Félix Grande (1937-2014)
Félix Grande, Blanco Spirituals – La rubáiyátas de Horacio
Martín (1967/1978)
Hoy a muerto el
poeta y flamencólogo Félix Grande a quien tuvimos el gusto de conocer el pasado
verano en la UIMP de Santander donde impartió un curso titulado Memoria y celebración del flamenco. Asistimos
a algunos de sus conciertos. Nos produjo una inmejorable impresión el
guitarrista Óscar Herrero y su homenaje a Sabicas y Esteban de Sanlúcar. Me
viene a la memoria su presencia, su espigada silueta, su abundante mata de pelo
blanco, su amabilidad ante nuestras preguntas de profanos, su porte gallardo y
varonil. Y al subirse al coche de vuelta a casa el último día, nada hacía
presagiar que a los 76 años se lo llevaría por delante un cáncer de páncreas.
Como homenaje os dejo el comentario que tenía preparado sobre dos de sus libros
de poemas.
Félix
Grande (Mérida, 1937- Madrid, 2014) no es un poeta de la generación del
medio siglo porque cuando él publica su primer libros éstos poetas ya tiene una
obra consolidada y segundo, él procede de las clases subalternas, mientras que
los otros proceden de la burguesía acomodada. Tampoco tiene recuerdos de la
contienda civil, es un niño de la posguerra.
Sus grandes
obsesiones temáticas son: el tiempo, gran devastador de la felicidad, la
conciencia de la muerte, la visión crítica de la realidad (la conciencia de ser
entre otros), el amor (hacia los otros y hacia la mujer), la presencia de lo
urbano, la cultura, sobre todo la música (clásica, flamenco y jazz).
Los poetas que
más le han influido son César Vallejo y Antonio Machado. En Blanco Spirituals (1967) vemos la
importancia que cobra en el libro la prensa escrita (el linotipista, el
redactor, el reportero, el cajista, el vendedor del quiosco). Intermedia via
entre el hombre y el acoso de una realidad desapacible. La cultura radiofónica,
la música, el cine, como lugar de salvación frente a las amenazas de la
realidad. Las referencias literarias (Faulkner, Vallejo, Machado, Cortázar,
Sábato, Dostoievski, Tolstoi, etc.). Destacan las referencias a la muerte u
horror fundamental como él la llama.
Las rubáiyátas de Horacio Martín (1978), este
nombre es el heterónimo de Félix Grande. Se trata fundamentalmente de un libro
de poesía amorosa.
Cobrizo
Spiritual (fragmento)
Ah, sí, con esa
voz informa sobre la hostil desgracia
que brotó en las
cavernas: ¿no oís el horror
de los hombres
desnudos bramando sobre el mundo vacío?
¿escucháis las
parejas salvajes que ante la miseria y la muerte
copulaban
buscando, aterradas, el rostro de siglos venideros?
En la voz de
este hombre de nuestros días hierve
la sorda herencia
de fatiga y furia, desolación y voluntad,
injusticia y
quejido y hombría que, como un megaterio,
avanza de una
edad en otra, avanza.
Telas graciosas
de colores alegres (fragmento)
Escribo para
vosotros, testarudos, calamitosos seres
que deambuláis
en este laberinto agrietado de nuestro siglo.
Os mando estas
cartas porque creo en el fenómeno poético,
lenguaje
enloquecido y apesadumbrado que se derrite de calor
ante un malasio
que agoniza entre el plomo y la rabia.
Escribo porque
amo atrozmente lo que aún no ha sido todavía,
como lo amáis
vosotros, gente, que vais por las ciudades
recordando y
deseando, con un periódico arrugado
y un corazón que
se hincha como un aullido en un barranco.
ENSUCIAN AL LENGUAJE
Se les llena la
boca de la palabra Juntos,
aprenden a decir
Amor mío
como quien dobla
cuidadoso un traje
o limpia el
cepillo de dientes
Las bocas, las
gargantas de su piel
se ahogan en un
océano al que llaman Cariño:
un mar
conservador y poderoso
como una tiranía
Antaño amantes
con mano de tizón
se degradan
hasta tibios esposos,
llegan a amarse
como hermanos;
como parientes,
como conocidos
Extraño incesto,
extraño incesto
Llámanle Convivir a esa desgracia, Loba:
ensucian al
lenguaje, al amor, a la vida
Primero nos
trague la tierra
Hola Tomás,
ResponderEliminarGracias por el comentario sobre Felix Grande. El trabajo que haces, me motiva a rebuscar sobre los personajes que tan bien describes.
Como bien dices la fragilidad humana es estremecedora. Es evidente que para detectarla hay que meditar. En el mundo loco en el que vivimos parece que somos sansones y esa debilidad no llegará jamas. !Que bobos que somos!
Besitos
Dolores
Hola, Tomás: no me extraña que te estremezca la fragilidad humana. Es que no somos nada, un soplo de vida y nada más, que cuando se acaba se acaba. Y no sabemos cuándo nos va a pasar.
ResponderEliminarLo mejor es disfrutar el día a día, vivirlo intensamente. Disfrutar de los nuestros, acompañarnos, mimarnos y compartir nuestro tiempo. Bueno, dejemos de filosofar.
Un abrazo,
Adelaida