(L196) El Aleph (1949)
Jorge Luis
Borges, El Aleph (1949)
El saber y la sensibilidad
de Jorge Luis Borges (1899-1986) se hallan
unidos con la cultura de todos los países y épocas. Su obra es universalmente
reconocida como una de las escasas empresas literarias del siglo XX que han
inventado nuevas realidades y explorado territorios ignorados. Este libro reúne
dieciocho relatos Quizá los más elogiados y citados sean El Aleph, El inmortal, Los teólogos, Deutsches Requiem y La espera;
que muestran las posibilidades expresivas de la estética borgiana, inimitable
fusión de mentalidad matemática, profundidad metafísica y capacidad poética para
describir el mundo.
ARGUMENTO DE LOS RELATOS:
1.- El inmortal narra la historia de un
tribuno, Marco Flaminio Rufo, de la legión romana de Berenice frente al mar
Rojo. La llegada de un jinete ensangrentado y rendido del Oriente le descubre
la existencia de la ciudad e los Inmortales. “Algunos prisioneros mauritanos
confirmaron la relación del viajero; alguien recordó la llanura elísea, en el
término de la tierra, donde la vida de los hombres es perdurable; alguien, las
cumbres donde nace el Pactolo, cuyos moradores viven un siglo. En Roma,
conversé con filósofos que sintieron que dilatar la vida de los hombres era
dilatar su agonía y multiplicar el número de sus muertes.”1 Apoyado
por Flavio, procónsul de Getulia marcha en busca de la misteriosa ciudad. “Ser inmortal es baladí; menos el hombre,
todas las criaturas lo son, pues ignoran la muerte; lo divino, lo terrible, lo
incomprensible, es saberse inmortal.”2 “La muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los hombres.
Estos conmueven por su condición de fantasmas; cada acto que ejecutan puede ser
el último; no hay rostro que no esté por desdibujarse como el rostro de un
sueño. Todo, entre los mortales, tiene el valor de lo irrecuperable y de lo
azaroso.”3
2.- El muerto Benjamín Otálora. El
protagonista tiene que dejar Buenos Aires por un asesinato. En Uruguay trabaja
para el contrabandista Bandeira. Posee ambición y quiere suplantar al patrón.
3.- Los teólogos. La herejía de “los
monótonos” profesaba que la historia es un círculo y que nada es que no haya
sido y que no será. Son conocidos como los heréticos de la Rueda. Ameliano
coadjuctor de Aquilea escribe un tratado para refutarlos, sin embargo, Juan de
Panoia escribe uno mejor. En el Concilio de Pérgamo el heresiarca Euforbo es
condenado a la hoguera; cayó la Rueda ante la Cruz. Sin embargo, la pugna entre
los dos teólogos continúa.
4.- Historia del guerrero y la cautiva. La
historia del guerrero lombardo Droctulft en el asedio de Rávena y de la inglesa
que vivía con los indios.
5.- Biografía de Tadeo Isidoro Cruz. “Cuando
Tadeo murió de una viruela negra no había visto jamás una montaña ni un pico de
gas ni un molino. Tampoco una ciudad.”4
6.- Emma Zunz recibe una carta donde se le
comunica la muerte de su padre, Manuel Maier, acusado de desfalco. Emma sabe
que fue el señor Loewenthal el responsable y trama vengarse.
7.- La casa de Asterión donde el
protagonista vive prisionero en la casa de infinitas puertas.
8.- La otra muerte. El coronel Dionisio
Tavares explica la batalla de Masoller y la historia de Pedro Damian.
9.- Deutsches Requiem. Otto Dietrich
Zurlinde explica su historia la noche antes de ser ajusticiado. Unos disturbios
le ocasionan la pérdida de una pierna y no puede ir a la guerra. En febrero de
1941 lo nombran subdirector del campo de concentración de Tarnoitz. “En el
primer volumen de Parerga und Paralipomena5
releí que todos los hechos que pueden ocurrirle a un hombre, desde el instante
de su nacimiento hasta el de su muerte, han sido prefijados por él. Así, toda
negligencia es deliberada, todo casual encuentro una cita, toda humillación una
penitencia, todo fracaso una misteriosa victoria, toda muerte un suicidio. No
hay consuelo más hábil que el pensamiento de que hemos elegido nuestras
desdichas; esa teleología individual nos revela un orden secreto y
prodigiosamente nos confunde con la divinidad.”6
10.- La busca de Averroes. Averroes busca el
significado de las palabras tragedia y comedia en Aristóteles sin saber, ni
haber visto nunca, lo que es un teatro.
11.- El Zahir. La muerte de Teodelina
Villar, reina de la perfección. El Zahir es una moneda de veinte céntimos que llega
a manos del protagonista. La obsesión al desprenderse del Zahir, no puede dejar
de pensar en él. “Una moneda es, en rigor, un repertorio de futuros posibles.
El dinero es abstracto, repetí, el dinero es tiempo futuro. Puede ser una tarde
en las afueras, puede ser música de Brahms, puede ser mapas, puede ser ajedrez,
puede ser café, puede ser las palabras de Epicteto, que enseñan el desprecio
del oro. Es tiempo imprevisible, tiempo de Bergson, no duro tiempo del Islam o
del Pórtico. Los deterministas niegan que haya en el mundo un solo hecho
posible, id est un hecho que pudo
acontecer; una moneda simboliza nuestro libre albedrío.”7
12.- La escritura del Dios. Tzinacán es un
mago que yace prisionero de los españoles. Durante su cautiverio intenta
comunicarse con el Dios Jaguar.
13.- Abenjacán el Bojarí se construye una
casa en Pentheath con un laberinto para que no lo puedan encontrar sus
perseguidores ya que cometió un crimen.
14.- Los dos reyes y los dos laberintos.
15.- La espera. El señor Villari llega a un
hotel para alojarse. Pasan semanas, lee las columnas de un diario esperando la
noticia de la muerte de su enemigo temiendo al mismo tiempo que lo descubra en
su escondite.
16.- El hombre en el umbral. La extraña
desaparición del juez escocés Alexander Glencairn en una ciudad de la India.
17.- El Aleph. Me atrapa, conmueve y perturba su espectacular inicio: “La candente mañana de febrero en que
Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo
instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro
de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios;
el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se
apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita.
Cambiará el universo, pero yo no, pensé con melancólica vanidad; alguna vez, lo
sé, mi vana devoción la había exasperado; muerta, yo podía consagrarme a su
memoria, sin esperanza, pero también sin humillación.”8
El protagonista
cada treinta de abril, fecha del aniversario de Beatriz Viterbo, visita a su
padre y al primo carnal de ésta Carlos Argentino, que es poeta y se propone
versificar la redondez del planeta. Van a demoler la casa de sus padres,
entonces le comunica a Borges que existe un Aleph. Un Aleph es “uno de los
puntos del espacio que contiene todos los puntos.”9 “Todo lenguaje
es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores
comparten; ¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa
memoria apenas abarca? (…) el problema central es irresoluble: la enumeración,
siquiera parcial, de un conjunto infinito. En ese instante gigantesco, he visto
millones de actos deleitables o atroces; ninguno me asombró como el hecho de
que todos ocuparan el mismo punto, sin superposición y sin transparencia. Lo
que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré, sucesivo, porque el
lenguaje lo es.”10
18.- La intrusa. Es la historia de los
hermanos Nilsen, dos criollos de origen escandinavo. La paz entre ellos se
rompe cuando uno lleva a casa a la bella Juliana Burgos.
Otras obras de
Borges que he leído y que os recomiendo son: Historia universal de la Infamia (1935); Historia de la eternidad (1936); Ficciones (1944); Otras
inquisiciones (1952); El hacedor
(1960); El informe de Brodie (1970); El libro de arena (1975) y cómo no su
obra poética.
NOTAS:
1. Jorge Luis
Borges, El Aleph, Alianza Editorial,
Madrid, 1994, p. 9
2. Ibídem, p. 21
3. Ibídem, p. 23
4. Ibídem, p. 56
5. Obra
filosófica escrita por Arthur Schopenhauer y publicada en 1851.
6. Jorge Luis
Borges, El Aleph, Alianza Editorial,
Madrid, 1994, pp. 86-87
7. Ibídem, pp. 109-110
8. Ibídem, pp. 155-156
9. Ibídem, p. 165
10. Ibídem, p. 168-169
Sin duda el genial Borges merece este excelente comentario. ¡No dejéis de leer su obra poética!
ResponderEliminarBesos,
Beatriu
Hola, Tomás: qué magnífico autor es Borges. me encantó El Aleph; a ver si lo rescato y lo releo.
ResponderEliminarTu estudio creo que, una vez más, es magnífico.
Un abrazo,
Adelaida