(L353) Ampliación del campo de batalla (1994)
Michel Houellebecq, Ampliación del campo de batalla (1994)
Sigo trayéndoos al blog
los libros más interesantes de este autor francés. Uno de los que mejor ha
sabido captar la esencia de los desajustes de la sociedad posmoderna que nos ha
tocado vivir. Michel Houellebecq (Reunión, 1956)
es l’enfant terrible de las letras
galas y goza de una popularidad como escritor e intelectual que no se conocía
desde los tiempos de Sartre y Camus. Ampliación
del campo de batalla (1994) fue su primera novela, un libro corto, que tal
vez no posea la solidez de sus obras posteriores, pero que no deja de ser esclarecedor
sobre el camino que tomará su obra literaria.
Argumento: El
protagonista es un informático que asiste a una fiesta de empresa. Allí bebe
demasiado y se duerme. Al volver a casa no encuentra su coche, no se acuerda
donde lo ha dejado por lo que decide denunciar un robo. Vive solo y no tiene
amigos, se pregunta a qué dedicar tanto tiempo libre y sin embargo alguna vez
tuvo una vida normal que atestiguan las fotografías. Tiene treinta años, es
programador y tiene un buen sueldo, pero no tiene demasiado éxito con las
mujeres, no es lo que ellas buscan. Su última relación fue hace dos años. Tiene
tendencias depresivas.
La empresa ha obtenido un
contrato con el Ministerio de Agricultura. Le encargan el proyecto. Se
entrevista con Catherine Lechardoy, una chica activa y agresiva, bastante fea,
con quien ha de organizar los cursos para que los empleados sepan manejar el nuevo
producto. Va a cenar con un amigo con quien estudió la carrera. Éste se metió
en el seminario y ahora es cura en Vitry. En la reunión con el Ministerio deciden
organizar unas sesiones de formación de provincias que tendrá que dar él.
Asiste a la despedida de un compañero, Jean-Yves Fréhaut, un elemento brillante
que se va de la empresa. Piensa que las relaciones humanas se han vuelto
progresivamente imposibles. En una fiesta en el Ministerio de Agricultura, organizada
por la jubilación un funcionario, se encuentra cerca de la señorita Catherine
Lechardoy, han bebido, pero ninguno se decide a dar el primer paso.
Empiezan los cursos en la
ciudad de Rouen. Tiene que coger el tren, su compañero en los cursos es
Tisseraud, de cara feo como un sapo, por lo que las mujeres le rehúyen aunque
él lo continua intentando. Decide quedarse el fin de semana en la ciudad para
hacer turismo. El lunes siguiente se encuentra mal y acude al hospital. Cree
que es un infarto pero se trata de una pericarditis. A las dos semanas sale del
Hospital y vuelve a Paris.
Se recupera para el
trabajo y va a La Roche-sur-Yon a seguir con las clases de informática. Allí
habla con Tisseraud sobre el liberalismo sexual que es parecido al liberalismo
económico: algunos se quedan con todo y otros sin nada. Unos acumulan
experiencias y mujeres y otros están condenados a la soledad. Como todos los
depresivos ambos tienen disposición al egoísmo y a la falta de ternura.
El compañero Tisseraud
muere en un accidente de coche. Es fin de año, se siente embotado, piensa en el
suicidio. Pide visita con un psiquiatra de urgencias. Le dan la baja, el médico
le dice que tiene una depresión. Como no mejora decide internarse una
temporada. Cuando sale realiza un viaje al bosque a Saint-Cirgues en Montagne
con la intención de perderse o dejarse morir…
Comentario: Aunque
es su primera obra, ya están presentes en ella varios temas que seguirán
preocupando a Houellebecq en el resto de su obra posterior: la soledad, la
falta de amigos, el trabajo aburrido, la dificultad de relacionarse con las
mujeres, la sociedad fría y aséptica. Para Houellebecq la familia, último
islote donde refugiarse en la sociedad liberal, ha saltado por los aires. Se le
podría calificar como de pesimista sentimental. Escribir requiere un
aislamiento, no hay escritores felices.
En una entrevista dice: “La
sociedad en que vivimos quiere destruirnos. El arma que emplea es la
indiferencia, y hay que pasar al ataque, poner el dedo en la llaga y apretar
bien fuerte. Hablar de lo abyecto: la enfermedad, la ausencia de amor, la
fealdad… pero sin adherirse a ninguna idea ni profesar ninguna militancia. La
militancia es para la gente feliz”. (Houellebecq M. “Escribo por vanidad”, Clarín, 06/05/2013).
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