(L263) De vidas ajenas (2009)
Emmanuel Carrère, De vidas ajenas (2009)
La novela que hoy
comentó del escritor francés Emmanuel Carrère (Paris, 1957) no es un relato de ficción, De vidas ajenas (2009) se basa en la
vida de dos personas que conoció el escritor y de las cuales decidió explicar
cómo fueron sus vidas. La novela trata de la enfermedad, del dolor, de la
muerte, de la pérdida de una madre, de la de una hija, de la amistad, de la
pareja y de todo aquello que es verdaderamente importante en la vida. Eso si, hay que estar muy entero para leerlo, abstenerse personas deprimidas o que atraviesen
en estos momentos eso que se ha dado en llamar “tono bajo”.
Argumento: una pareja de divorciados pasan sus
vacaciones en Ceilán en compañía del hijo que tiene cada uno de sus anteriores
matrimonios. La tentativa de formar una nueva familia ha fracasado. Se ha
producido una ola gigante que ha matado a muchas personas, entre ellas a la
hija pequeña de unos amigos. Poco después se enteran de que un gigantesco tsunami ha afectado a todo el Sudeste
asiático.
De vuelta a
Francia, Hélène y el narrador (Emmanuel Carrère), afectados por todo lo
sucedido, se prometen no separarse más, la tragedia que han vivido les ha
unido. Una vez en París alquilan un apartamento y reciben la noticia de que a
la hermana de Hélène, Juliette, le han detectado un cáncer.
Juliette no tenía
muchas ganas de que volviéramos demasiado pronto: no antes de que se hubiera
repuesto de la quimioterapia. Pasaron dos meses en que ella y Hélène sólo se
hablaron por teléfono. Juliette era de esas personas que procuraba tranquilizar
a sus allegados en lugar de inquietarles, de ahí que las noticias fueran tanto
menos tranquilizadoras. Los médicos, decía ella, eran optimistas, la
combinación de la quimioterapia con un tratamiento reciente, la herceptina,
parecía lograr el retroceso de la enfermedad, Pero se hablaba de remisión, no
de curación, y aunque Juliette la preveía larga, en adelante proyectaba su vida
dentro del plazo de esta remisión. Cuando Hélène le proponía una visita, ella
decía, esperad un poco, esperad a que haga bueno, saldremos al jardín, será más
agradable, y además ahora estoy muy cansada. Estas conversaciones desgarraban a
Hélène. Me decía, con una especie de estupor: mi hermanita se va a morir. Yo la
estrechaba en mis brazos, le apretaba la cara entre las manos, decía: yo estoy
aquí, y es verdad, estaba allí.1
Emmanuel es
realizador de cine y presentará su último film en el Festival de Cannes.
Visitan a Juliette en el hospital, le quedan pocos días de vida. Juliette
dejará a su marido Patrice viudo y con tres niñas pequeñas. Después de su
muerte van a visitar un colega de Juliette (ambos eran jueces) llamado Étienne
al que le amputaron un pierna en su juventud a causa de un cáncer. Étienne les
explica cosas que desconocían sobre la Juliette jurista. El juez después de la
conversación le lanza el reto a Emmanuel para que escriba algo sobre el tema.
Así que Emmanuel
decide entrevistar a Étienne y después a Patrice para saber más de esos dos
hombres y de su relación con la fallecida Juliette, a quien tanto apreciaron y
amaron…
Aparte del sexo
propiamente dicho, desde el principio habían mantenido una relación de ternura
muy fusional. Se tocaban mucho, dormían acurrucados el uno contra el otro, en
cuchara. Cuando él se volvía, ella también lo hacía en el sueño, ayudando a las
piernas con las manos, y se encontraban en la misma posición, pero invertida:
él se había dormido vuelto contra la espalda de ella, cuando él se despertaba
ella se apretaba contra su espalda, con las rodillas plegadas en el hueco de
las de él. La enfermedad hizo esto imposible: estaba la bombona de oxigeno,
ella tenía que dormir incorporada, en casa era lo mismo que en una habitación
de hospital. Echaban de menos esta intimidad nocturna que nunca les había
faltado a lo largo de su vida en común, pero seguían cogiéndose la mano,
buscándose en la oscuridad y, aunque la superficie de contacto hubiese
disminuido, Patrice no recuerda ni una sola noche, hasta la última, en que un
poco de la piel de uno no hubiera tocado un poco de la piel del otro.2
Comentario: a juicio de Carrère, el libro trata de
situaciones muy duras, pero las escribió con "un cierto confort
psicológico", porque lo hizo con la "legitimidad" que le dio
haber recibido el permiso de Étienne y de otros implicados en el relato, a los
que dice no haber traicionado, "aunque escribir la agonía de Juliette no
fue nada agradable".
A pesar de lo que
pueda parecer por la temática, Carrère ha defendido que su libro no se percibe
como algo triste, por lo que hay en él de énfasis en los vínculos que se forman
entre las personas en estas situaciones.
Por otra parte, ha
mantenido que se puede ver como una novela con dimensión social y política,
puesto que hay una parte en la que se fija en el trabajo de Juliette y Étienne,
con gente muy sencilla, a los que ayudaban en sus vicisitudes con las leyes, a
la vez que trabajaban para conseguir "una sociedad más justa".3
De vidas ajenas es
una novela que estimula nuestra capacidad para preguntar: ¿Existe la felicidad?
¿Es posible sobrellevar tanto dolor? ¿Sucedió realmente todo lo que cuenta la
novela? ¿Es literatura, es ficción, es un testimonio lo que tengo en mis manos?
¿Cuáles son los márgenes entre la ficción y la realidad? ¿Cualquier suceso
puede ser transformado en una obra literaria? ¿Nos interesa saber las
vicisitudes de este escritor atormentado? ¿Hay algún límite a la hora de contar
la intimidad?
Sería sencillo
catalogar esta novela de Emmanuel Carrère como dura, gris, asfixiante. Pero en
una segunda lectura menos invasiva, nos cuenta Gonzalo Marina, podemos afirmar
que por sobre todas las cosas prevalece el amor, el consuelo y la esperanza. No
hay recetas ni fórmulas sencillas, simplemente la vida misma.4
La tesis que,
desde mi punto de vista, Carrrère sostiene en Vidas ajenas es una solidaridad incondicional con la congoja
insondable que entraña la condición humana. Lo que nos hace humanos, dignos de
estima, conmiseración y afecto es precisamente la enfermedad y el dolor.
NOTAS:
1. Emmanuel
Carrère, De vidas lejanas, Anagrama,
Barcelona, 2010, p. 61.
2. Ibídem, p. 223.
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