(L723) Reencuentro (1971)
Fred Uhlman, Reencuentro (1971)
Hoy os traigo una pequeña
joya escrita por Fred Uhlman (1901-1985),
que fue un pintor y escritor alemán de origen judío. Se exilio de Alemania en
1933 percatándose, con bastante antelación, de la barbarie que había de suceder en la
Alemania nazi.
Argumento:
“Recuerdo el día y la hora en que fijé los ojos por primera vez en este
muchacho que habría de ser la fuente de mi mayor dicha y de mi mayor
desesperación. Ocurrió dos días después de la que yo cumpliera dieciséis años,
a las tres de la tarde de un día gris y oscuro del invierno alemán. Me
encontraba en el Karl Alexander Gymnasium de Stuttgart, la escuela de enseñanza
media más famosa de Württemberg, fundada en 1521, el año en que Lutero
compareció ante Carlos V, santo emperador y rey de España”.
“Y allí, a poco menos de
medio metro, se hallaba sentado un miembro de esta ilustre familia suaba,
compartiendo su estancia conmigo, bajo mis ojos atentos, fascinados. Cada uno
de sus movimientos me interesaba: cómo abría su lustrosa cartera, cómo, con sus
manos blancas e inmaculadamente limpias (tan diferentes de las mías, cortas,
torpes y manchadas de tinta), depositaba su estilográfica y sus lápices bien
afilados, y cómo abría y cerraba su cuaderno de anotaciones. Todo lo suyo
despertaba mi curiosidad: el esmero con que escogía su lápiz, la forma en que
se sentaba —erguido, como si pensara que en cualquier momento podría tener que
levantarse para dar una orden a un ejército invisible— y la forma en que
acariciaba su cabello rubio. Sólo me relajaba cuando él, como todos los demás,
se hastiaba y se movía inquieto a la espera de que sonara la campana anunciando
el recreo. Estudiaba su rostro altivo, delicadamente cincelado, y con toda seguridad
ningún amante habría contemplado con más fijeza a Helena de Troya, ni se habría
sentido más persuadido, ante ella, de su propia inferioridad. ¿Quién era yo
para atreverme a hablarle? ¿En cuál de los ghettos de Europa habían estado hacinados
mis mayores cuando Federico de Hohenstaufen le tendía a Anno von Hohenfels su
mano enjoyada? ¿Qué podía ofrecerle yo, hijo de un médico judío, nieto y
bisnieto de rabinos, y descendiente de un linaje de pequeños mercaderes y
traficantes de ganado, qué podía ofrecerle yo, a ese muchacho rubio cuyo solo
nombre me llenaba de temor reverencial?”
“No recuerdo exactamente
cuándo decidí que Konradin tenía que ser mi amigo, pero de lo que no dudé fue
de que algún día lo sería. Hasta su llegada yo había carecido de amigos. En mi
clase no había un solo chico capaz de satisfacer mi ideal romántico de la
amistad, ninguno que yo admirara realmente, ninguno por el cual hubiera estado
dispuesto a dar la vida, ninguno capaz de entender mi exigencia de confianza,
lealtad y abnegación totales. Todos ellos me parecían suabos más o menos
torpes, bastante ordinarios, robustos y poco imaginativos”.
“Cuando el sionista
mencionó a Hitler y le preguntó a mi padre si eso no hacía vacilar su
confianza, mi padre dijo: ‒En absoluto. Conozco a mi Alemania. Esta es una
enfermedad temporal, algo parecida al sarampión, que pasará apenas mejore la
situación económica. ¿Usted piensa realmente que los compatriotas de Goethe y
Schiller, de Kant y Beethoven, se dejarán engatusar por esa bazofia? ¿Cómo se
atreve a insultar la memoria de doce mil judíos que murieron por nuestra
patria? Für unsere Heimat?”
Comentario: en
la introducción, Arthur Koestler escribe que a su juicio se trata de una pequeña
obra maestra. Hace referencia a las reducidas dimensiones del libro y a la
impresión de que, si bien su tema era la tragedia más espantosa de la historia
del hombre, estaba escrito en un nostálgico tono menor.
Por su formato, Reencuentro
no es una novela ni un cuento, sino una novella
(novela corta) forma artística muy apreciada en Europa (no así en Gran
Bretaña). Le falta el volumen y la cualidad panorámica de la novela, pero
tampoco es un cuento, porque generalmente éste aborda un episodio, un fragmento
de la vida, en tanto que la novella pretende ser algo más completo: una novela
en miniatura.
Hans y Konradin, apodados
Cástor y Pólux por sus compañeros de aula, forjan una amistad parecida a la
relación entre dos amantes; un ideal romántico repleto de admiración, confianza
y abnegación. Su entrega y la magnitud de la misma van más allá del sentimiento
de lealtad o comunión, pues los une la pureza de la inexperiencia y el hecho de
comprender que «era tan tímido como yo y que necesitaba un amigo con la misma
intensidad que yo». Su relación no es un medio, sino un fin en sí mismo; un
camino a recorrer donde cada tropiezo y descubrimiento suponen un crecimiento
continuo. Son dos jóvenes que comparten un misma Weltanschauung
(concepción del mundo). Ni siquiera sus ideas acerca de Dios resquebrajan su
ligazón, aunque éstas sean opuestas. Pero será la política sobre los judíos de
la Alemania nazi lo que les separará.
Su lectura me ha
conmovido profundamente porque está tan bien construida y es tan profunda y
sensible que me ha llegado a lo más hondo. No puedo explicar el
por qué, ya que haría spoiler (revelación) y estropearía ese primer acercamiento
puro del lector a una obra tan delicada; anulando el posible placer ético y
estético que le pueda producir. Lo demás es silencio.
BIBLIOGRAFÍA
Antonio Martínez Asensio,
'Reencuentro',
una novela corta sobre la amistad y la dignidad, Cadena Ser,
12/11/2023.
María Rodríguez Velasco, Reencuentro:
el libro no autobiográfico de Fred Uhlman, Amanece Metrópolis,
12/11/2018.
Fred Uhlman, Reencuentro, Tusquets, Barcelona, 2004 (9ª edición).

Una novel·la sobre l'amistat bellament escrita i que commou profundament.
ResponderEliminarMolt recomanable!
Beatriu Flinch