(L383) La Antropocultura (1908)


Silverio Lanza, La antropocultura (1908)

Bajo este seudónimo escribió sus obras Juan Bautista Amorós (1856-1912). Considerado un autor original y también “raro” dentro de la literatura española de su época, algunas de sus obras se basan en el humor y en el disparate. Fue muy amigo de Ramón Gómez de la Serna creador de las “Greguerías”. También lo frecuentó Pío Baroja y su hermano Ramón, aunque no fueron amigos cercanos si había cierta simpatía entre ellos.

Quienes le conocieron entonces –Juan Ramón, Azorín, Pío Baroja, Corpus Barga, Cansinos Assens, etc.– hacen su retrato de forma grave y mesurada, siempre con el asombro antes sus conocimientos y la valentía de sus polémicas. Sólo Ramón nos pondera su humor loco –no ya ironía o sarcasmo, algo nuevo–, su extrañísimo humor y esa querencia especial por las muertas y los muertos. Uno de sus críticos decía que era capaz de estropear un cuento por un chiste malo. Y es que hay chistes negros y chistes blancos a lo largo de toda su producción de cuentista. Chistes sobre muertos y sobre ángeles. Su principal argumento temático pasa por presentar un mundo en el que no existen diferencias entre los vivos y los muertos.

Es preciso hacer un alto en el asunto del proceso que sufre Amorós tras la publicación de Ni en la vida ni en la muerte (1890). Y lo es porque dicho accidente judicial marca profundamente su vida y su obra, especialmente esos artificios y neutralizaciones que idea y que parecen obedecer a algún miedo siempre presente.

Una vecina de Getafe promovió con un anónimo una denuncia de oficio del juez de Getafe por “lesa majestad, ataque al libre ejercicio de los cultos, provocación a la desobediencia a las autoridades, escándalo público e injurias a determinadas clases del Estado”. La novela presentaba a un juez y un cura como faltos de escrúpulos en una trama, entre folletinesca y naturalista, para explotar a una mujer. Cierto exceso de celo judicial hizo que Amorós, no disfrutara de fianza y pasó más de dos semanas en prisión, hecho que deja enorme huella en su producción posterior. Parece que Amorós acudió a algunas influencias, posiblemente las de su hermano Narciso, y salió finalmente absuelto.

El programa de la Antropocultura1 cuenta con varios escritos de propaganda muy anteriores que quizás nos ofrecen mucho mejor una clave general de graciosa ironía, de humorismo, un guiso de chifladuras y disparates, y también un programa literario donde cabía todo, cuentos, apólogos, artículos en prensa, fragmentos de novelas y el propio tratado. (…) Sin embargo, la clave básica para Amorós es la continuidad de la función pensante del cerebro tras la muerte. Juan Bautista Amorós era ante todo un humorista, especialmente paradójico, tan anacrónico como paródico con su tiempo, y también un incansable bromista que se reía, y en esta ocasión más que nunca, hasta de su propia sombra y capaz de sacrificarlo todo en función de un buen gag. Quizás la antropocultura no fuera otra cosa que una candorosa envoltura para sus bombas verbales contra las modas.

Baroja lo ensalza en un artículo que le dedica en la revista Alma Española del 17 de enero de 1904 y recogido en su libro El tablado de Arlequín (1904).2 Más adelante en otra obra Juventud, egolatría (1917), Baroja nos cuenta que a causa de una conversación con Lanza en que éste le dice que trata a las damas, en sus novelas, con demasiada galantería y la respuesta realista y ocurrente, que le da Baroja, ocasiona que Lanza se marche ofendido.3

FRAGMENTOS

Se llama Antropocultura a la ciencia resultante de la Anatomía, de la Fisiología, y de la Mecánica; y su fin es investigar las leyes que determinan el progreso orgánico del hombre.

Cuando los ejercicios de destreza corporal no son útiles, ni proporcionan un recreo, ni cumplen una costumbre, no son Gimnástica, ni Educación física, ni Antropocultura, ni sport.
¿Qué son entonces?
¡Chifladuras!
Todos los grandes hombres ocultan su vida. De Jesús no sabemos nada (salvando los respetos que merecen los Evangelios y sus detractores); de Nerón, lo sabemos todo.
El hombre discreto oculta sus bondades, y la mujer discreta oculta sus pechos.
Dividida por mí la humanidad en dulce y amarga como las almendras, huí del pan mezquino y llorado, que dan los explotadores desagradables; de las desagradables distinciones que fascinan cuando se desean y avergüenzan cuando se poseen; (…) Colombine recuera que “Para vivir felices, vivir ocultos” y Andrenio4, en uno de sus artículos dice: “En ninguna parte es tan apetecible el incógnito como en España, porque en ninguna está la opinión pública tan mal educada. Es preferible no tener trato con ella”.
En las sociedades colectivistas son, generalmente, colectivistas las agrupaciones; y asusta que los hombres se agrupen, como asusta que se agrupen las nubes en el firmamento.
víctima de la sociedad colectivista donde no hay derecho al trabajo ni libertad para trabajar, ni ninguna libertad, pues las supuestas libertades están basadas en el régimen de las mayorías: régimen que los gobernantes eluden por el soborno y por la fuerza; y pesa siempre sobre los mejores que son los menos: régimen extraordinariamente inmoral, porque si es inmoral que un hombre valiente, y contra la Ley, mate a noventa y nueve hombres, es más canallesco que noventa y nueve cobardes, y al amparo de la Ley, maten a un hombre.
Enójanse los galenos si se les dice crudamente que, a costa de los pobres viven de los ricos: yo no lo repetiré crudamente ni soy sospechosos de galenofobia. Dejaré que los hechos hablen por mí. Exceptuando el caso de Mateo Barthas, habéis aprendido Anatomía en los cuerpos de los pobres; habéis verificado vuestras teorías y ensayado vuestros medicamentos en los cuerpos de los pobres; molestáis en la cárcel con vuestras supuestas identificaciones a los pobres; con vuestras informaciones abusivas molestáis en estrados a los pobres; cuando necesitáis piel humana buscáis la de un pobre, y no influís para que la venda cara; cuando necesitáis leche humana para amamantar, buscáis la de una pobre, y no influís para que la venda cara; personalmente sois el mayor amparo del pobre (¡Dios os bendiga!); socialmente sois los mayores enemigos de los pobres; pues podéis redimirlos vosotros solos, y no los redimís.

Pensamientos inéditos

Habituado a estos estudios, totalmente incompatibles con la fiebre de la idea y con la urgencia de expresarla, he descubierto que el arcaísmo más antiguo es Eva, la primera palabra que pronunció Adán; y el neologismo más nuevo es ahorita; no puede haber nada más reciente ahorita mismo.
No tengas cómplice para matar ni para vivir: será tu tirano.
Saliendo pronto, se va despacio y se llega a tiempo.
No vuelve por su honor sino quien lo dejó olvidado.
La orgía de los ricos estremece de envidia a los pobres; y la orgía de los pobres estremece de miedo a los ricos.
Gran señor es quien manda por otro; y mayor quien desobedece por sí.
Siempre se atribuyen las ganancias del prójimo a su buena suerte; y sus pérdidas a su desacierto. Así la habilidad se queda sin aplauso; y la desdicha sin alivio.
Sonríe ante dos o más, ríe ante uno, y llora a solas.
No creas ni en lo que veas; si en algo crees sea lo que desees.

NOTAS:

1.- Silverio Lanza, La Antropocultura, Berenice, Córdoba, 2015.

2.- Pío Baroja, El tablado de Arlequín, Caro Raggio, Madrid, 1982, pp. 104-106.

3.- Pío Baroja, Juventud, egolatría, Caro Raggio, Madrid, 1985, pp. 139-141.

4.- Eduardo Gómez Baquero (1866-1929). Periodista y crítico literario español.

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