(L210) Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785)


Immanuel Kant, Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785)

La ética kantiana está contenida en lo que se ha denominado como sus tres obras éticas: Fundamentación de la Metafísica de las costumbres (1785), que es la que tratamos en este comentario. Crítica de la razón práctica (1788) y Metafísica de las costumbres (1797). Immanuel Kant (1724-1804) se caracterizó por la búsqueda de una ética o principios con el carácter de universalidad que posee la ciencia. Para la consecución de dichos principios Kant separó las éticas en: éticas empíricas (todas las anteriores a él) y éticas formales (ética de Kant). He escogido el libro que considero más asequible de las tres éticas kantianas para comentároslo mediante un resumen breve y a la vez preciso.

La razón teórica formula juicios frente a la razón práctica que formula imperativos. Estos serán los pilares en los que se fundamenta la ética formal kantiana. La ética debe ser universal y, por tanto, vacía de contenido empírico, pues de la experiencia no se pueden extraer deberes universales, sino solo planteamientos prudenciales condicionados por la experiencia sensible. Debe, por lo mismo, ser a priori, es decir, anterior a la experiencia y autónoma, esto es, que la ley le viene dada desde dentro del propio individuo y no desde fuera. Los imperativos de esta ley deben ser categóricos y no hipotéticos que son del tipo «Si quieres A, haz B».

“todos los conceptos morales tienen su sede y origen plenamente a priori en la razón, y ello tanto en la razón humana más común como en aquella que alcance las más altas cotas especulativas; resulta también que dichos principios no puede ser abstraídos a partir de un conocimiento empírico y por ello mismo meramente contingente.” (BA35)

“El imperativo categórico sería el que representaría una acción como objetivamente necesaria por sí misma, sin referencia a ningún otro fin. (…) Si la acción fuese simplemente buena como medio para otra cosa, entonces el imperativo es hipotético; si se representa como buena en sí, o sea, como necesaria en una voluntad conforme de suyo con la razón, entonces es categórico”. (BA40).

“En el reino de los fines todo tiene o bien un precio o bien una dignidad. En el lugar de lo que tiene un precio pude ser colocado algo equivalente; en cambio, lo que se halla por encima de todo precio y no se presta a equivalencia alguna, eso posee una dignidad”. (BA77)

En contraposición a la ética a Kant se encuentran las diversas éticas orientadas a fines y bienes, como las de Aristóteles o santo Tomás de Aquino.

Kant sintetiza su pensamiento, y en general «el campo de la filosofía en sentido cosmopolita», en tres preguntas: ¿Qué debo hacer?, ¿Qué puedo saber?, ¿Qué me está permitido esperar?, que pretenden responder a la pregunta: ¿Qué es el hombre?

A la primera interrogante trata de dar respuesta la moral. A la segunda, el análisis de la Crítica de la razón pura en torno de las posibilidades y límites del conocimiento humano. A la tercera trata de responder la religión.

Kant inicia su estudio epistemológico haciendo especial hincapié en la importancia del deber (BA8) y la voluntad (BA1), que es donde reside la virtud de toda acción. Al hacer coincidir la máxima de cualquier acción con la ley práctica, el ser humano habrá encontrado el principio objetivo y universal del obrar. “el valor del carácter, que sin parangón posible representa el supremo valor moral, a saber, que se haga el bien por deber y no por inclinación” (BA11)

En el prólogo Kant hace una clasificación de los sistemas de la filosofía y los divide en la lógica (filosofía formal/pura), la física (filosofía material/ciencias naturales) y la ética (filosofía moral/teoría de las costumbres)

“Cabe llamar empírica a toda filosofía en cuanto ésta se sustente sobre fundamentos de la experiencia y cabe denominar filosofía pura a la que presente sus teorías partiendo exclusivamente de principios a priori. Esta última, cuando es meramente formal, se llama lógica, pero si se circunscribe a determinados objetos del entendimiento recibe el nombre de metafísica.” (Av)

La moral, según Kant, está libre de la especulación y se basa en principios objetivos. 

Kant formuló esta ley en un imperativo categórico, que se encuentra en la Fundamentación de la metafísica de las costumbres en las siguientes seis versiones, siendo la 1,3 i 4 las principales:

1.     «Obra sólo según aquella máxima por la cual puedas querer que al mismo tiempo se convierta en una ley universal». (BA 52 = fórmula básica)

2.     «Obra como si la máxima de tu acción pudiera convertirse por tu voluntad en una ley universal de la naturaleza». (BA 52 = fórmula de la ley natural)

Ejemplos: el suicidio, pedir dinero a préstamo, no cultivar un talento que se posee y dedicarse al goce. Quien le va bien y no le importan los demás.

3.     «Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre al mismo tiempo como fin y nunca como medio». (BA 67 fórmula = ser humano)

Ejemplos: el suicidio, la mutilación, la promesa mendaz.

4.     «Obrar con la única legislación por medio de la cual es posible un reino de los fines». (BA 75 = reino de los fines - fórmula)

5.     «Obra de tal modo que la voluntad  pueda considerarse a sí misma por su máxima al mismo tiempo como universalmente legisladora». (BA 76/77 = la autonomía de la fórmula)

6.     «Obra según máximas que al mismo tiempo puedan tenerse a sí mismas por objetos como leyes universales de la naturaleza». (BA82)

La llamada “regla de oro” «Lo que no quieras que te hagan a ti, no se lo hagas a los demás” a la que han dado cobijo muchas culturas y religiones(1) no puede ser una ley universal, al no contener el fundamento de los deberes para con uno mismo, ni el de los deberes caritativos hacia los otros (pues más de uno aceptaría gustosamente que los demás no debieran hacerle bien alguno, con tal de quedar dispensado de prodigárselo a ellos), ni a la postre el de los deberes obligatorios para con los demás; pues con tal fundamento el criminal argumentaría contra el juez que le castiga, etc. (BA68)

 “Los mandatos son leyes a las cuales hay que obedecer, esto es, dar cumplimiento aun en contra de la inclinación”. (BA44)

En este libro Kant dedica una parte a hablarnos sobre la felicidad: “la habilidad para elegir los medios relativos al mayor bienestar propio puede ser llamada prudencia en el sentido más estricto”. (BA43)

“por desgracia, la noción de felicidad es un concepto tan impreciso que, aun cuando cada hombre desea conseguir la felicidad, pese a ello nunca pueda decir con precisión y de acuerdo consigo mismo lo que verdaderamente quiera o desee. La causa de ello es que todos los elementos que pertenecen al concepto de felicidad son en suma empíricos, es decir, tienen que ser tomados de la experiencia, siendo así que para la felicidad se requiere una totalidad absoluta, un máximo de bienestar en mis circunstancias actuales y en cualquier circunstancia futura. Sin embargo, es imposible que un ser finito, aunque sea extraordinariamente perspicaz y esté tremendamente capacitado, pueda hacerse una idea precisa de lo que realmente quiere”. (BA46)

“no es posible un imperativo que mande en sentido estricto hacer lo que nos haga felices, porque la felicidad no es un ideal de la razón, sino de la imaginación, un ideal que descansa simplemente sobre fundamentos empíricos, de los cuales resultaría vano esperar que determinen una acción merced a la cual se alcanzase la totalidad de una serie de consecuencias que de hecho es infinita”. (BA47)

“el principio de la felicidad propia es el más reprobable, no simplemente a causa de que sea falso y la experiencia contradiga esa pretensión, como si el bienestar se ajustara siempre con arreglo a la buena conducta, ni tampoco simplemente porque no contribuya en modo alguno al fundamento de la moralidad, al ser algo por completo diferente hacer a un hombre feliz que hacerlo bueno”. (BA90)

Concluyo con la recomendación de otras lecturas de Kant. El pequeño opúsculo Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la ilustración? (1784); La paz perpetua (1795) y Metafísica de las costumbres (1797).

NOTA 1: Ver Mateo, 7, 12 y Lucas, 6, 31

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