada Federico en su balcón y mantenía su juventud creativa con un par de
obras más en proyecto.
Todo un
caballero, elegante: siempre vestía de forma impecable, hombre de una gran cultura, sentido del
humor y también gran lector. De él nos quedan una veintena de novelas y varios ensayos
que han enriquecido y ayudado a entender ese crisol de pueblos y culturas llamado México y su difícil
relación con los Estados Unidos.
Mi conocimiento
de él se remonta al curso que impartió en la UIMP de Santander del 18 al 22 de
agosto de 2003 titulado Poyanna de noche:
cinco lecturas de novela norteamericana. Desde entonces he leído las
siguientes obras: Cambio de piel (1967);
En esto creo (2002); Gringo viejo (1985); El instinto de Inez (2001); Los años con Laura Díaz (1999); Terra nostra (1975); La región más transparente (1958); La muerte de Artemio Cruz (1962). A modo
de despedida os dejo la introducción que da inicio al curso mencionado.
LECCIÓN 1: El
corazón delator: Hawthorne, Poe, Melville.
“Existen dos
tipos de literatura: la fundacional optimista, de azúcar, Polyanna la niña
feliz, y la literatura crítica que llamaremos Polyanna de noche. Hay una línea
de excelencia en la novela norteamericana. Yo (Carlos Fuentes) viví como el
“nuevo trato” (New Deal) americano
condujo la crisis del año 29 por medios democráticos frente a los fascismos y
totalitarismos. Para los americanos la historia empieza en 1776. No tienen una
cultura pagana o cristiana como la europea y la sudamericana, la suya es plenamente
protestante, tienen una visión idílica del pasado y utópica hacia el futuro. El
“sueño americano” (American dream) y
“El sistema de vida americano” (American
way of life), les lleva a tener una imagen beata y optimista de la vida.
Polyanna es la niña feliz, optimista, fue escrita por Eleanor H. Porter
(1868-1920); en el cine estaría representada por Mary Pickford. Nada la
derrota, nada borra su sonrisa. La imagen de los Estados Unidos, rústica,
campesina, inocente. La naturaleza es benigna, familiar y progresista. Hay una
fe positiva en el progreso, es una nación pragmática y utilitarista. El nuevo
mundo americano frente al viejo mundo europeo caduco. Sin embargo el gusano en
la manzana del edén americano es el maniqueísmo, la lucha entre el bien y el mal
absolutos, de una tremenda rigidez. No existen los indígenas para los
americanos, los puritanos los consideran una fuente del mal.
El sueño
ilustrado americano surge en Filadelfia (son cuáqueros), Franklin, Jefferson,
Payne. La igualdad, la democracia y el principio de división de poderes
(Montesquieu), la perfectibilidad del hombre (Condorcet) y la idea de progreso.
Se redactan los papeles fundacionales de la nación americana, el derecho a
buscar la felicidad, es la única constitución que lo recoge. Ilustración frente
a puritanismo, con estas dos ideas contradictorias nace la nación americana”…
No me había enterado. Estoy en Valencia y hoy no he seguido las noticias. Gracias por comunicárnoslo. Me sumo a tu homenaje.
ResponderEliminarUn abrazo
Adelaida de Sarraga
Enviado desde mi iPad
Xavalin, se te acumula la faena, ánimo que a nosotros nadie nos hará una “puta” reseña,
ResponderEliminarUn cordial saludo
Aurelio Hidalgo
Siento decirte Aurelio que al final tu reseña te la hice yo.
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