(L699) Rebeca (1938)

Daphne du Maurier, Rebeca (1938)

Hoy os traigo la novela que inspiró la conocida película de Alfred Hitchcock, Rebeca (1940). Su autora fue la escritora inglesa Daphne de Maurier (1907-1989). Un ejemplo de novela romántica gótica del siglo XX que se deja leer con agrado.

Argumento: La segunda esposa de Max de Winter, de quien no sabemos su nombre, es la que nos cuenta en primera persona el relato. “Anoche soñé que había vuelto a Manderley. Me encontraba ante la verja del parque, pero durante algunos momentos no pude entrar. La puerta estaba cerrada con candado y cadena. Llamé en sueños al guarda, pero nadie me contestó, y cuando miré detenidamente a través de los barrotes mohosos de la verja, vi que la caseta estaba abandonada. No humeaba la chimenea y las ventanucas y sus celosías bostezaban en su abandono. Entonces, como todos los que sueñan, me sentí de repente dotada de una fuerza sobrenatural, y atravesé como un espíritu la barrera que me detenía. Serpenteaba el camino ante mí, retorcido y tortuoso como siempre, pero según avanzaba, noté que había cambiado; ahora era estrecho y estaba descuidado, no como yo lo había conocido. Al principio me extrañó y no comprendía lo que había pasado; pero cuando tuve que bajar la cabeza, para no tropezar con una rama que cruzaba el camino, me di cuenta de lo ocurrido. La naturaleza había reconquistado lo que fue suyo y, poquito a poco, con sus métodos arteros e insidiosos, había ido invadiendo el camino, extendiendo por él sus dedos largos y tenaces. El bosque, siempre amenazador, incluso en tiempos pasados, había triunfado al fin”.

En el Hôtel Côte d’Azur de Montecarlo una señorita, de quien tampoco sabemos su nombre, ejerce de dama de compañía de la señora Van Hopper. Allí coinciden con Max de Winter quien se está recuperando de la muerte de su esposa. Como la señora Van Hopper es bastante chismosa lo invita a tomar café con ellas. La anciana coge la gripe y nuestra protagonista traba amistad con Max. “Me acompañó hasta el ascensor, y me vino a la memoria el día anterior, la lengua incansable de la señora Van Hopper, la fría contestación de nuestro acompañante. Lo había juzgado mal. No era ni estirado ni sarcástico. En un día se había convertido en el amigo de toda la vida, en el hermano que nunca tuve. Me encontraba de muy buen humor aquella tarde de la que tan bien me acuerdo. Me parece estar viendo el cielo adornado con los rizos vaporosos de las nubecillas, y el mar alegre de espuma blanca. Aún siento en la cara el viento, y oigo mi risa y el eco de la suya. No era aquél el Montecarlo que conocía, o puede que lo cierto fuese que le encontraba un encanto nuevo. Brillaba con una luz nueva, y hasta entonces lo había mirado con ojos empañados. El puerto se movía juguetón, lleno de inquietos barquichuelos de papel; los marineros del muelle parecían joviales, sonrientes, alegres como la brisa”.

Se nos hace saber que Rebeca, la primera esposa de Max, murió ahogada en un extraño accidente en un lago próximo a Manderley. La señora Van Hooper ha decidido volver a Nueva York precipitadamente. Su dama de compañía está desolada puesto que se ha enamorado de Max. Él le pide que se casen. Tiene 42 años y ella 21, es tímida y sin experiencia en la vida.

Siete semanas después el matrimonio se dirige a la mansión de Manderley (cercana a la ciudad de Exeter) donde son recibidos con curiosidad por los empleados de la mansión. La señora Danvers, el ama de llaves, es una mujer muy rara que se ocupa de todo con eficiencia. “No recuerdo sus palabras, pero me dio la bienvenida, en nombre propio y en el de la servidumbre, con un discurso ceremonioso y muerto como su mano. Cuando hubo terminado, quedó en espera de mi contestación, y yo enrojecí y tartamudeé al dar las gracias, al mismo tiempo que dejé caer, descuidada, los guantes al suelo. Se inclinó ella para recogerlos; cuando me los daba, vi una ligera sonrisa despectiva en sus labios, y adiviné al punto que me había juzgado una palurda.

Un no sé qué en su cara me dio una sensación de intranquilidad, y hasta cuando volvió a ocupar su lugar cerca de los demás, veía aquella figura negra, en pie, sola, aislada, distinta, y aunque ya callada, sabía yo que no me quitaba ojo”.

Comentario: Rebeca es una novela psicológica de clara raíz folletinesca, ​un relato romántico y gótico con algunas similitudes con Jane Eyre, la novela que escribiera Charlotte Brontë en 1847: protagonistas jóvenes, abrumadas por la duda, lujosas mansiones situadas en desolados parajes, el peso del pasado y de los difuntos, pavorosos incendios y finales aparentemente felices. La podríamos calificar como literatura de evasión sin más pretensiones, pero sin embargo tiene algo más que ofrecernos. Existe la posibilidad que fuera un plagio de la novela La sucesora de la escritora brasileña Carolina Nabuco.

Ella es tímida, insegura y de clase inferior, puesto que además se siente así. No es su marido quien le hace sentirse pequeña, sino el servicio. La criada le dice que ella nunca será como la anterior señora. A esta empleada le duele verla tocar las cosas de su verdadera señora, que se siente en su escritorio o disponga de sus vestidos.

La relación entre la pareja es ambigua y bastante desigual. Ella dice lo siguiente: “¿Sabes que te quiero más que a nada en el mundo? Para mí no existe otra persona. Eres mi padre, mi hermano, mi hijo. Todo en uno”.

Creíamos que el viudo era el señor de la casa, pero si pensamos en el amor desmedido de la señora Danvers hacia la señora muerta, quizá la viuda sea ella. Algunos pasajes oscuros de la novela podrían dar a entender que existió algún tipo de enamoramiento, al menos en una dirección.

A pesar de estar alejada de los gustos del siglo XX la novela tuvo mucho éxito cuando se publicó, acrecentado también por la adaptación que hizo Hitchcock al cine bajo la tutela del poderoso productor David O. Selznick.

BILBIOGRAFIA

Miquel-Baldellou, M. (2018). «Quería ser mayor»: género y envejecimiento en Rebecca de Daphne Du Maurier y Mrs de Winter de Susan Hill. 1616: Anuario De Literatura Comparada, 8, 87–105.

Alfred Hitchcock, Rebecca, United Artists, USA, 1940, 130 minutos.

Daphne du Maurier, Rebeca, Plaza & Janés, Barcelona, 1998.

Francisco de Asís Pastor Pérez, Rebecca. La revolución (sexual) de las criadas, Cadena Ser, 02/01/2019.

Carlos Sala, La otra ‘Rebecca’ de Daphne du Maurier: el turbador cuento sobre un muñeco sexual adelantado a su tiempo, El País, S Moda, 12/09/2020.

Juan Manuel de Prada, La sucesora, ABC, 03/02/2017.

Comentarios

Entradas populares de este blog

(L232) Anatomia de un instante (2009)

(L187) El jinete polaco (1991)

(L116) La Regenta (1884) – 4.- Estructura, personajes y modo narrativo.