Leopoldo María Panero (1948-2014)
Hoy ha muerto un
poeta especial que se pasó buena parte de su vida en hospitales psiquiátricos:
“España es la que está loca, yo no”. Se trata de Leopoldo María Panero. Nacido
en Madrid, el 16 de junio de 1948, e hijo del gran poeta astorgano Leopoldo
Panero, una de las mejores voces líricas de postguerra, y la escritora y actriz
Felicidad Blanc, era hermano del también poeta Juan Luis Panero y de
"Michi" Panero.
La biografía de
este poeta y su entorno familiar siempre ha desatado interés en el ámbito
cultural, como muestra la película de Jaime Chávarri El desencanto (1976), un documental que refleja cómo era su familia
en plena desintegración del franquismo, acomodada e intelectual, pero también
desmembrada, autoritaria y en la que la figura de su padre pesaba aun con su
ausencia.
LA CANCIÓN DEL CROUPIER DEL MISSISSIPI
«Fifteen men on the Dead Man's Chest.
Yahoo! And a bottle of rum!»
Canción pirata
Fumo mucho.
Demasiado.
Fumo para frotar
el tiempo y a veces oigo la radio,
y oigo pasar la
vida como quien pone la radio.
Fumo mucho. En
el cenicero hay
ideas y poemas y
voces
de amigos que no
tengo. Y tengo
la boca llena de
sangre,
y sangre que
sale de las grietas de mi cráneo
y toda mi alma
sabe a sangre,
sangre fresca no
sé si de cerdo o de hombre que soy,
en toda mi alma
acuchillada por mujeres y niños
que se mueven
ingenuos, torpes, en
esta vida que ya
sé.
Me palpo el
pecho de pronto, nervioso,
y no siento un
corazón. No hay,
no existe en
nadie esa cosa que llaman corazón
sino quizá en el
alcohol, en esa
sangre que yo
bebo y que es la sangre de Cristo,
la única sangre
en este mundo que no existe
que es como el
mal programado, o
como fábrica de
vida o un sastre
que ha olvidado
quién es y sigue viviendo, o
quizá el reloj y
las horas pasan.
Me palpo,
nervioso, los ojos y los pies y el dedo gordo
de la mano lo
meto en el ojo, y estoy sucio
y mi vida
oliendo.
Y sueño que he
vivido y que me llamo de algún modo
y que este
cuento es cierto, este
absurdo que
delatan mis ojos,
este delirio en
Veracruz, y que este
país es cierto
este lugar parecido al Infierno,
que llaman
España, he oído
a los muertos
que el Infierno
es mejor que
esto y se parece más.
Me digo que soy
Pessoa, como Pessoa era Álvaro de Campos,
me digo que
estar borracho es no estarlo
toda la vida, es
estar borracho
de vida y no de muerte,
es una sangre
distinta de esa otra
espesa que se
cuela por los tejados y por las paredes
y los agujeros
de la vida.
Y es que no hay
otra comunión
ni otro espasmo
que este del vino
y ningún otro
sexo ni mujer
que el vaso de
alcohol besándome los labios
que este vaso de
alcohol que llevo en el
cerebro, en los
pies, en la sangre.
Que este vaso de
vino oscuro o blanco,
de ginebra o de
ron o lo que sea
ginebra y
cerveza, por ejemplo
que es como la
infancia, y no es
huida, ni
evasión, ni sueño
sino la única
vida real y todo lo posible
y agarro de
nuevo la copa como el cuello de la vida y cuento
a algún ser que
es probable que esté
ahí la vida de
los dioses
y unos días soy
Caín, y otros
un jugador de
poker que bebe whisky perfectamente y otros
un cazador de
dotes que por otra parte he sido
pero lo mío es
como en «Dulce pájaro de juventud»
un cazador de
dotes hermoso y alcohólico, y otros días,
un asesino
tímido y psicótico, y otros
alguien que ha
muerto quién sabe hace cuánto,
en qué ciudad,
entre marineros ebrios. Algunos me
recuerdan, dicen
con la copa en
la mano, hablando mucho,
hablando para
poder existir de que
no hay nada
mejor que decirse
a sí mismo una
proposición de Wittgenstein mientras sube
la marea del
vino en la sangre y el alma.
O bien alguien
perdido en las galerías del espejo
buscando a su
Novia. Y otras veces
soy Abel que
tiene un plan perfecto
para rescatar la
vida y restaurar a los hombres
y también a
veces lloro por no ser un esclavo
negro en el sur,
llorando
entre las
plantaciones!
Es tan bella la
ruina, tan profunda
sé todos sus
colores y es
como una
sinfonía la música del acabamiento,
como música que
tocan en el más allá,
y ya no tengo
sangre en las venas, sino alcohol,
tengo sangre en
los ojos de borracho
y el alma
invadida de sangre como de una vomitona,
y vomito el alma
por las mañanas,
después de pasar
toda la noche jurando
frente a una
muñeca de goma que existe Dios.
Escribir en
España no es llorar, es beber,
es beber la
rabia del que no se resigna
a morir en las
esquinas, es beber y mal
decir, blasfemar
contra España
contra este país
sin dioses pero con
estatuas de
dioses, es
beber en la
iglesia con música de órgano
es caerse
borracho en los recitales y manchas de vino
tinto y sangre «Le livre des masques» de Rémy de Gourmont
caerse húmedo
babeante y tonto y
derrumbarse como
un árbol ante los farolillos
de esta verbena
cultural. Escribir en España es tener
hasta el borde
en la sangre este alcohol de locura que ya
no justifica
nada ni nadie, ninguna sombra
de las que allí
había al principio.
Y decir al
morir, cuando tenga
ya en la boca y
cabeza la baba del suicidio
gritarle a las
sombras, a las tantas que hay y fantasmas
en este paraíso
para espectros
y también a los
ciervos que he visto en el bosque,
y a los pájaros
y a los lobos en la calle y
acechando en las esquinas
«Fifteen men on the Dead Man's Chest
Fifteen men on the Dead Man's Chest
Yahoo! And a bottle of rum!»
Ha mort Leopoldo María Panero, l'últim de la saga dels Panero, el fill mitjà dels tres germans que van haver-hi per la branca del poeta franquista de la generació del 36, Leopoldo Panero (amic del conegut poeta de la mateixa generació del 36, Emilio Rosales) i de la seva mare, Felicidad Blanc. Els altres dos germans traspassats van ser en Juan Luis Panero, el qual des del 1985 fins l'any 2013 en que va morir, va residir a Torroella de Montgri; el tercer germà va ser en "Michi" Panero, el petit, desaparegut l'any 2004. Aquesta família van ser protagonistes d'un brillant documental que recomano revisitar, realitzat per en Jaime Chávarri l'any 1976 "El desencanto" on la mare i els tres fills, sempre amb l'omnipresència del pare absent, van desplegant una sèrie de converses i retrets a través dels quals observem la decadència d'un món privilegiat que havia viscut sota el paraigües dels vencedors. A l'any 1996 el director de cinema Ricardo Franco va dirigir als tres germans (la mare ja havia mort) en el film "Después de tantos años" on veiem la trajectòria de cadascú d'ells. Molt interessants ambdues realitzacions.
ResponderEliminarEl poema intens i pertorbador que acabem de llegir ens dóna una clara idea de la personalitat del seu autor.
No ha signat el comentari però ja l'hem identificat: Odile!
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