(L401) Rondó para Beverly (2015)


John e Yves Berger, Rondó para Beverly (2015)

Homenaje de John Berger (1926-2017), escritor, crítico de arte y pintor; y de su hijo Yves a la esposa y madre, Beverly Brancoft, muerta el año 2013. Me recomendó el libro mi amiga Pilar Villanueva de Valladolid por la sensibilidad con que trata el tema de la pérdida y la belleza de los dibujos y pinturas del libro.

Fragmentos: “Te fuiste hace cuatro semanas. Anoche volviste por primera vez. O, para decirlo de otro modo, tu presencia sustituyó a tu esencia. Estaba escuchando una grabación del Rondó nº 2 para piano (op. 51) de Beethoven. Durante casi nueve minutos, por lo menos, fuiste ese rondó, o ese rondó se convirtió en ti. Contenía tu levedad, tu persistencia, tus cejas arqueadas, tu ternura”.1

“Te gustaba cuidar de las plantas porque era una manera de acariciar el futuro, de acomodarlo, de forma parecida a como me colocabas la bufanda junto a la puerta antes de salir al frío. Eras una apasionada del futuro, y no porque creyeras en utopías, sino porque esa pasión nos permite impugnar y, a veces, superar el presente. Atravesaste el presente como una corredora que llevara mensajes del pasado al futuro, y tenías cuerpo de corredora, de amazona y de patinadora”.2

“¿Qué dirías que es lo opuesto a lo monumental? ¿Lo aéreo? El acto de Devenir define mejor tu carácter que el acto de Ser. Cuando viajábamos en moto -¿cuántos viajes en moto hicimos a los largo de estos años?, ¿cuatro?- eras un paquete silencioso y tranquilo, y, sin embargo, yo tenía la sensación de que eras tú la que impulsaba la moto, utilizándome a mí de copiloto”.3

“¿Cómo? ¿Cómo despedirse?, le preguntaste a Sandra, moviendo tus ágiles manos en el aire. Ven, dijiste, haciéndole una señal a Yves para que se acercara, dime una cosa. Tu valentía, en lugar de intentar, en vano, vencer al miedo, le dio la bienvenida. La belleza de tu valentía te acompañó hasta el final. Y, desafiando al tiempo, se ha quedado con nosotros. Llena de silencio”.4


Comentario: Rondó para Beverly es, de algún modo, el reflejo de las cuatro décadas vividas junto a su esposa en Quincy. Sus cincuenta páginas están, inevitablemente, decantadas por la luz y el ritmo de lo que llamaríamos “el campo”. Por otra parte, el escenario rural favorece la recreación de la intimidad familiar y es el espacio propicio para la libre expresión de las emociones. En este contexto, los recuerdos se transmiten con la sutileza de una prosa sin artilugios o engaños, por medio del lenguaje sencillo que caracteriza el resto de la obra del autor.

En Rondó para Beverly, padre e hijo se valen de la visualización artística como un medio para manipular el tiempo y, de esta manera, hacer confluir pasado y presente: “Miramos atrás y tenemos la sensación de que estás con nosotros en el momento de mirar” dice Berger a su esposa. Beverly deja de ser ausencia y pasa a habitar en el tiempo sin tiempo de la eternidad. Hacía él vamos todos.

NOTAS:

1.- John e Yves Berger, Rondó para Beverly, Alfaguara, Madrid, 2015, p. 14.

2.- Ibídem, p. 18.

3.- Ibídem, p. 26.

4.- Ibídem, p. 34.

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