Entrevista a Ignacio Martínez de Pisón en la Biblioteca Agustí Centelles de Barcelona. (29/03/2017)
El escritor aragonés afincando en Barcelona Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960) presenta su nuevo libro en un diálogo con Llucia Ramis (Palma de Mallorca, 1977) escritora balear conocida por su obra Tot allò que una tarda mori amb les bicicletes (2013). Yo estuve muy bien acompañado por Maite Fàbregas y Leonor Barrachina.
¿Qué pasa cuando
la ley, el derecho natural, no coincide con la justicia? Este es el argumento
de su nueva novela Derecho natural
(2017)1 donde aparece la figura de un padre, un actor de serie B de spaghetti-westerns e imitador de Demis
Roussos. El padre hace de hijo adolescente y el hijo es el que hace cabeza de
familia. Es una novela de humor, nos dice Martínez de Pisón. Los tarambanas nos
caen bien, al menos en las novelas. Aunque en la vida real es mejor tenerlos
lejos.
La madre pasa de
ser dependiente del marido a controladora y un poco autoritaria. El papel de la
mujer en la transición es más difícil que el del hombre por lo abrupto. Prácticamente
antes no tenía derechos civiles. No sabe cómo ser dueña de su vida. Los hijos
quieres salir de esa familia caótica y desestructurada. A pesar de todo el
vínculo nos obliga a algo con la familia, sin haberlo elegido. Los vínculos de
la familia no se pueden romper. Uno no se puede divorciar de un hermano o de un
hijo. La familia es jaula o refugio. En las familias los reproches no prescriben,
los agravios son para siempre. Los agravios antiguos sobre todo.
El narrador es Ángel
Ortega, uno de los hijos, que tiene taquicardias de pequeño, al igual que el
autor, piensa en la injusticia de morirse antes de tiempo y esto le hace
madurar más de prisa. El narrador se enamora de una chica desde pequeño y él es
tan ñoño que cree que es eterno. Su felicidad depende de ese amor.
El libro explica
la Barcelona de los años 70 y el Madrid de los 80 donde el protagonista va a
estudiar Derecho. Barcelona es una ciudad en crecimiento y Madrid es una ciudad
acabada, finalizada. Las ciudades viven, son organismos que van creciendo y
evolucionando, las ciudades nunca envejecen. Martínez de Pisón nos dice que empezó
Derecho pero que lo dejo para hacer Filología Hispánica y que le hubiera
gustado terminar la carrera porque cree que ésta te da fundamentos para andar
por la vida. El mérito de los juristas, dice Martínez de Pisón, es que tuvieron
con luchar no por crear una estructura nueva sino por cambiar la estructura del
régimen.
Para Martinez de Pisón hay cosas de la
transición que se hicieron mal y otras que se hicieron bien. La constitución te
da el derecho a ser objetor de conciencia, como él lo fue, y a no hacer el
servicio militar. Sin embargo es absurdo que siga ese derecho recogido cuando
esta obligación ha desparecido hace años.
Todos inventamos
el pasado. Las viudas empiezan a querer a sus maridos una vez muertos. Depende
del momento que quieras recuperar del pasado, siempre hay algún momento de
felicidad familiar. El primogénito es el narrador y el que intenta sacar a la
familia adelante.
Las fotos en blanco
y negro de sus portadas evocan una Barcelona y una España que él quiere
transmitir. Le gusta considerarse un narrador que cuida la prosa, pero la
estructura es lo que no se ve. Son los andamios que se han de quitar después de
la obra y que no se han de ver. Son pistas que han de conducir al lector. No se
considera un escritor vanguardista. Su inspiración es la literatura del s. XIX,
la decimonónica. El milita en la literatura realista.
Las novelas de
Ignacio Martinez de Pisón suelen tratar de familias, nos dice José Carlos
Mainer2, es decir, de la coerción del grupo y de las resistencias (o
los pactos) de los individuos que lo componen, o del deterioro del conjunto y
del paralelo esfuerzo de alguno de sus miembros por salvarlo. Carreteras secundarias (1996) y Dientes de leche (2008) forman parte del
primer modelo y Derecho natural (2017)
que anda más cerca del segundo.
NOTAS:
1.- Ignacio
Martínez de Pisón, Derecho natural, Seix
Barral, Barcelona, 2017.
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