(L203) El cielo a medio hacer (1962)


Tomas Tranströmer, El cielo a medio hacer (1962)

Dentro de la literatura escandinava que comento no entran Stieg Larsson, Henning Mankel, ni otros autores de novelas policiacas ambientadas en el frío norte. Hoy os traigo una antología poética de Tomas Tranströmer (Estocolmo, 1931), premio Nobel de literatura 2011. Tranströmer es un personaje especial, el año 1990 sufrió una hemiplejia que le impide hablar, solamente lo entiende su esposa Mónica y con medio cuerpo paralizado por la enfermedad toca en el piano obras para la mano izquierda. Sin embargo su cerebro no ha quedado dañado para componer poemas.

Aunque El cielo a medio hacer es el título de una obra poética publicada el año 1962, el libro en castellano es una selección de poemas de toda su obra. En la suerte que pueda tener un poeta de una lengua que no podemos leer ni conocer su musicalidad, en este caso el sueco, buena parte del éxito se debe a la pericia del traductor. En este caso creo que el uruguayo Roberto Mascaró (Montevideo, 1948) no transmite, a mi modo de entender, lo que seguramente es la poesía de Tranströmer.

Por ese motivo para mí la mejor parte del libro es su autobiografía titulada Visión de la memoria (págs. 225-263) donde explica su infancia y nos muestra los miedos y traumas que influirán en la personalidad del adulto.

El poeta Benjamín Prado dice del escritor sueco Tomas Tranströmer, que sus poemas siempre tienen el filo de lo sutil, nos atraviesan "como el navío pasa entre la bruma / sin que la bruma nada perciba", pero no se van dejándonos con las manos vacías. Sus poemas no renuncian jamás al atrevimiento -"hay en medio del bosque un claro inesperado que sólo puede encontrar aquel que se ha perdido"-; tampoco no reniegan de su origen surrealista -"Eluard apretó un botón / y el muro se abrió / y apareció el jardín"-; y son militantes de la literatura y soldados del lenguaje: "Todo tiene sentido dentro del poema, en el que las palabras son como medusas que se deslizan a la deriva como flores después de un funeral marino, si se las alza del agua pierden toda su forma, como cuando una indescriptible verdad es arrancada del silencio". El cielo a medio hacer es una respuesta entera a ese silencio a través de la poesía y la prosa de este escritor.

ARCHIPIÉLAGO OTOÑAL

De pronto, el caminante encuentra aquí el viejo,
enorme roble, como un alce petrificado con su interminable
cornamenta, frente a la fortaleza verdinegra
del mar de septiembre.

Tormenta nórdica. Es el tiempo en que
los racimos de serbas maduran. Despierto en la oscuridad,
oigo a las constelaciones piafar en sus establos,
en las alturas, sobre los árboles.

CARTA DEL TIEMPO

El mar de octubre brilla frío
con su aleta dorsal de espejismos.

Nada queda que recuerde
el blanco vértigo de las regatas.

Una luz ambarina sobre el pueblo.
Y todos los sonidos huyendo, lentos.

El jeroglífico del ladrido de un perro
pintado en el aire sobre el jardín

donde la fruta amarilla engaña
al árbol y se deja caer.

EL CIELO A MEDIO HACER

El desaliento interrumpe su curso.
La angustia interrumpe su curso.
El buitre interrumpe su vuelo.

La luz tenaz se vuelca;
hasta los fantasmas se toman un trago.

Y nuestros cuadros se hacen visibles,
animales rojos de talleres de la Época Glaciar.

Todo empieza a girar.
Andamos al sol por centenares.

Cada persona es una puerta entreabierta
que lleva a una común habitación.

Bajo nosotros, la tierra infinita.

Brilla el agua entre árboles.

La laguna es una ventana abierta.

Comentarios

Entradas populares de este blog

(L56) Las afinidades electivas (1809)

(L111) El mundo de ayer. Memorias de un europeo (1942)

Manuel Vilas, El autor y su obra: La literatura y la vida (2019)