(L236) Boquitas pintadas (1969)


Manuel Puig, Boquitas pintadas (1969)

La literatura de Manuel Puig (1932-1990) mezcla el folletín rosa, las noticias de la prensa, los informes médicos y policiales, la escritura epistolar, las llamadas telefónicas, etc. logrando que todo este mejunje se convierta en una bonita escritura capaz de hacernos olvidar nuestras preocupaciones cotidianas y llevarnos hacia otras cuitas más lejanas. La literatura como escape, como punto de fuga de una realidad que puede ser mediocre o también más o menos insufrible. Hoy os traigo al blog el comentario de una segunda novela de Puig Boquitas pintadas (1969).

La novela se inicia con la muerte de Juan Carlos Etchepare el día 18 de abril de 1947 a la edad de veintinueve años por una seria afección (¡Y tan seria!). Nélida Fernández de Massa (Nené) escribe a la madre del muchacho muerto, Doña Leonor. Al recibir respuesta inician una relación epistolar. Nélida fue una antigua novia de Juan Carlos y le pide a su madre que mire si encuentra las cartas de amor que ellos se escribieron. Nélida está preocupada porque no ha recibido más cartas de la señora. La hermana de Juan Carlos, Celina, fue quien separó a los novios con sus habladurías. Tenía envidia de ella desde el baile del Club Social. Nélida se acuerda de Juan Carlos, ahora tiene dos hijos y un matrimonio infeliz.

Nos trasladamos al año 1937. Mabel es maestra y sale con Juan Carlos, rompen porque los padres de ella se oponen. A él le detectan tuberculosis, todo esto lo sabemos por las cartas que escribe Mabel al consultorio de la revista Mundo Femenino. De Juan Carlos leemos su diario y sabemos que está loco por ella. Estamos a 23 de abril de 1937, Nélida trabaja de dependienta haciendo paquetes en la tienda Al Barato Argentino, sale con Juan Carlos, conocemos su vida familiar. Éste tiene sudores y síntomas de cansancio, sin embargo es un mujeriego redomado y tiene citas con varias mujeres.

Mabel estudia quinto curso, es amiga de Celina, acompaña a su madre al cine, se nos relata su vida diaria. Le gustan las revistas de moda y sociedad. Francisco Catalino Páez (Pancho), es el amigo criollo de Juan Carlos, trabaja de albañil y le gusta Nené, una chica rubia y educada, no como las otras. Acompaña a Rabadilla (Antonio Josefa Ramírez), una sirvienta, a casa de sus amos donde trabaja como interna en casa del matrimonio Arschero.

En un campamento una gitana lee el futuro a Juan Carlos. Malas cartas y malos presagios, pero al final le dice que llegará a viejo. Romería popular donde bailan Pancho y Rabadilla. Juan Carlos abandona el sanatorio de la ciudad antes de estar curado. Desde un sanatorio en la montaña Juan Carlos escribe a Nené, a su familia y a otra señorita (Mabel). Por las cartas, de abundantes carillas y faltas de ortografía que le corrige un antiguo profesor de griego, vamos sabiendo más cosas de su vida. No recibe ninguna respuesta de Mabel.

El chico aunque decide curarse regresa antes de tiempo por falta de fondos. El padre de Mabel se ha arruinado por una estafa. Las cosas no le van bien con Nené, corren rumores que la chica no es virgen. Su amigo Pancho se ha ido a la capital a hacer un curso de suboficial, ha dejado embarazada a Rabadilla. Nené escribe a Mabel un año después, se ha casado con Massa, antiguo pretendiente, le explica todas las diversiones del viaje de novios a Buenos Aires. Pasa el tiempo y la Rabadilla ya ha tenido su niño. Nené está embarazada, el padre de Nené se está muriendo de cáncer.

La Raba ha venido a trabaja a una fábrica de jabón y ha dejado al niño, al que ha puesto el nombre de Panchito, con su madre. Mabel y el negro criollo conversan, la comisaría está al lado de su casa. Pancho le coge unos higos de la higuera. La Raba trabaja de sirvienta en casa de Mabel, sueña con encontrarse con Francisco Catalino Paéz, enseñarle a su hijo y casarse, todo ello mezclado con letra de tangos. A Juan Carlos le llega la noticia de la muerte de su antiguo amigo Paéz, lo ha matado la Rabadilla.

La viuda Di Carlo vende sus bienes y se va a vivir a Cosquín1 con Juan Carlos. La hermana de Juan Carlos, Celina, y su madre lo consideran un ultraje aunque ellas no tienen dinero para ayudarlo en su enfermedad y en cambio la viuda sí. Mabel se va a ver a Nené para comunicarle que se va a casar con el petiso, un pretendiente que tiene, estamos en abril de 1941. Nené tiene dos niños muy seguiditos. Juntas escuchan una radionovela ambientada en la Primera Guerra Mundial. Hablan de la Rabadilla, de Juan Carlos de quien sigue enamorada Nené. Tampoco Mabel está enamorada de su novio. Esta le insinúa la fama que tenía Juan Carlos con las mujeres.2

Las cartas que envía Nené a la madre de Juan Carlos, son leídas por su hija Celina. Quien le envía copia a Massa, el marido de Nené, como venganza. Nené y sus niños pasan por Cosquín, ella quiere hablar con la viuda de la pensión para que le cuente cosas sobre Juan Carlos. Nené se ha divorciado y se dirige a la sierra…

Boquitas Pintadas recupera la práctica escritural del folletín, como hemos avanzado, la cual se expresa exteriormente al presentar su disposición mediante entregas. El texto se compone por dieciséis entregas divididas en dos partes cada una de ocho entregas respectivamente. Desde su título la relación con las canciones y la sensibilidad popular se manifiesta: “boquitas pintadas” recupera un fragmento del tango de Alfredo Le Pera, titulado Rubias de New York, en el cual el sentir seductor es su hilo conductor.

Peggy, Betty, July, Mary,
rubias de New York,
cabecitas adoradas
que mienten amor.
Dan envidia a las estrellas,
yo no sé vivir sin ellas.
Betty, July, Mary, Peggy,
de labios en flor.

Deliciosas criaturas perfumadas,
quiero el beso de sus boquitas pintadas.
Frágiles muñecas
del olvido y del placer;
ríen su alegría,
como un cascabel.

En la novela también aparece la idealización de la juventud, un tiempo que no vuelve más. Esto hace que la existencia de la protagonista, Nené, se quede estancada y su vida no evolucione. Como dice Carol Elisabeth Arcos Herrera “Existe un desocultamiento del mundo posible, se arma el sentido del fracaso de la existencia, la cual se revela como una realidad escatológica en la medida que está condenada a la destrucción.”

Los epígrafes, fragmentos de tangos y boleros, que preceden a cada entrega sirven para ir expresando la sensibilidad de los personajes, es así como desde ellos se manifiesta su destino, sus sufrimientos, sus irrealidades, articulando el temple de la narración. La muerte es el elemento que nos marca el comienzo y el final de la historia: al comienzo, la muerte de Juan Carlos y el final que termina con otra muerte no menos importante para la conclusión de la novela.

NOTAS:

1.- Hacia principios de 1900, Cosquín, ciudad de la provincia de Córdoba (Argentina), fue tomada como zona terapéutica, debido a su microclima. En esta ciudad se crearon las pensiones para los enfermos de tuberculosis, la mayoría de estas personas que vivían en estas pensiones eran adineradas, sus familiares les enviaban dinero. Sin embargo, aquellos que no poseían familiares pudientes, se trasladaban con todos sus bienes, que invertían en la región, quedando a su muerte, todo a disposición del estado.


2.- Manuel Puig, Boquitas pintadas, Editorial Seix Barral, Barcelona, 1980, pág. 209.

Comentarios

Entradas populares de este blog

(L56) Las afinidades electivas (1809)

(L111) El mundo de ayer. Memorias de un europeo (1942)

Manuel Vilas, El autor y su obra: La literatura y la vida (2019)