(L92) Romancero gitano (1928)


Federico García Lorca, Romancero gitano (1928)

Aprovechando una visita a Granada (abril de 2009) se nos ocurrió visitar la casa natal de Federico García Lorca (1898-1936) en Fuente Vaqueros y también la casa de veraneo de su familia en Granada, llamada La Huerta de San Vicente. Para ambientarme un poco compré el Romancero Gitano (1928) en una edición muy bonita de la Editorial Comares de Granada. ¡Quién no ha leído este libro en la escuela! Antes se leía poesía en la escuela, sí, afortunadamente no todo era “Formación del espíritu Nacional” aunque nadie nos dijo que Lorca era rojo, ni que lo mataron los nacionales. Nos quedaba lo mejor de él, la luz, el color y la fuerza y torrencialidad de sus versos. Quien no recuerda los poemas El romance sonámbulo, Prendimiento y Muerte de Antoñito el Camborio, Romance de la luna, luna, etc.

Romance sonámbulo

Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas.

Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.

Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.

Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
dejadme subir, dejadme,
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.

Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.

Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está mi niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!

Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche su puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos,
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.

El Romancero Gitano contiene gran cantidad de símbolos. Los principales, junto con su significado, son: los metales (cuchillos, yunque, anillos...): representan la vida de los gitanos y la muerte. El aire o viento: el erotismo masculino. El color verde: la muerte. El espejo: el hogar y la vida sedentaria. El agua: (en movimiento) la vida, (en reposo) la pasión estancada. El caballo: la pasión desenfrenada que conduce a la muerte. La luna: aparece 218 veces, simbolizando la muerte. El alcohol: la negatividad. La leche: lo natural. La mujer: el erotismo. El color negro: la muerte. El color blanco: la vida, la luz.

Con este lenguaje poético tan elaborado, pero captado por instinto, sobredimensionado estéticamente, crea y expresa una mitología personal de raíces populares y proyecta una visión simbólica del mundo gobernado por profundas pasiones elementales en torno a los temas del amor y de la muerte. Aunque el hablante parece limitarse a ser un observador imparcial que narra o describe la acción y las escenas seleccionadas, ciertas claves lingüísticas delatan su simpatía y admiración por los personajes (aquí los gitanos) que cifran el riesgo de la libertad y la pasión de amar hasta la muerte. De hecho, su voz narrativa se superpone o se funde con la de ellos. Por el contrario, también refleja (mediante una adjetivación y valoración denigratorias) su hostilidad contra otros personajes, los guardias civiles, que personifican las coerciones del poder, emblemas de una sociedad represora o, en un plano existencial, de las fuerzas negativas en la lucha por la vida. Tal categorización se alcanza a partir de símbolos evocadores que van definiendo un mundo de fuerzas oscuras y de pasiones irracionales: viento, luna, naturaleza, noche, madrugada, sueño, caballo, cuchillo, sangre... con la omnipresencia de la Muerte, en primer plano o presentida, y casi siempre violenta.


Comentarios

  1. ¡Fantástico!
    Si estuviera todavía en las aulas les diría a mis alumnos que fuesen a vuestro blog a leer este artículo. Volveré a él otro día.
    Un abrazo.

    Me estoy haciendo incondicional ¿o me lo parece?

    Adelaida de Sagarra

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  2. VERDE QUE TE QUIERO VERDE…

    Un saludo,
    Aureli Hidalgo

    ResponderEliminar

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