(L63) Oda a la vida retirada (1631)


Fray Luis de León, Oda a la vida retirada (1631)

Durante el renacimiento, época de guerras y peligros, los escritores basándose en la antigüedad clásica y sobre todo en el modelo de las Odas de Horacio desarrollan cuatro temas predilectos: el Beatus Ille (la alabanza de la vida en el campo frente a la más agitada de la ciudad), el Carpe diem (Vive el momento, no lo malgastes pues pronto morirás, Memento mori), el Locus amoenus (un lugar donde la realidad se idealiza) y el Tempus fugit (el tiempo huye de tus manos, se te escapa). Aquí os transcribo la magnífica Oda a la vida retirada de Fray Luis de León (1527-1591) que forma parte del primer grupo.

Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido.

Que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes del estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio moro, en jaspes sustentado.

No cura si la fama
canta con voz su nombre pregonera,
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.

¿Qué presta a mi contento
si soy del vano dedo señalado,
si en busca de este viento
ando desalentado
con ansias vivas, con mortal cuidado?

¡Oh monte, oh fuente, oh río!
¡Oh secreto seguro deleitoso!
Roto caso el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestüoso.

Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de a quien la sangre ensalza o el dinero.

Despiértenme las aves
con su cantar süave no aprendo,
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
el que al ajeno arbitrio está atendido.

Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.

Del monte en la ladera
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto.

Y como codiciosa
de ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.

Y luego sosegada
el paso entre los árboles torciendo,
el suelo de pasada
de verdura vistiendo,
y con diversas flores va esparciendo.

El aire el huerto orea,
y ofrece mil olores al sentido,
los árboles menea
con un manso ruïdo
que del oro y del cetro pone olvido.

Ténganse su tesoro
los que de un flaco leño se confían:
no es mío ver el lloro
de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porfían.

La combatida antena
cruje, y en ciega noche el claro día
se torna, al cielo suena
confusa vocería,
y la mar enriquecen a porfía.

A mí una pobrecilla
mesa de amable paz bien abastada
me baste, y la vajilla
de fino oro labrada
sea de quien la mar no tema airada.

Y mientras miserable-
mente se están los otros abrasando,
con sed insacïable
del no durable mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.

A la sombra tendido
de yedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oído
al son dulce acordado
del plectro sabiamente meneado.

Comentarios

  1. Ostres jo també tinc una foto que estic reposant. Hauria' m de fer un concurs de quantes persones del club del lectors tenen una foto del mateix lloc.
    Salutacions i gràcies per la feina que fas.
    Elvira

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  2. Hola Tomàs,

    M'agrada veure't tombat al mig de la natura, per mi també és un plaer.

    Sols coneixia la primera estrofa de l'oda de Fray Luis de León, m'agrada. Menys mal que et tinc a tu que mica a mica en vas introduint en el món de la literatura.

    Rosa Sanromà

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  3. me gusto mucho la oda de fray de leon sobre la vida retirada pero tambien deberia haber una oda sobre la vida agitada de la ciudad y de muchos temas mas `porque hay muchos temas de que hablar !!!!!!!!!!! pero igual me gusto habla la vida en realidad como es

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