(L331) Niveles de vida (2013)
Julian Barnes, Niveles de vida (2013)
Segunda novela
que comento de Julian Barnes (Leicester, 1946). Un escritor
inglés de menos popularidad que sus coetáneos Martin Amis e Ian McEwann pero
que no deja de tener aspectos interesantes y originales en su narrativa.
Sinopsis: la novela empieza explicándonos ascensiones
en globo famosas: los hermanos Godard, Fred Burnaby, Sarah Bernhardt. Los
vuelos en globo representaban libertad, pero una libertad supeditada a los
antojos del viento y el clima, y no exentos de riesgos.
El caso de Félix
Tournachon (1820-1910). Era un pelirrojo apasionado e inquieto. Fue un bohemio,
calificado de ingenioso y estúpido a la vez. Fue empresario, inventor y
fotógrafo. Sus amigos le pusieron el apodo de Nadar. Se convirtió en el mejor
retratista de la época. Juntó dos cosas que nadie había hecho antes: la
fotografía y la aeronáutica. En 1853 montó en globo y sacó la primera
fotografía aérea de la historia, aunque estas fotos no sobrevivieron. Las
primeras que si lo hicieron datan de 1868.
Tournachon era
un hombre muy apegado a su mujer, Ernestine. Se casaron en 1854, ella tenía
dieciocho años y procedía de la burguesía protestante normanda. Cien años
después, en 1968, despegó el Apolo 8 para su viaje a la luna. Tomaron imágenes
de la tierra con el azul magnífico del mar que salía de entre un cielo
nocturno. Mirarnos a nosotros mismos desde lejos produce una conmoción
psíquica. Pero fue Félix Tournachon el primero que junto estas dos cosas.
«Cada historia
de amor es en potencia una historia de aflicción». El capitán Fred Burnaby
conoce a Sarah Bernhard a mediados de 1870. Él es muy alto, ella pequeña y
delgada. Fred hablaba siete idiomas y era un viajero formidable. Sarah vivía
rodeada de una colección de amantes y de un zoológico de animales salvajes. A
Fred no le importa y empiezan a salir juntos. El capitán se está enamorando.
Fred quiere pasar más tiempo con ella, viajar a países lejanos, montar juntos a
caballo. Sarah es judía de nacimiento y Fred, a pesar de ser inglés, tiene un
aspecto meridional.
El capitán le
pide matrimonio pero ella le dice que no está hecha para ese tipo de felicidad,
que ella preferentemente busca sensaciones. El amor entre ambos duró unos tres
meses. Fred cortó todo contacto con ella. Ya mayor, a los treinta y siete años,
se casaría con la hija de un baronet irlandés, Elisabeth Hawkins-Whitshed.
Tienen un hijo aunque ella continuamente está enferma. Fred llega al grado de
coronel y muere al acudir en auxilio del general Gordon en Jartún. En 1882
atravesó el Canal de la Mancha en globo, tal y como le había prometido a Sarah,
y escribió un libro sobre el viaje.
Comentario: Julian Barnes nos habla de la muerte de
su mujer a los sesenta y dos años. Estuvieron treinta años juntos. Cuando
juntas a dos personas y una de las dos desparece, lo que desaparece es mayor
que la suma de lo que había. Esto es quizá matemáticamente imposible, pero es emocionalmente
posible.
Para introducir
la historia de su amor Barnes nos habla primeramente del matrimonio de Félix
Tournachon y de la breve pasión amorosa de Fred Burnaby por la actriz Sarah
Bernhard. En ambos casos los dos hombres no pudieron olvidar nunca a la persona
amada.
La novela no tiene la enjundia de El sentido de un final (2011) que comenté en el blog hace unos meses, aunque se deja leer con suavidad por dos motivos: su brevedad y la sensibilidad que tiene Barnes a la hora de tratar el tema de la pérdida de la persona amada.
La novela no tiene la enjundia de El sentido de un final (2011) que comenté en el blog hace unos meses, aunque se deja leer con suavidad por dos motivos: su brevedad y la sensibilidad que tiene Barnes a la hora de tratar el tema de la pérdida de la persona amada.
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