(L42) Ética de la razón cordial (2007)


Adela Cortina, Ética de la razón cordial (2007).

Afortunadamente tenemos una pléyade, o más bien un póquer de ases, de filósofas y pensadoras españolas de lo más interesante desde María Zambrano (1904-1991): Victoria Camps (Barcelona, 1941), con una fascinante Historia de la ética (3 vols.); Amelia Valcárcel (Oviedo, 1950), Ética contra estética (1998); Adela Cortina (Valencia, 1947), con la obra que tratamos hoy, y Celia Amorós (Valencia, 1944), La gran diferencia y sus pequeñas consecuencias (2005).

En esta obra Adela Cortina nos presenta cinco escenarios donde se ha movido la ética a lo largo de su historia:

1.- El interés del más fuerte (Maquiavelo y Hobbes).
2.- Sentimientos sociales (anglosajones Hume, Smith, Stuart Mill, etc.).
3.- Capacidad autolegisladora (Kant).
4.- Los valores (Scheler, Hartman, Ortega).
5.- El vínculo comunicativo (Apel y Habermas).

Una vez analizados los pros y los contras de los cinco escenarios nos propone el suyo que consiste en el reconocimiento cordial: “la compasión es el motor de ese sentido de la justicia que busca y encuentra argumentos para construir un mundo a la altura de lo que merecen los seres humanos, es el vínculo compasivo que brota de lo más profundo del corazón. Conocemos la verdad y la justicia no sólo por la argumentación, sino también por el corazón”. “Sin capacidad para indignación podemos no percibir las injusticias”.

Nos da unos principios para una ética cordial: a) La no instrumentalización de las personas (principio de no instrumentalización); b) Empoderarlas, potenciar sus capacidades (principio de las capacidades); c) Distribuir equitativamente las cargas y los beneficios (principio de la justicia distributiva); d) Tener dialógicamente en cuenta a los afectados por las normas (principio dialógico); e) Minimizar el daño a los seres sentientes no humanos y trabajar por un desarrollo sostenible (principio de responsabilidad por los seres indefensos no humanos).

Al final del libro nos recomienda organizar la vida con inteligencia. No centrarnos en el cortoplacismo y ponernos metas a medio y largo plazo. Cultivar las virtudes (El ejemplo de Jane Austen en Sense and Sensibility (p. 251). El nivel de ingreso de una sociedad no está directamente relacionado con su nivel de bienestar. “Entre el exceso y el defecto: el arte de optar por la moderación, propio de las virtudes clásicas, tan estrechamente relacionado con el logro de una vida de calidad”. Consejos que ha de seguir el prudente. Saber y mantener el sentido de la justicia: “lo que al otro y a mí se nos debe en justicia es lo que merecemos como personas. ¿Y qué merecemos como personas? Lo justo es que todas las personas gocen de alimento, vivienda, vestido, educación, atención en tiempos de vulnerabilidad, libertad de expresarse, formarse su conciencia y orientar personalmente su vida”.

También destaco de la misma autora los libros Por una ética del consumo (2002), Ética sin moral (1990), Ética mínima (1986).

Concluyo con una frase de Adela Cortina que es toda una declaración de principios “Quien pregunta ‘libertad, ¿para qué?’ –recordemos- es que ha nacido para servir”.

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