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Mostrando las entradas etiquetadas como Venecia

(L178) Cartas desde Venecia (1974)

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Henry James, Cartas desde Venecia (1974) Aparte de su utilidad como fuente de datos sobre la vida y obra de Henry James (1843-1916) , las cartas tienen un valor intrínseco como obras literarias. Son sólo veinte cartas, pero forman parte del itinerario vital, estético y emocional desde la llegada como turista al hotel Barbesi con 26 años hasta la partida casi cuarenta años más tarde dejando los salones del Palazzo Barbaro “más adorable que nunca”, no falta nada. El deslumbramiento artístico que le produce Tintoretto se entremezcla con el torrente de luz deslumbrante reflejado en la laguna un día de verano. Me he ayudado de la excelente introducción de M. Ángel Martínez Cabeza para elaborar el presente comentario. Este volumen sigue y acompaña al de Horas venecianas (Italian hours, 1909) y presenta con luz más clara al círculo de norteamericanos afincados en Venecia con quienes James establece distintos grados de amistad, empezando por Katharine y Arthur Bronson, que se i...

(L150) Marca de agua (1992)

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Joseph Brodsky, Marca de agua (1992) El libro que hoy comento no es propiamente un libro sobre Venecia, es un libro de un enamorado de la ciudad, de sus brumas invernales y de su atmosfera de lugar salida de otro tiempo. Se trata de Marca de agua (1992) del poeta y escritor ruso/americano Joseph Brodsky (1940-1996) . Venecia está presente en todas y cada una de sus páginas. El libro está recorrido por el espíritu de Venecia, porque el espíritu de Venecia no se encuentra únicamente en sus atardeceres, sino también, y quizá sobre todo, en las inclemencias del tiempo, tiempo atmosférico y tiempo histórico, por supuesto. También en sus olores, es un asunto como nos dice él mismo de moléculas: “Un olor es una violación del equilibrio en el nivel de oxígeno, una invasión de este elemento por otros, ¿metano?, ¿carbono?, ¿sulfuro?, ¿nitrógeno? Dependiendo de la intensidad de la invasión se obtiene un aroma, un olor o un hedor. Es un asunto de moléculas, y la felicidad, supongo...