(L638) Dietario voluble (2008)
Enrique Vila-Matas, Dietario voluble (2008)
Primero y último libro que
os traeré de Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948).
En el comentario explicaré el por qué con más detalle. No todo el mundo puede
escribir unos diarios interesantes como Kafka, como Jules Renard o incluso como
Iñaki Uriarte.
Argumento: “Prochazka
en uno de los blogs peruanos y leí fascinado: «Abrigo la teoría de que uno
tiene éxito porque se agita como loco, o logra que los demás se agiten como
locos por uno, o bien los demás lo obligan a uno a agitarse como loco. Según
esta noción a mis textos les sucede lo que les sucede porque yo no me agito. De
hecho, escribir estas líneas ya me parece acercarme demasiado a la visibilidad
y al agitarse, si bien levemente. Prochazka reduce a su público infinitamente:
sí. Y también el contacto con las personas. Vivo en una especie de distante
Sidney del espíritu, que se llama Lima. Camino un sábado por la noche de
Magdalena a Chacarilla, pasando por todos los sanantonios y centros culturales
y cafés, y literalmente no conozco a nadie, y nadie me saluda ni conoce mi
cara. Me borré en paz, hace años. Entro al Virrey lleno de clientes, compro un
libro, dos libros, salgo del Virrey; nadie sabe quién soy. Me borré…»
“Estoy en un estudio de
paredes blancas, sin libros, y dando paseos estudiosos por las huertas
próximas. Simpatizo mucho con las paredes vacías. Si por algún motivo me viera
obligado a poner algo en ellas, colocaría un pequeño cuadro que reprodujera la
esfinge de los hielos que Gordon Pym creyó ver en el fin del mundo. Me fascina
el frío. He llegado a veces a pensar que el frío dice la verdad sobre la esencia
de la vida. Detesto el verano, el sudor de las suegras despatarradas por las
arenas del circo de las playas, los arroces al sol, los pañuelos para el sudor.
Me parece que el frío es muy elegante y se ríe de una manera infinitamente
seria. Y el resto es silencio, vulgaridad, hedor y gordura de caseta de baño.
Me fascinan los copos suspendidos en el aire. Amo las ventiscas, la espectral
luz de la lluvia, la azarosa geometría de la blancura de las paredes de esta
casa, donde reina el más gélido frío existencial. Tan glacial es aquí todo que
salir al campo acaba resultando una bendición”.
Comentario: Vila-Matas
es un presuntuoso que sale a caminar por la Travesera de Dalt con abrigo, sombrero
y el cuello subido pretendiendo que no lo reconozcan y lo paren; y al mismo
tiempo deseando que lo hagan.
Su literatura es lo que
se podría llamar un “cosmopolitismo esnob”. Nos habla de todos los lugares por
donde ha pisado y pasado, como si esa supuesta mundología lo hiciera más inteligente. Pongo
algunos ejemplos: La plaza de Saint-Sulpice en París; el hotel Charleston de
Cartagena de Indias; la ciudad de Sofía; el Madrid nevado; la Travesera de Dalt
donde vive; Buenos Aires en un hotel de la Recoleta; “tengo que seguir mi
camino que va a Roma, me dirigiré por carretera a Pescara”; “mañana voy a Praga
donde veré al escritor Iñaki Abad”; la plaza del Comercio de Lisboa; El novotel
más cerca de Oporto; La Baule, en la costa atlántica francesa; “cuando de
vuelta de Colombia...”; “en Liubliana me encontré con una pequeña ciudad
hechizada”; “del único día que he estado en Bolonia recuerdo que”; “En mi
familia, las relaciones con China son muy antiguas”; “vine a la vetusta Lyon a
escribir la primera frase de la biografía de Robert Mitchum”; “antes de ir
hacia allí leí las Cartas finlandesas
de Ángel Ganivet”; “Estamos cruzando el Piamonte y nos dirigimos a la Lombardía
, a la ciudad de Mantua”; “En mi primer viaje a México”; etc. Y así todo el
libro.
Abusa de lo metaliterario,
escribe sobre la literatura de otros. Tal vez porque no tiene nada que decir de sí mismo, o no quiere. Nos parece un solitario y un día nos cuenta que se
va a casar, sin darle importancia ni más detalle, como quien ve llover. En todo
el dietario no vuelve a mencionar nada de su vida familiar y sentimental. Su
escritura es la de un farsante diletante, como él mismo dice: “tal vez mi
incapacidad de decir la verdad”.
Vila-Matas en sus
escritos se considera un guía moral de lo que está bien y de lo que está mal. Pontifica,
y además escribe para no decir nada. “Uno no empieza por tener algo de lo que
escribir y entonces escribe sobre ello. Es el proceso de escribir propiamente
dicho el que permite al autor descubrir lo que quiere decir”. Cervantes en su Quijote lo dijo con mucha más gracia. «La
razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón
enflaquece,...». Cita textual del libro: “Michon dice que le gustaría saber por
qué año tras año, tenemos que soportar a falsos escritores”, pues eso mismo me
gustaría saber a mí.
En lo único en lo que
estoy de acuerdo con Vila-Matas es cuando critica lo que se han convertido a la
ciudad de Barcelona. En un parque temático para los turistas donde se les
permite ir desnudos, o casi, y hacer sus necesidades en la calle.
BIBLIOGRAFÍA
Carles Geli, Vila-Matas juega con lo real en
'Dietario voluble', El País, 11/09/2008.
Enrique Vila-Matas, Dietario voluble, Anagrama, Barcelona, 2008.
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