(G132) Restaurant Emporium (Castelló d'Empúries, Girona)


Aprovechando la visita a Peralada, para escuchar “recitar” a Franco Battiato en los bonitos jardines del Castillo, decidí comer en el restaurante Emporium, calle Santa Clara, 31. El restaurante así como el hotel anexo del mismo nombre lo regenta la familia Jordà formada por el matrimonio y sus dos hijos gemelos.

Su propuesta de cocina es la tradicional empordanesa puesta al día con productos de la zona y de origen mayoritariamente ecológico. Intentando relacionar los elementos que le rodean para ligar la cocina estacional y el paisaje de l’Alt Empordà. Ofrecen tres menús pero nos decidimos por la carta.

Para empezar nos ofrecieron una degustación de cuatro aceites de la zona empordanesa. Pasando de los más suaves a los más picantes (foto): muy ricos. Los acompañamos con unos panes excelentes: de nueces y pasas, de pagés, de coca, de olivas, de tomillo, etc. Los entrantes no nos acabaron de convencer: cucurucho de helado de vinagre, unas galletas oreo y unas cortezas picantes (foto).




De primeros unas Gambas rojas aliñadas con tomate, almendras y verdolaga, con helado de almendra y aceite de oliva (foto), muy buenas y originales. El sabor es el de una sopa fría pero que no se parece a las tradicionales (ajoblanco, gazpacho o vichyssoise). Deseo destacar la originalidad de los sabores de sus platos. Intentan crear y ser ellos mismos. Su comida no se parece a la de otros restaurantes de similar categoría que son técnicamente correctos pero que carecen de alma.



Seguimos con un Pulpo y morralets al pimiento rojo con patata, algas y tinta (foto), muy bueno. Los morralets son unas pequeñas sepias del mediterráneo.



La comida la acompañamos con unas copas de Blanc dels Aspres 2016 de Cantallops. Una garnacha blanca criada en sus lías durante cinco meses con un paso breve por madera. La primera impresión aromática nos evoca una nota de miel de flor de naranjo, que no da una buena sensación de frescor. Seguidamente se hacen presentes el mango maduro, la ralladura de piel de limón y el tomate de colgar que se complementan con aromas más consistentes de brioche, pistacho y manzana al horno.

De segundos unos Calamares de potera rellenos de botifarra negra de perol, alcachofas y romesco (foto), excelente combinación de mar y montaña. Le siguió un Solomillo tartar de vaca de l’Albera con mostaza a la antigua, cebolla y especies (foto), plato también digno de destacarse.




Como postres un Chocolate negro, con plátano al ron, avellanas y anís verde (foto), bueno y contundente. Lo acompañamos con un vino dulce El Puput. Se trata de un monastell de Alella criado durante siete meses en barricas de roble para que alcance unos grados más, lo que no le impide ser un vino dulce sedoso y suave. En nariz huele a fruta confitada, ciruelas, higos secos y notas cítricas de piel de naranja.



Los cafés e infusiones con unos petite fours (foto) buenos y originales: bombones de cerveza y de menta. 



A veces me olvido de comentar el servicio de sala que en este caso fue impecable. Supieron aconsejarnos para mejorar la experiencia gastronómica sabiendo captar nuestros gustos y sensibilidad.

Precio medio por persona 60/70 euros más bebidas. Fecha de la visita el 22 de julio de 2017.

PUNTUACIÓN: 8

Comentarios

  1. Hola, Tomás:
    Primero que nada: FELIZ VUELTA AL TRABAJO.
    Y en segundo lugar: ¡este restaurante no nos lo podemos perder! Lo has puntuado con un 8, ¿te das cuenta? Un 8! Debe ser fantástico... Bueno, ya sabes, es broma. La verdad es que todos los platos parecen extraordinarios.

    Gracias por documentarnos tan bien. Y además te vemos disfrutar y eso nos hace felices. Jeje.
    Un abrazo

    Adelaida

    ....UN 8! Jejeje

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