(BA16) Paul Cézanne en el Thyssen-Bornemisza de Madrid (2014)
En 1969, el
artista Robert Smithson propuso una nueva interpretación de la obra de Paul Cézanne (1839-1906).
Para Smithson, la pintura de Cézanne había sido tergiversada por los cubistas,
reduciéndola a un juego de formas casi abstracto. Frente a esa simplificación
formalista, Smithson subrayaba la necesidad de recobrar la referencia física en
la obra del pintor; su fuerte vinculación con ciertos lugares del territorio
provenzal.
El subtítulo de
la exposición, site/non-site, evoca
una pareja de conceptos forjada por Smithson en su propia creación, planteando
la dialéctica entre el trabajo al aire libre y el estudio. Esta dialéctica se
refleja a su vez en la relación entre paisaje y naturaleza muerta. En la obra
de Cézanne, el paisaje es el género dominante, identificado (como en sus
compañeros impresionistas) con la práctica de la pintura al aire libre. Pero, a
diferencia de los impresionistas, Cézanne otorga también una importancia
decisiva a un género propio del taller: la naturaleza muerta. Cézanne cultivará
ambos géneros pictóricos a lo largo de toda su carrera y establecerá una íntima
conexión entre ellos, introduciendo en sus bodegones elementos paisajísticos y,
recíprocamente, llevando a sus paisajes el orden de la naturaleza muerta.
Escribió Robert
Mortherwell en 1944 que “con Cézanne el paisaje mismo llega a su fin y de él a
los cubistas cambia el énfasis: el tema se vuelve neutral”. Pero la figura del paisaje
no fue la única que pereció. No sé si quiere decir que Cézanne acabó con la pintura
de paisaje o esa responsabilidad se les atribuye a los que vinieron después.
La indiferencia
hacia el tema se convirtió en una consigna para justificar la evolución de la
pintura hacia la abstracción. “Igualdad de todas las cosas”. Cézanne pintando
con los mismos ojos y la misma alma un frutero, una persona o la montaña
Sainte-Victoire. Cézanne es el origen de la transición hacia el cubismo. Sus discípulos
más importantes fueron Braque y Picasso.
Los paisajes
pintados por Cézanne con su rompecabezas de planos y líneas quebradas, tenían
que fascinar a los cubistas y sus sucesores. La pasión de Cézanne por la geología
como una suerte de anatomía del paisaje le permitía alcanzar la estructura
misma de la tierra bajo la faz pasajera y sus estaciones compartiendo con sus
naturalezas muertas el terreno del estudio. Si sus paisajes son como
naturalezas muertas, así también sus naturalezas muertas son paisajes. El
ejemplo de los bañistas que representan arboles y podríamos considerarlos como
partes integrantes del paisaje.
Visité la gran
exposición conmemorativa que hicieron en Aix-en-Provence, su ciudad natal, en
el Museo Granet con motivo del centenario de su muerte el año 2006. Allí pude
contemplar la montaña que tanto obsesionaba a Cézanne: La montaña
Sainte-Victoire que pintó en más de ochenta ocasiones. Esta exposición constó
de 116 obras procedentes de los museos y colecciones particulares más
importantes del mundo.
La que presenta
el Museo Thyssen es más modesta pero tiene también su encanto y se puede
visitar con comodidad y sin empacho en una hora aproximadamente. Os la
recomiendo a quien pueda escaparse a la antigua capital. Todavía os queda casi mes y medio.
Explica el
comisario de la exposición, Guillermo Solana, antes de compartir su personal
top cinco, por aquello de terminar como se ha empezado, con una lista: Ladera en Provenza (de la National
Gallery), Curva en lo alto del Chemin des
Lauves (Fundación Beyeler), la pareja formada por La montaña Sainte-Victoire y Naturaleza
muerta con flores y frutas (llegadas de Cleveland y Berlín) y Casa en Provenza, obra maestra del museo
de Indianápolis.
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