Barbara Pym y la novela realista - 1
Barbara Pym y la novela realista-1
Os voy a
resumir, con algunas aportaciones personales, el excelente trabajo de María
Aída Díaz Bild de la Universidad de la Laguna sobre La tradición realista en Barbara Pym del año 1993.
En toda obra realista, aparece el efecto de reconocimiento, cuando se lee se siente uno como si estuviera allí. Por otro, el carácter lineal y la estructura continua de la novela tradicional, en la que la realidad se concibe como una sucesión de momentos ligeramente diferentes unos de otros, pero al mismo tiempo en relación de continuidad y contigüidad.
En toda obra realista, aparece el efecto de reconocimiento, cuando se lee se siente uno como si estuviera allí. Por otro, el carácter lineal y la estructura continua de la novela tradicional, en la que la realidad se concibe como una sucesión de momentos ligeramente diferentes unos de otros, pero al mismo tiempo en relación de continuidad y contigüidad.
Si hay un
aspecto de la obra de Barbara Pym que haya sido destacado, e incluso
frecuentemente criticado, es su amor por el detalle. En sus novelas el detalle
cobra una importancia suprema al trascender su propio significado y revelar
aspectos fundamentales del mundo que se describe en la novela y, lo que es más
importante, de los personajes que lo pueblan. La relevancia del empleo de la sinécdoque (restringir o alterar de
algún modo la significación de las palabras, para designar un todo con el
nombre de una de sus partes, o viceversa; un género con el de una especie, o al
contrario; una cosa con el de la materia de que está formada, etc.) y la metonimia (designar algo con el
nombre de otra cosa tomando el efecto por la causa o viceversa, el autor por
sus obras, el signo por la cosa significada, etc.; p. ej., las canas por la vejez; leer a Virgilio, por leer las obras de Virgilio; el laurel por la gloria, etc.) en la novela realista viene dada por el hecho de
que son figuras basadas en la contigüidad, por lo que contribuyen a crear esa «illusion of life» a la que todo escritor
realista aspira, ocultando así la artificiosidad del vehículo literario.
Uno de los
factores que mejor definen a una persona en la vida real son los detalles que
pueden encontrarse en su casa o habitación y ello es evidente en las novelas de
Pym. En The Sweet Dove Died (1978)
(Murió la dulce paloma) La decoración de la casa de Leonora, sus muebles
victorianos, sus porcelanas, es un magnífico ejemplo del modo en que el
contenido de una habitación delata a su propietario: indican su procedencia
social y medios económicos. Su casa es un reflejo de su obsesión por lo
elegante con sus «muebles victorianos y hermosos objetos» (p. 18) y los detalles
que hay encima de la mesa de noche son un indicativo más de cómo Leonora
extiende la noción de elegancia a todos los ámbitos de la vida: «Su amplio
lecho, con su cabecera neovictoriana de cobre, invitaba a agradables
pensamientos… junto a su frasco de colonia Guerlain, otro de sales aromáticas,
pañuelos de papel de color aguamarina, un tubo de píldoras de brillantes
colores para aliviar el estrés y la tensión…» (p. 18). Y la fotografía de sus
padres ha sido sustituida por la de sus abuelos, porque éstos dan una imagen
más distinguida.
Un último y
clarificador ejemplo del modo en que el interior de una casa define a sus
dueños lo tenemos en Excellent Women
(1952) (Mujeres excelentes), cuando Mildred es capaz de adivinar cómo son sus
nuevas vecinas a través de sus pertenencias: Al aproximarme pude tomar nota de
parte del cargamento, abandonado sobre la calzada. Había varias sillas de
roble, y una mesa de alas abatibles, una pantalla de chimenea bordada y una
consola tallada, el género de mobiliario “bueno” y sin interés que cabe suponer
que pertenece a personas de nuestro estamento. Deduje que sus propietarios
serían probablemente un par de mujeres como Dora y yo, quizá, aunque no tenía
medio de saber si eran mayores o más jóvenes. (p. 241)
La importancia
que los personajes conceden a determinadas cosas es otra señal de su
personalidad. Así, Mildred refleja su condición de «Excellent woman»
(solterona) cuando le comenta a Helena que en la mudanza se pueden perder
objetos tan importantes como una tetera o una sartén. Otro ejemplo sería el
contenido del «string bag» (bolso) de Mildred, que contiene simplemente una
barra de pan y una biografía del Cardenal Newman, ambos elementos propios del
bolso de una «mujer excelente». Mildred, refleja claramente el carácter anodino
y monótono de su vida cuando Rockingham le dice que es un placer estar sentado
al sol en Italia y beber una botella de cualquier cosa y ella le contesta que
en su caso tomaría té.
Dentro del
estudio de los detalles que definen la personalidad, condición social, etc.,
hemos querido dejar un apartado especial para la ropa, por el lugar esencial que ésta ocupa en la caracterización
de los personajes. Como dice Mildred en Excellent
Women: «Tuve que convenir que era un material encantador, pero el vestido
era tan totalmente estilo señora Farmer que debo haber odiado usarlo y hundir
la individualidad que poseo» Y es que, en cierto modo, la ropa que llevamos es
como un uniforme que nos identifica.
Pero quizás sea
en las oposiciones binarias que encontramos en las novelas donde mejor se
ejemplifique la caracterización que de una persona lleva a cabo un detalle
aparentemente irrelevante como la ropa. En Jane
& Prudence (1953) (Jane y Prudence),
Jane no se preocupa en absoluto de su aspecto físico y de hecho con
frecuencia la vemos con «el tipo de capa que uno podía haber utilizado para
alimentar pollos dentro», mientras que Prudence siempre está elegante, incluso
cuando se acuesta para dormir, haciendo que el gorro de noche haga juego con el
camisón. El preocuparse del aspecto físico significa que la vida continúa y hay
que seguir luchando, mientras que si un personaje se abandona, refleja su
progresivo deterioro físico y mental.
La ropa también
puede revelar si es posible la afinidad entre dos personas, aún incluso antes
de que intercambien las primeras palabras. Asimismo, cuando Mildred en Excellent Women conoce a Helena es
consciente de la diferencia existente entre ambas: “Formábamos, al menos a
primera vista, una pareja que muy probablemente no haría buenas migas. Ella era
rubia y bonita, alegremente vestida con pantalones de pana y un jersey vistoso,
mientras que yo, apocada y más bien feúcha, resaltaba tales cualidades con mi
bata informe y mi vieja falda de gamuza.” (p. 9)
Esta última cita
nos lleva a un aspecto que es determinante al hablar de la ropa y es el color.
El negro es un color que a lo largo de las novelas de Barbara Pym es el elegido
por sus mujeres más elegantes, como son Leonora o Wilmet. Sus «excellent women»
(las solteronas), sin embargo, optan preferentemente por tonos apagados,
también los azules y verdes. Un cambio en los hábitos del vestir de una persona
puede significar un giro en su vida.
En Less than Angels (1955) (Menos que
ángeles) el profesor Mainwanng invita a cuatro aspirantes a una beca de
investigación a pasar un fin de semana en su casa y a través de toda una serie
de pequeños detalles, como son el equipaje que trae cada uno, lo que beben, sus
modales en la mesa, sus ideas sobre la antropología y la religión o el modo en
que entre los cuatro se reparten el trabajo de un puzle, el catedrático es
capaz de dibujar un perfil exacto y preciso de cada uno de ellos (capítulos 18
y 19).
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