(G22) Fonda Sala (Olost de Lluçanés, Barcelona)


Como todavía estamos en pleno invierno he decidido aprovechar los últimos días de la temporada de caza y trufa acercándome a un restaurante especializado de la comarca de Osona. Se trata de la Fonda Sala, Plaça Major, 17 en la población de Olost de Lluçanes, la cual está situada en una zona boscosa y tranquila de tradición agrícola y ganadera. El restaurante lo dirige Toni Sala, alma, chef y director del establecimiento, que afortunadamente tendrá continuidad en sus hijos. Ya habíamos visitado el restaurante con anterioridad el 4 de julio de 1999.

¿Qué os podemos recomendar como especial en cuanto a caza? Sin duda la liebre, el zorzal y la becada, especies que el hombre no ha conseguido aclimatar en cautividad y que todavía gozan de ese halo procedente de lo salvaje, cuando el hombre era solamente cazador/recolector. Es un ave de tamaño mediano (de 30 a 35 cm) con un largo pico de hasta 8 cm., el plumaje es de tonos pardos entre líneas negras y grisáceas. La becada es un ave que solamente sale de noche y que se camufla con maestría entre el paisaje del sotobosque, debe ser levantada con perros y el cazador ha de tener una puntería muy fina (Al final del comentario os he colgado un video de cómo se caza).

De entrantes nos pusieron crema de castañas con trufa y terrina de becada, excelentes, platos con entidad propia, que no cumplían simplemente el trámite de antesala de los principales, como ocurre por desgracia en demasiados restaurantes. Como primeros pedimos ensalada de perdiz confitada con escabeche y sus verduras y escalopas de foie sobre fondo de comporta de manzana reineta caramelizada, ambos platos muy sugerentes y a la vez rotundos. De segundo yo he ido directo a probar la becada en salmís y mi acompañante se decantó por unos medallones de rape con almejas a la marinera, ideal para quien no sea fan de la caza. Era la primera vez que pruebo la becada y es todo un placer para los amantes de la carne de caza, los sabores fuertes y de ese aroma tan especial, diferente, que tiene la carne en libertad, os la recomiendo encarecidamente.

La caza es recomendable regarla con un buen vino tinto, nos decidimos por un ribera del Duero, Legaris crianza 2004, de color picota intenso, sabor a fruta confitada y regaliz, su paso por boca es sedoso, bastante amplio sin llenar la misma, sus taninos están bien pulidos, su final no es excesivamente largo, quizás falto de aroma para ser completo, tal vez le faltara algo de cuerpo para acompañar platos tan contundentes. Comentar que el vino llegó a una temperatura perfecta gracias a que poseen una bodega subterránea que conserva sus botellas a una frescura envidiable. La carta de vinos es simplemente espectacular.

De postre Mousse de canela con helado de azafrán, un postre curioso que a pesar de todo liga bien y tocinillos de cielo con culis de frambuesas. Como infusión una hierbaluisa o verbena servida en vajilla Villeroy & Boch, los entretenimientos del final también merecen destacarse por su calidad. Precio aproximado por persona entre 60 y 70 euros + bebidas. Fecha de la visita 27 de febrero de 2010.

Puntuación: 7- 7,5

       
                                            En busca de la becada



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