(L209) La parcela de Dios (1933)
Erskinte
Caldwell, La parcela de Dios (1933)
Esta semana
comento la novela más conocida de Erskinte
Caldwell (1903-1987), un autor a redescubrir, en su época de mayor
esplendor llegó a vender más libros que la famosa Margaret Mitchell. Literatura
sureña en estado puro.
Argumento: El patriarca Ty Ty Walden y sus hijos
Shaw y Buck viven en Georgia y se dedican a buscar oro sin demasiado éxito,
destrozan la granja excavando descomunales agujeros, descuidando el cultivo de
las tierras. Pluto, un vecino, les dice que para encontrarlo necesitan tener a
un albino. Llevan años buscando oro pero Ty Ty dice que tiene un pálpito. La
familia tiene otros dos hijos que se marcharon de casa: Rosamond está en
Augusta y se caso con Will. Jim Leslie, el otro hijo, se ha hecho rico y no
quiere saber nada de su antigua familia.
Ty Ty ha
reservado un acre de tierra al que llama “la parcela de Dios”, lo que produce:
algodón, maíz, cerdos, etc. lo destina a la Iglesia. Sin embargo, siempre anda
moviendo de lugar la parcela porque piensa que en ella estará el oro.
Pluto se
presenta como candidato a la elección de sheriff, además quiere casarse con
Darling Jill, pero la encuentra demasiado coqueta. Ella lo encuentra gordo y
seboso.
La parcela de Dios (1933) está llena de erotismo1
y humor. Describe la
miseria, la violencia, el machismo y el racismo de los blancos pobres del sur
de los Estados Unidos. Los Walden padecen, además, una fiebre tan peligrosa
como la del oro: un incontenible impulso sexual que conduce a una serie de traiciones,
engaños y conflictos.
Además de
denunciar una situación de penuria, la novela posee un aliento poético, desde
el encuentro entre Griselda y Will, que lleva ell relato en volandas hacia la
tragedia final.
“Las otras
fabricas funcionan porque mataron de hambre a los obreros hasta que no les
quedó más remedio que volver al tajo. Eso fue antes de que la Cruz Roja
empezara a repartir sacos de harina. Ellos tuvieron que volver al trabajo y
aceptar el dólar diez porque, si no, se morían de hambre. Pero, bien lo sabe
Dios, en Scottsville no vamos a ceder. Mientras podamos conseguir un saco de
haría de vez en cuando, resistiremos”.2
“El problema es
que la gente se engaña creyendo que no es como la hizo Dios. Vas a la iglesia y
un predicador te cuenta cosas que, en lo más hondo de tu corazón, sabes que no
son así. Pero la mayoría de la gente está tan muerta por dentro que se lo cree e
intenta que todos los demás vivan así. (…) Alguna gente dice que hay que hacer
caso a lo que nos dicta la cabeza, pero se equivoca. La cabeza te da sentido
común para tratar con gente cuando hay que cerrar una venta y cosas así, pero
no puede sentir por ti. Las personas tienen que sentir por sí mismas, del modo
que Dios les hizo sentir. Es la gente que deja que la guíe su cabeza la que
complica la vida. Tu cabeza no puede imponerte que ames a un hombre si tú no
sientes que le quieres. El sentimiento tienen que estar dentro de ti, un
sentimiento como el que teníais Will y tú”.3
“–Alguien nos ha
jugado una mala pasada. Dios nos puso en cuerpos de animales, pero quiso que
nos comportáramos como personas. Ése fue el principio de todos los males. Si Él
nos hubiera creado como somos, y no nos hubiera llamado personas, hasta el más
tonto de nosotros sabría vivir”.4
Caldwell está
considerado un autor de culto que, sin embargo, pocos conocen hoy en día en
España. No se tradujo al castellano hasta el año 2008 por la Editorial Navona, a
pesar de que se estrenaron en el cine películas míticas como La ruta del tabaco (1941), de John Ford
basada en una de sus obras.
En la escritura
de Caldwell domina el diálogo coloquial del Sur, del realismo auditivo (como
consiguió Ferlosio en su Jarama),
emana aquí descarnada, realista y cruel, pero no deja de exhalar un extraño
respeto por el lirismo, la fuerza y la brutalidad de sus personajes.
Los dos libros
que lo consagraron fueron 'El camino del tabaco' (Tobacco Road, 1932), y 'La parcela de Dios' (God's Little Acre, 1933), que no se publicó en España debido a la
Guerra Civil y la posterior censura franquista.
NOTAS:
1.- Caldwell
sufrió la persecución de sus contemporáneos y fue arrestado tras la publicación
de La parcela de Dios por
"obscenidad" y las autoridades secuestraron todas las copias durante
una firma de libros en Nueva York. El posterior juicio exculpó a Caldwell,
quien contraatacó denunciando a sus perseguidores y ganó.
2.- Erskinte
Caldwell, La parcela de Dios, Navona,
Barcelona, 2008, pp. 70-71.
3.- Ibídem, pp. 213-214.
4.- Ibídem, p. 241.
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