Entrevista a Emmanuel Carrère en La Pedrera de Barcelona (13/11/2017)
Emmanuel Carrère en la Pedrera el 13/11/2017
"Las
Conversaciones crean un espacio de diálogo donde se va más allá de la obra y de
las formulaciones por las que se conocen las personalidades invitadas para
aprender a ver y analizar el presente a través de su mirada y su discurso, lo que
nos permite crear una opinión mejor fundamentada del mundo en que vivimos".
Emmanuel Carrère (París, 1957) es escritor,
guionista y realizador de cine. Ha sido reconocido internacionalmente por sus
novelas de no ficción L’Adversaire
(1999), Un roman russe (2007), D’autres vies que la mienne (2009), Limónov (2011), galardonado con el Prix
des Prix a la mejor novela francesa, el premio Renaudot y el de la Lengua
Francesa, y Le Royaume (2014).
Anteriormente había publicado Bravoure
(1984), Le Moustache (1986) y La Classe de neige (1995), entre otros.
El 2017 le fue concedido el Premio FIL de Literatura en Lenguas Románicas, de
la Feria del libro de Guadalajara, en reconocimiento a una trayectoria marcada
per su diversidad de intereses y la crudeza autobiográfica.
Buena parte de
sus libros han sido traducidos al español y publicados por Anagrama. En
catalán, hay tres novelas disponibles, editadas por Empúries, LaBreu y también
por Anagrama. Acaba de aparecer la compilación de artículos Conviene tener un
sitio adonde ir (Il est avantageux d’avoir
òu aller).
Esther Vera (Badalona, 1967) es directora
del diario ARA. Es periodista y politóloga especializada en relaciones
internacionales. En ambos grados se licenció en la Universitat Autònoma de
Barcelona. Como periodista se inició posteriormente en la Sección de
Internacional de Televisió de Catalunya, donde hizo de reportera cubriendo
eventos relacionados con la política europea y norteamericana. Con una amplia
experiencia profesional, ha trabajado en Catalunya Ràdio, TV3, el diario Avui,
CNN+, El País, Cuatro, y como asesora
especial y jefe de gabinete del exconsejero de Economía y Conocimiento de la
Generalitat de Catalunya, Andreu Mas-Colell.
Idioma de la
conversación: francés. Hubo servicio de traducción simultánea al catalán.
Estuve acompañado por dos buenas lectoras y amigas: Maite Fàbregas y Leonor
Barrachina. No hubo la posibilidad de hacer preguntas al final de la entrevista.
Su editor en España, Jorge Herralde de Anagrama, estuvo presente en la
conferencia.
Empieza Esther
Vera preguntándole sobre la catastrófica entrevista que realizó a Catherine Denueve. Era una
persona que siempre ha sido mirada por los demás. A ella le hubiera gustado
poder mirar a los otros. Yo fui de divo y por supuesto ganó ella. Fui un poco
humillado y escribí un artículo intentando quedar un poco mejor. Catherine me
llamó y me dijo que había jugado muy bien mis cartas.
Dice que su
último libro, Conviene tener un sitio
adonde ir (2017), tiene un título muy malo. Quiero explicar que proviene de
una frase del I Ching, el libro de los oráculos chino.
¿Usted ha sabido siempre donde iba? No, que va. El
libro del que hablamos recoge una serie de viajes y entrevistas que después han
influido y inspirado mi novelística. El caso Romand, la vida de Limónov. La
práctica del periodismo, el reportaje, me gusta mucho. Los reportajes de
encargo me gustan más porque no sé dónde me llevaran. Por ejemplo el de Macron,
sobre la ciudad de Calais. Gracias a los directores de diarios he podido hacer
reportajes muy largos. Me siento un privilegiado.
¿Ha conseguido entender al personaje de Jean-Claude
Romand?
No, es un personaje de una gran opacidad, incluso para el mismo. La energía que
dedicó a fingir que era médico la podría haber dedicado perfectamente a serlo
de verdad. Cuando lo fui a ver a la prisión y le llevé el libro para que lo
leyera, no hubo ninguna emoción por parte suya. Nunca he intentado ponerme en
el lugar de la gente. No pretendo entrar en los pensamientos de Romand o de Limónov.
¿Cuál es su opinión sobre el punto de vista y la
subjetividad?
El gran libro de sucesos que es A sangre
fría (1966) de Truman Capote, tiene una falsa pretensión de subjetividad.
En mis libros prefiero decir lo que pienso, es una forma de ser humilde, no
explico una verdad revelada, es simplemente mi opinión.
Le pregunta sobre la historia de las torturas que
realizó el general Jacques
Massu en Argelia con electrodos.
Cuando se le preguntó al general, en el juicio posterior, dijo que no era tan grave porque las había probado en sí
mismo. Respuesta estúpida porque uno siempre es más benévolo consigo mismo que
con los demás. No me molesta escribir sobre mí mismo, porque si soy yo el que
habla, digo y me paro donde quiero. En cambio al escribir sobre los otros hay
que tener mucho cuidado ya que te puedes pasar de la raya. Como por ejemplo
cuando escribí sobre mi antigua compañera.
¿Los periodistas traicionamos a los otros? Se refiere a la
afirmación de Janet Malcom en El
periodista y el asesino (1990). Yo no estoy de acuerdo, se puede intentar
ser honesto y no hacer daño a la gente, aunque no siempre se consiga. Yo
intento ser así.
«Los únicos
libros imprescindibles son aquellos en que el escritor hubiera muerto si no los
hubiera escrito» dijo Lawrence de Arabia. Se ha de ser un poco megalómano y
humilde al mismo tiempo para ser escritor.
¿De dónde le viene su interés por Rusia? Mi madre es una
estudiosa de la antigua URSS y de la actual Rusia. Yo no me había interesado
por el tema hasta que hice un documental sobre una ciudad Rusa. Todos los
tópicos y clichés de Rusia son ciertos: los rusos son sentimentales y
borrachos.
Usted dice que Dostoievski fue el hombre que lo entendió todo. Sí,
estoy de acuerdo. Aunque Nabokov decía que escribía mal. Prefiero lo que me explica Dostoievski aunque no esté tan bien escrito, que la perfección estilistica de Nabokov. El libro acaba con una carta a su madre. Mi abuelo era ruso,
concretamente georgiano, emigrante y pobre. No se adaptó nunca a Francia.
Cuando ésta fue invadida por los alemanes trabajó como intérprete de los nazis.
Después se esfumó sin dejar rastro, probablemente fue ejecutado de forma
sumarísima por colaboracionista.
Le pregunta sobre Macron, si no suda. Lo acompañé en
un viaje donde todos quedamos empapados por el calor y él, que no tuvo tiempo
de cambiarse, estaba impecable con su camisa blanca. Si no suda al menos suda
menos que otras personas. Macron es un personaje intrigante, parece un cíborg.
Una persona que se presenta una vez a la presidencia de Francia y gana. Es una
máquina de seducción. También su relación con su mujer es intrigante. El tener
una pareja tan diferente, resulta muy libre y transgresor.
Escribió en una
revista italiana femenina sobre el tema de las relaciones hombre-mujer. Fue
divertido porque pensaba que nadie lo leería, en un país y una lengua
extranjera. Como no quise continuar la colaboración, escribí un relato
pornográfico y me echaron. Una vez escribí una carta erótica a una mujer que
amaba en el diario Le Monde que causó
un gran escándalo y conmoción. Porque una cosa, en principio, privada apareció
a la vista de dos millones de lectores. Se cuenta en el libro Una novela rusa (2007).
Como lector me
gusta mucho la ficción, aunque mis temas son reales no dejan de ser narraciones
sobre un tema de no ficción. Las técnicas son las mismas que las de un
novelista. Es importante explicar al lector cuando invento y cuando son reales
los datos que le proporciono. Tuve una crisis que me acercó a la religión
cristiana, a pesar que mi fe no era de gran calidad.
¿En qué trabaja ahora? En ningún libro,
hago reportajes y guiones de cine. Espero que me venga el tema, que aparezca la
inspiración, en la vida diaria o en mi subconsciente. Después sé que trabajaré
dos o tres años sobre el mismo y llegará el libro.
Recomiéndeme un libro. Se titula Cher Beau-Père (1973) y es de un autor
húngaro (Tibor Déry, esta obra no está traducida al castellano/catalán) de la época comunista en la que un
señor se encuentra en un país extraño donde no conoce el idioma que hablan y no
puede comunicarse con nadie. Philip K. Dick es un autor de ciencia ficción que
escribía novelas para sobrevivir. Después de su muerte tomó un gran relieve. Su
ficción es profética y refleja un poco el mundo en que vivimos. (Futuros
distópicos en países gobernados por estados policiales. En sus novelas hay un
hilo subyacente de paranoia y disociación, con múltiples realidades percibidas
simultáneamente).
Su estilo (el de
Carrère) parece más anglosajón que francés. Intento escribir de forma sencilla
y agradable.
Fin
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