(L319) La España vacía (2016)
Sergio del Molino,
La España vacía. Viaje por un país que nunca fue (2016)
El autor de este
gran libro es Sergio del Molino (Madrid, 1979), periodista del
Heraldo de Aragón que posee una
interesante obra periodística y que se dio a conocer con la novela La hora violeta (2013). En este su
primer ensayo titulado La España vacía nos trae un tema, la soledad de la España interior, la
incomprensión entre lo urbano y lo rural. A todos los que tuvimos que
emigrar en su momento no nos dejará indiferentes.
Sinopsis: El misterio de las casas quemadas de
Gales. Siempre eran segundas residencias de ingleses. La heterofobia o el miedo
al otro. En las sociedades urbanas cada vez es más difícil encontrar a los nuestros.
Las lealtades tribales se ha sustituido por afinidades cambiantes y electivas.
Hay dos Españas: la urbana a la que pertenecemos una gran mayoría y la vacía,
interior y despoblada. La comunicación entre ambas es difícil.
1.- La historia
del tenedor. En casi todos los países europeos la palabra deriva del latín furca (horca). En el Quijote nadie come con tenedor. No fue común en las mesas hasta
bien entrado el s. XIX. Era una excentricidad, un instrumento educado por ser
menos violento que el cuchillo y menos sucio que la cuchara. La España moderna
tiene sus raíces en dos imperios que sublimaron la ciudad, los romanos y los
árabes. Civilización viene del latín civitas,
ciudad. El campo no era parte de la civilización. El éxito del libro de fray
Antonio de Guevara, Menosprecio de corte
y alabanza de aldea (1539) ya muestra una confrontación entre la España
rural y una España urbana anterior a la revolución industrial y a cualquier
éxodo campesino. La revolución francesa quiso abolir el campo por decreto al
crear 82 Departamentos con nombres de accidentes geográficos.
El “Gran Trauma”
de España es que el país se urbanizó en un instante. Entre 1950 y 1970 se
produjo el gran éxodo. El ochenta por ciento de la población vive en las
ciudades pero más de la mitad del territorio es rural. La ciudad corrompe, es
el mito de Babel. La ciudad es lo falso, lo contaminado, lo pecaminoso, la
muerte. El campo es lo verdadero, lo puro, lo virtuoso, la vida. Con la
expansión de las ideas liberales y progresistas se ha pasado a la civilización
(lo urbano) frente a la barbarie (el campo). Al nacionalismo no le han gustado
nunca las grandes ciudades porque no representan la esencia de la región.
La "España vacía" no
tiene mar y la podían formar las dos Castillas, Aragón, Extremadura, la Rioja y
zonas de Galicia y Andalucía poco pobladas. (Mapa p. 38).
Tiene el 53% de la superficie, 268.083 km y un 15% de la población. Si quitamos las grandes ciudades (Zaragoza y Valladolid) la población se quedaría en un 10%. España es un país poco poblado si lo comparamos con sus vecinos europeos (Gráfico p. 41). En España han desaparecido los mercados de productos locales a pequeña escala, al contrario que en Francia, y la juventud de los pueblos. Los pueblos europeos tienen una estructura similar. La España vacía es un país raro dentro de Europa. La España vacía aparece nada más abandonar las ciudades. Los geógrafos y antropólogos inspirándose en los trabajos de Mariano Iñiguez Ortiz llaman Celtiberia a las actuales provincias de Guadalajara, Cuenca, Teruel, Soria, la Rioja, Burgos y el interior de Castellón y Valencia. Más limitadas que la España vacía perviven fiestas y costumbres atávicas. La densidad es inferior a 8 habitantes por Km2 solo comparable al norte de Suecia y a Laponia. Sigue siendo un espacio silencioso, frío, ventoso y sin ningún atractivo para los jóvenes.
Tiene el 53% de la superficie, 268.083 km y un 15% de la población. Si quitamos las grandes ciudades (Zaragoza y Valladolid) la población se quedaría en un 10%. España es un país poco poblado si lo comparamos con sus vecinos europeos (Gráfico p. 41). En España han desaparecido los mercados de productos locales a pequeña escala, al contrario que en Francia, y la juventud de los pueblos. Los pueblos europeos tienen una estructura similar. La España vacía es un país raro dentro de Europa. La España vacía aparece nada más abandonar las ciudades. Los geógrafos y antropólogos inspirándose en los trabajos de Mariano Iñiguez Ortiz llaman Celtiberia a las actuales provincias de Guadalajara, Cuenca, Teruel, Soria, la Rioja, Burgos y el interior de Castellón y Valencia. Más limitadas que la España vacía perviven fiestas y costumbres atávicas. La densidad es inferior a 8 habitantes por Km2 solo comparable al norte de Suecia y a Laponia. Sigue siendo un espacio silencioso, frío, ventoso y sin ningún atractivo para los jóvenes.
2.- El Gran Trauma.
Lo refleja muy bien la película Surcos
(1951) de Nieves Conde. Pasó la censura porque provenía de una parte del
movimiento falangista que tenía ideas y preocupaciones sociales. Franco
demostró un profundo desprecio hacia la España interior. Su política de agricultura
extensiva para la exportación y la construcción masiva de pantanos, inundando
valles enteros para dar agua y electricidad a las grandes ciudades, aceleró el
éxodo. A partir de 1950 este éxodo triplicó la población de tres provincias:
Madrid, Barcelona y Bilbao, mientras que catorce cayeron en un declive secular.
En la parte
política, la Democracia dio representación a las provincias con una ley
electoral que les concedía dos o tres diputados que no le correspondían por
población. Pero esta ley se diseñó para garantizar mayorías estables e impedir
que los comunistas tuvieran un grupo fuerte en el Congreso. La UCD confiaba en
el conservadurismo de la España vacía. Un voto rural tiene más peso que uno
urbano. Un soriano vale por 5,9 papeletas madrileñas. Pero esta
sobrerepresentación no ha llevado a ninguna mejora. Los dirigentes regionales
de los partidos (barones) tienen mucho poder, son neocaciques con redes
clientelares que consiguen canalizar ayudas e inversiones para sus tierras a
cambio de sus votos sobrerepresentados. Delibes muestra esa España vacía en su
novela El disputado voto del señor Cayo
(1978), donde el hombre urbano y el rural no se entienden porque hablan idiomas
diferentes.
El éxodo rural
llevó la España vacía a las ciudades pero el campo viajó en la cabeza de los
emigrantes y esa España vacía está en los mitos domésticos y en la literatura.
No es un territorio ni un país, sino un estado mental. Julio Llamazares trata
en su libro La lluvia amarilla (1988)
de la vida del último habitante de un pueblo llamado Ainielle. Escritores y
cineastas provenientes de la España vacía hablan de ella en sus ficciones. José
Luis Cuerda, El bosque animado (1987);
Jesús Moncada, Camí de sirga (1988); también
de J.L. Cuerda, Amanece que no es poco
(1988); Antonio Muñoz Molina, El jinete
polaco (1991). El país puede pasar de ser campesino a urbano en dos
décadas, pero las personas necesitan varias generaciones para adaptarse y asumir el gran cambio...
Comentario: Excelente y bien argumentado ensayo que
constata la existencia de dos Españas: la urbana, que casi triplicó su
población, y la rural que a consecuencia de las grandes migraciones interiores
que se produjeron entre 1950-1970 dejaron a los pueblos españoles del interior
(La España vacía) al borde de la desaparición. Sin servicios, escuelas o niños
muchos de ellos han sido condenados a un lento final.
El campo ha tenido
mala y buena prensa. No es el lugar solitario y lleno de rencillas que se
presenta en el crimen de Fago o Puerto Hurraco; ni el lugar atrasado que nos
muestra Luis Buñuel en su falso documental Las
Hurdes, tierra sin pan (1933); ni tampoco el lugar idílico donde un
urbanita se pueda retirar al modo del Beatus
Ille de la Oda a la vida retirada
de Fray Luis de León.
He viajado en
numerosas ocasiones por esa España vacía que describe tan bien Sergio del
Molino. Claro que siempre ha sido en periodos vacacionales, de clima benigno,
donde he podido gozar de la naturaleza y del silencio. Estoy casi seguro que no
podría vivir todo el año en estos lugares. Me he convertido en urbanita. Pero el
campo, a través de los felices veranos infantiles y de las historias que me han ido contado mis abuelos y mis padres, está
profundamente arraigado (mitificado) dentro de mí.
BIBLIOGRAFÍA
José M. Abad Liñán, España afronta la segunda oleada de despoblación, El País, 13/02/2019.
Sergio del Molino, La España vacía, Editorial Turner, Madrid, 2016.
BIBLIOGRAFÍA
José M. Abad Liñán, España afronta la segunda oleada de despoblación, El País, 13/02/2019.
Sergio del Molino, La España vacía, Editorial Turner, Madrid, 2016.
Hola Sergio. Termina el año 2018 y solo podemos hacer el Felicitarnos la nueva entrada de año 2019.
ResponderEliminarHace unos dos años que leí tu libro, La España vacía. Me gusto mucho, vi la realidad de España y este año me removió al ir a mi pueblo después de 62 años, donde deje unos 160 habitantes. (Al ser la fiesta (15 se agosto) , había unas 100 personas). Hace pocos días, hable por tfo. con el mas mayor que queda de 87 años, pero se subía a pasar las Navidades a Jaca, con la familia. En el pueblo (ENA) seguro que conoces, solo quedan de fijos unos 8 o 10 habitantes...
Quise hacer un pequeño recorrido por el monte, a recordar algún lugar que había pisado de crío. No pude subir a ninguna cima donde poder divisar el monte, fuera de los caminos, todo maleza y pinos...
Cuando me marche con 12 años, en cualquier parte se oían esquilas de los ganados, el canto de pájaros, cuervos, perdices, palomas, alguien cantando etc. En el pequeño recorrido que pude hacer, solo pude oír el SILENCIO y la AUSENCIA de rastro de haber paseado algún animal o persona. Impresionante y lo peor que como dices en el libro,es lo común del territorio Español, a cambio de las grandes aglomeraciones en las grandes ciudades... ¡ Para que contarte de lo que sabes!. Una buena entrada de año. Andrés
Hola Andrés, he decidido publicar tu comentario, aunque me confundes con el autor del libro Sergio del Molino, porque lo he encontrado bonito y entrañable.
ResponderEliminarUn saludo cordial,