(L43) La isla (1942)


Giani Stuparich, La isla (1942)

Me gustaría destacar a la ciudad de Trieste como cuna o lugar de residencia de escritores tan emblemáticos como James Joyce, Italo Svevo, Scipio Slataper, Umberto Saba o Claudio Magris, entre los más conocidos. Giani Stuparich (Trieste, 1891-Roma, 1961) escribió novelas y ensayos, pero todo el mundo parece coincidir en que su fuerte resultó ser el relato breve y la memoria autobiográfica.

Argumento: Un hijo está pasando las vacaciones en las montañas cuando recibe una carta de su padre que le pide que pasen juntos unos días en su isla natal. Al dirigirse con su padre en barco a la isla evoca el primer viaje que hicieron juntos a Dalmacia cuando tenía diez años. El padre se siente orgulloso del hijo y rememora como le había enseñado a caminar por la vida. La enfermedad del padre es como la enfermedad de sus raíces, su propia enfermedad. Habían realizado una visita al radiólogo, tiene un tumor avanzado en el esófago. La comida en el barco se la preparan medio triturada porqué no la puede deglutir.

El padre sabe que le queda poco tiempo y no quiere perderlo, piensa volver a trabajar. La visión de la costa, los pueblecitos blancos. La travesía es plácida con el mar como una balsa de aceite. Al entrar en la ensenada divisan la antigua casa en lo alto medio derruida. Llegan al puerto, el padre es reconocido, le saludan los lugareños. Se alojan en casa de la vieja Teresa, cenan con la nuera viuda y su hijo seminarista en un ambiente cordial, el calor es tremendo, el aire es transparente y el cielo está estrellado. Utilizan el polvo del crisantemo para ahuyentar los mosquitos. El hijo recuerda la antigua fortaleza del padre. Ahora el padre siente un cangrejo dentro del pecho, presiente su fin, se sostiene en la fortaleza del hijo. El hijo sale a bañarse en la playa, siente el gozo de la fuerza y la salud. Durante la comida el padre se ha tenido que levantar y salir. No se rebela ante la fatalidad de la muerte, sino ante el mal, insidioso y cruel. El hijo descubre que el padre lee la Biblia (el libro de Job), al mismo tiempo ve los sedales preparados para pescar.

Encuentra al padre pescando en el muelle, le esperan para cenar, trae una magnífica lubina de dos kilos, explica excitado cómo la capturó. Anima la reunión, el padre sabe sacar la parte más alegre de las personas. Recuerda las uvas del islote del amor. Se vuelve a atragantar, el esófago se va cerrando, el hijo quiere llevárselo de la isla...

Los temas que trata Stuparich son, entre otros, la relación con el padre, la enfermedad, la búsqueda de sí mismo, la novela de formación ambientada en el paisaje istriano y marino. Todo esto el autor lo cincela con frases cortas, simples pero demoledoras que nos descubren el cielo, el mar y sobre todo la luz de una forma intensa y nueva (vida/muerte/sol/aire/mar). “El hombre nacido en la isla está hecho para moverse por el mundo y para regresar a ella sólo al final de sus días”.

Comentarios

  1. Tengo ganas de leerlo. Esta semana han hablado de él en la Cadena Ser. Dicen que es triste y profundo, con un puntito de optimismo.
    Daniel - Barcelona

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