(L166) Manual o Enquiridion - 1
Epicteto, Manual o Enquiridion (s. II d. c.)
Quizá hoy más
que nunca, cuando vivimos inmersos en un ambiente cultural tan diferente, en
que las cosas exteriores nos someten más que nunca, en vez de someterlas
nosotros a ellas, es tan atractivo el texto de Epicteto
(50-125 d. c.)
como puede serlo el de Marco Aurelio. Son los predicadores paganos de una moral
centrada en el hombre, al que tratan de alejar de instintos competitivos y
adquisitivos que traen tantas veces, al final, dolor. No es que recomienden
desengancharse de la acción, sino no tener apego de ella, seguir la naturaleza
y la humanidad, la propia previa decisión, contentarse con lo necesario, no
dejarse afectar por los juicios ajenos, tener tranquilidad de espíritu. No
creer en la existencia del mal, sino en el poder de la razón ajustada a la
naturaleza.
Mediante una
síntesis de estoicismo y cinismo Epicteto suavizó, en cierto modo, la
austeridad moral y estilística de los estoicos. Esta ataraxia o
imperturbabilidad del sabio es común a toda esta línea de pensamiento, como
ideal. También a los epicúreos: pero hay una diferencia notable, falta aquí el
individualismo hedonista. En todo caso, es una línea de reforma moral que se
desentiende de la Ciencia y trata de ayudar al hombre frente a las tentaciones
del tiempo: el poder, el dinero, el sexo, la inseguridad de los dioses.
Los
historiadores de la filosofía suelen distinguir tres grandes periodos de la
filosofía estoica:
1.- Estoicismo
antiguo (siglos IV-II a. c.); Zenón de Citio (Chipre), Cleantes de Asos y
Crisipo de Solos son sus máximos representantes.
2.- Estoicismo
medio (siglo I a. c.); Posidonio y Panecio.
3.- Estoicismo nuevo (Imperio romano);
Séneca, Epicteto y Marco Aurelio como filósofos más influyentes.
Epicteto no
escribió nada, sus lecciones eran orales y fueron recogidas por un discípulo
suyo, Arriano de Nicomedia, general del Imperio. Es el más religioso de los
filósofos estoicos. El hombre, para Epicteto, es fragmento de Dios, mientras
que Crisipo y Posidonio consideran al hombre fragmento del Cosmos. A
continuación os hago un pequeño resumen del Manual
o Enquiridión.
I.- 1) Hay unas cosas que dependen de nosotros y
otras que no. De nosotros dependen la opinión (Hypólepsis), la tendencia (Hormé),
el deseo (Orexis), la aversión (Écclisis), y, en una palabra, cuantas
son obra nuestra. No dependen de nosotros, en cambio, el cuerpo, los bienes
adquiridos, la reputación, los cargos, en una palabra, cuantas no son obra
nuestra. 2) Las que dependen de nosotros son por naturaleza, libres, sin
impedimentos (propias); las que no depende de nosotros son débiles, serviles
(ajenas). 5) A toda imagen desagradable, esfuérzate en decirle “tú eres una
imagen (Phantasía), de ningún modo
eres lo que representas” (…) “nada tienes que ver conmigo”.
II.- 1) Recuerda
que el deseo pretende alcanzar con éxito lo que desea y la aversión no caer en
aquello que se inclina a evitar; si tu tratas de evitar únicamente las cosas
contrarias a la naturaleza que dependen de ti, no caerás en nada que sea objeto
de tu aversión; si, en cambio, tratas de evitar una enfermedad o la muerte o la
pobreza, serás un desgraciado. 2) Si deseas cosas que no dependen de nosotros,
a la fuerza serás desafortunado. Dedícate sólo a tender hacia las cosas, y a
alejarte de ellas con moderación, con reservas y relajadamente.
IV.- Cuando
emprendas una tarea, recuerda cómo es ésta. “Quiero bañarme y al tiempo cuidar
que mi premeditada decisión (Prohaíresis[1])
esté acorde con la naturaleza”.
V.- No turban a
los hombres los acontecimientos, sino los juicios sobre los mismos.
VI.- No te
enorgullezcas (Epairo) por ningún
mérito ajeno.
VIII.- No pidas
que los sucesos ocurran como tú quieres; tómalos gustoso como vienen y
encauzarás bien tu vida[2].
IX.- Una
enfermedad es un obstáculo para el cuerpo, pero no para tu meditada decisión.
X.- En cuanto a
cada una de las cosas que acontecen, no dejes de volverte a ti mismo e indagar
qué poderes tienes para servirte de ellas.
XI.- Nunca digas
por nada “lo perdí”, sino “lo devolví”. ¿Qué te importa a ti el porqué te lo
quitó quien te lo dio? Mientras te lo preste, cuídalo como si fuera ajeno.
XII.- 2)
Comienza por las cosas pequeñas. ¿Se te derrama aceite? ¿Te roban el vino? Di a
ello: “¿Este es el precio de la impasibilidad (Apathia)?, ¿este es el precio de la calma del alma (Ataraxia [3])?
Nada resulta gratis.
XIII.- Si
quieres progresar, resígnate, en lo que te atañe a las cosas de fuera, a
parecer insensato y necio, y no desees parecer en nada un entendido.
XIV.- 1) Si
quieres que tus hijos y tu mujer y tus amigos vivan siempre, eres necio; pues
quieres que las cosas que no dependen de ti, dependan, y que las cosas que son
ajenas sean tuyas. (…) Practica, pues, lo que puedes. 2) Es dueño de todas las
cosas el que tiene poder sobre lo que desea o no desea para adquirirlo o
dejarlo.
XV.- Recuerda
que debes comportarte como en un banquete. Extendiendo la mano, tómalo con
buenas formas. ¿Pasa por delante?, no lo retengas. ¿Aún no llega? No impulses
tu deseo, espera a que te llegue. (…) Y si no tomas las cosas que te son
servidas en la mesa, sino que las desprecias, entonces no sólo serás un
convidado de los dioses, sino también un hombre con igual poder.
XVI.- No le
afecta lo sucedido sino el juicio sobre ello.
XVII.- Recuerda
que eres el actor que quiera el autor, (…) te corresponde a ti, representar
bien el papel que se te ha asignado; en cambio, escogerlo, es propio de otro.
XIX.- 1) Puedes
ser invencible si no aceptas pelea en la que no dependa de ti vencer. 2) El
desprecio de las cosas que no dependen de nosotros.
XX.- Cuando te
irrite alguien, ten la certeza de que quien te ha irritado ha sido tu opinión.
[1] La base de la moral no es sólo el
conocimiento de la virtud, sino también una facultad especial del alma, que
Dios ha dado al hombre y tiene: la llamada prohaíresis
(προαίρεσις literalmente "opción preferida",
"decisión", "intención"). Aristóteles lleva esta expresión
en la Ética a Nicómaco como un
término filosófico técnico para referirse a que la acción decidida está
determinada por la elección y el deseo y la combinación racional de ambos
elementos.
[2] Igual
recomendación hace Platón en Las Leyes
III 687e, cuando dice que “no hay que pedir que todo se haga conforme a
nuestros deseos” y añade “sin que además nuestros deseos se acomoden a nuestra
recta razón”.
[3]
Es la superación de los temores y deseos, es decir, de las inclinaciones hacia
las cosas externas.
Ets un crack Tomàs! M'agrada molt que incloguis filosofia al teu blog. Algun dia (quan em jubili? si és que ens deixen jubilar-nos...) em llegiré tot el que has proposat.
ResponderEliminarCom sempre, gràcies!!! Espero que passis uns bons dies, tot i que et toqui fer una mica d'infermer.
Una abraçada!
Maite Quiles