(L167) Manual o Enquiridión – 2 y último.
Epicteto, Manual o Enquiridion (s. II d. c.)
XXII.- Si deseas filosofar, prepárate desde este preciso momento a ser objeto de burla, a que muchos se mofen de ti, a que digan: “De pronto se nos ha vuelto filósofo”, (…) recuerda que, si perseveras los que antes se burlaban de ti, luego te admirarán.
XXII.- Si deseas filosofar, prepárate desde este preciso momento a ser objeto de burla, a que muchos se mofen de ti, a que digan: “De pronto se nos ha vuelto filósofo”, (…) recuerda que, si perseveras los que antes se burlaban de ti, luego te admirarán.
XXIV.- 1) Que no
te opriman estos razonamientos: “Viviré sin honor y no seré nadie en ningún
sitio”. ¿Es, en efecto, cuestión tuya conseguir un cargo o ser invitado a un
festín? Desde luego que no. ¿Cómo puede ser esto un deshonor?
XXV.- 4) ¿No
fuiste invitado al festín de alguien? Pues es que no diste al que invitaba
aquello por lo que vende el festín; y él lo vende por elogios, lo vende por
atenciones.
XXVI.- (…)
cuando un pequeño esclavo de otro rompe la copa, está a nuestro alcance el
decir inmediatamente: “son cosas que pasan”. Pues bien, que sepas que cuando se
rompe la tuya, debes ser igual que cuando se rompió la del otro. Aplica esto
incluso a cosas más importantes: ¿se ha muerto un hijo de otro o su mujer? Todo
el mundo diría: “es humano”; pero cuando muera el de uno mismo, inmediatamente
dirá: “¡ay de mí!, ¡qué desgraciado soy!” Deberíamos recordar qué es lo que
sentimos al escuchar lo de otros.
XXIX.- 1) Ten en
cuenta los precedentes y sus consecuencias en cada acción y encamínate así a
ella. 5) Primero examina de lo que se trata; luego conoce tu propia naturaleza,
para ver si puedes soportarlo. ¿Quieres ser luchador? Mira tus brazos, tus
muslos. Pues cada cual está hecho por naturaleza para una cosa. 7) No puede ser
todo a la vez. Debes ser un solo hombre, bueno o malo; debes ejercitar la parte
rectora (Hegemonikon) de tu alma,
bien las cosas externas, bien aplicarte al estudio de las cosas que hay dentro
del alma, bien a las de fuera de ella, esto es, tener la categoría de filósofo
o de un hombre común.
XXX.- Los
deberes (Kathekon), en general se
miden por las relaciones. Es tu padre, significa cuidar de él, cederle el paso
en todo, aguantarlo cuando te insulta o te pega. “Entonces es un padre malo”
¿Es que fuiste puesto por la naturaleza para tener un padre bueno? Simplemente
un padre. (…) Sufrirás daño cuando tengas en tu mente que lo sufres. Así, si
partes y te acostumbras a contemplar tus relaciones con el vecino, el
ciudadano, el gobernante, descubrirás lo que debes recibir de ellos.
XXXI.- 3) Pues todo
ser viviente está dispuesto por naturaleza a esto, a rehuir y evitar las cosas
que parecen nocivas y sus causas, y a buscar y admirar las cosas ventajosas y
sus causas.
XXXIII.- 1) Fórmate a ti mismo desde ahora una imagen y
un modo de ser que vayas a mantener tanto estando solo como en trato con
los hombres. 2) Que haya silencio las más veces, o se diga lo necesario en
pocas palabras. 6) Rehúye los festines con la gente de fuera y con la gente
vulgar. Pues que sepas que si el compañero está sucio, necesariamente también
se ensucia el que está a su lado, aunque esté limpio. 7) En cuanto al cuerpo,
limítate a lo estrictamente necesario, por ejemplo, alimentos, bebida, ropa,
casa, servicio. Suprime todo aquello que implique ostentación y lujo. 8) En
cuanto a los placeres del amor, si los pruebas, mantente en lo legal. No
obstante, no seas desagradable con los que los disfrutan, ni despreciativo. 9)
Si alguien te anuncia que uno habla mal de ti, no te defiendas contra lo dicho,
sino que contesta: Pues bien, ignoraba él las demás cosas malas mías, ya que no
habría dicho únicamente las que decía.
XXXIV.- Cuando
imagines un placer, ten cuidado, como con las demás imaginaciones, en no ser
atrapado por él; que la cosa te espere, tómate un tiempo.
XXXVII.- Si
asumiste algún papel por encima de tus posibilidades, no sólo actuaste
torpemente, sino que también dejaste a un lado lo que podías haber hecho.
XXXVIII.- Igual
que durante el paseo cuidas no pisar un clavo o torcerte tu pie, así también
cuida no dañar la parte regente de tu alma.
XLII.- Cuando
alguien te haga mal o hable mal de ti, recuerda que lo hace o lo dice pensando
que debe hacerlo. No es posible pues que se acomode a lo que a ti te parece,
sino a lo que le parece a él. Di en cada ocasión: “Le pareció bien a él”.
XLIII.- Toda
cosa tiene dos asas, una que sirve para llevarla y otra que no. Si tu hermano
comete faltas no lo agarres de la primera; agárralo mejor de la segunda, del
hecho de que es tu hermano.
XLIV.- Tú no
eres ni riqueza ni elocuencia.
XLVI.- En ningún
sitio te llames filósofo ni charles mucho con los que no lo son sobre los
principios, pero haz lo que de ellos se desprende; por ejemplo, en un banquete
no digas cómo se debe comer, sino que come como es debido.
XLVII.- Si
alguna vez quieres ponerte a prueba en un trabajo duro, hazlo para ti y no para
los de fuera.
XLVIII.- 1) Esta
es la conducta y la imagen de un hombre vulgar: nunca espera de sí provecho o
daño alguno, pero sí de los de fuera. Y esta es la conducta y la imagen de un
filósofo: espera de sí todo provecho y daño. 2) Síntomas del que progresa: no
reprende a nadie, no elogia a nadie, no hace reproches a nadie, no acusa a nadie,
no habla de sí mismo como si fuera alguien o supiera algo. 3) Ha apartado de sí
todo deseo; utiliza la tendencia hacia todo moderadamente.
L.- No dirijas
tu atención a lo que alguien pueda decir de ti. Pues esto ya no depende de ti.
LI.- 1) ¿A qué maestro
esperas aún para transferirle la tarea de tu propia mejoría? No eres un
adolescente, sino un hombre ya maduro. Si ahora te vuelves despreocupado y
negligente, y siempre te haces propósitos después de cada propósito y fijas
unos días tras otros para dedicarte a ti mismo, no te darás cuenta de que no
has progresado y concluirás tu vida y tu muerte como una persona vulgar. 3) Si
no eres Sócrates debes vivir como queriendo ser Sócrates[1].
LII.- 1) La
primera y más necesaria parte de la filosofía es poner en práctica los
principios, por ejemplo, no decir mentiras; la segunda, las demostraciones, por
ejemplo, de dónde viene que no se debe mentir. 2) Mentimos y en cambio nos
parece sencillo cómo se demuestra que no se debe mentir.
[1] Alude
a lo que dice Sócrates en el Critón
de Platón, Cap. VI, 46b: “porque yo, no sólo ahora, sino siempre, he sido un
hombre dispuesto a obedecer, entre todo lo que me alcanza, a la razón…”.
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