(L275) Espacio y Tiempo (1954)


Juan Ramón Jiménez, Espacio y Tiempo (1954)

Os traigo este fantástico poema llamado Espacio que compuso Juan Ramón Jiménez (1881-1958) en su exilio americano, concretamente en La Florida. Juan Ramón es un poeta sucesivo, de la obra en marcha, siempre corrigiendo. Espacio es un largo poema en prosa de reconocido prestigio, no sólo en lengua española, sino en todas las lenguas. Reconocido en efecto como una de las obras cumbres de la literatura del s. XX, ha sido editado en múltiples ocasiones, siendo la primera el año 1954 en la revista Poesía Española, aunque lo compuso en la década los cuarenta.

Para el filósofo de origen español Santayana la poesía es “algo secreto y puro, una percepción májica que enciende el entendimiento un instante, así como los reflejos en el agua inquietos y fujitivos. Mi verdadero poeta es el que coje el encanto de cualquier cosa, de cualquier algo, y deja caer la cosa misma”.1

Son conocidos los problemas depresivos del poeta, estuvo internado en varias clínicas americanas. Como escribió el crítico literario Pierre de Boisdeffre, “la magnífica y lamentable familia de los nerviosos es la sal de la tierra. Ellos han fundado las religiones y compuesto las obras maestras. El mundo sabrá cuánto les debe y menos cuánto han sufrido para dárselo”.2

En una carta de 1943 escribe Juan Ramón: “Desde estas Américas empecé a verme, ya ver lo demás, en los días de España; desde fuera y lejos, en el mismo tiempo y en el mismo espacio. Se produjo en mí un cambio profundo, algo parecido al que tuve cuando bien en 1916” y continúa un poco más adelante: “La Florida es, como usted sabe, un arrecife absolutamente llano y, por lo tanto, su espacio atmosférico es y se siente inmensamente inmenso. Pues en 1941, saliendo yo, casi nuevo, resucitado casi, del Hospital de la Universidad de Miami (adonde me llevó un médico de estos de aquí, para quienes el enfermo en un número y lo consideran por vísceras aisladas), una embriaguez rapsódica, una fuga incontenible empezó a dictarme un poema de espacio, en una sola interminable estrofa de verso libre mayor. Y al lado de este poema, y paralelo a él, como me ocurre siempre, vino a mi lápiz un interminable párrafo en prosa, dictado por la extensión lisa de La Florida, y que es una escritura de tiempo, fusión memorial de ideolojía y anécdota, sin orden cronolójico; como una tira sin fin desliada hacia atrás en mi vida. Estos libros se titulan, el primero Espacio; y el segundo Tiempo, y se subtitulan Estrofa y Párrafo”.3

Aunque nos habla de un conjunto, del poema Tiempo solamente existe un borrador, no está acabado y es de inferior calidad a Espacio.

FRAGMENTOS:

Los dioses no tuvieron más sustancia que la que tengo yo”. Yo tengo, como ellos, la sustancia de todo lo vivido y de todo lo porvivir. No soy presente sólo, sino fuga raudal de cabo a fin. Y lo que veo, a un lado y otro, en esta fuga (rosas, restos de alas, sombra y luz) es sólo mío, recuerdo y ansia míos, presentimiento, olvido. ¿Quién sabe más que yo, quién, qué hombre o qué dios, puede, ha podido, podrá decirme a mí qué es mi vida y mi muerte, qué no es? Si hay quien lo sabe, yo lo sé más que ése, y quién lo ignora, más que ése lo ignoro.4

¿Qué es este amor de todo, cómo se me ha hecho en el sol, con el sol, en mí conmigo? Estaba el mar tranquilo, en paz el cielo; luz divina y terrena los fundía en clara, plata, oro inmensidad, en doble y sola realidad; una isla flotaba entre los dos, en los dos y en ninguno, y una gota de alto iris perla gris temblaba en ella.5

Dentro de mí hay uno que está hablando, hablando, hablando ahora. No lo puedo callar, no se puede callar. Yo quiero estar tranquilo con la tarde, esta tarde de loca creación, (no se deja callar, no lo dejo callar). Quiero el silencio en mi silencio y no lo sé callar a este, ni se sabe callar. ¡Calla, segundo yo, que hablas como yo y que no hablas como yo; calla, maldito!6

NOTAS:

1. Juan Ramón Jiménez, Espacio y Tiempo, Editorial Linteo, Ourense, 2012, p. 38. Respeto las jotas ramonianas.

2. Ibídem, p. 39.

3. Ibídem, p. 40.

4. Ibídem, p. 121.

5. Ibídem, p. 122.

6. Ibídem, p. 149.

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