(L407) El país donde florece el limonero (2014)
Helena Attlee, El país donde florece el limonero (2014)
Helena
Attlee (1958), distinguida experta inglesa en
jardines, cayó bajo el hechizo de los cítricos hace diez años y desde entonces
fue reuniendo materiales y dando forma a este delicioso libro. Se trata de El país donde florece el limonero (2014).
Argumento:
La autora nos cuenta su primer viaje a Italia y como la cautivaron los
cítricos, limoneros y naranjos al igual que años atrás les ocurrió a D.H.
Lawrence y Hans Christian Andersen. En sus viajes por Italia ha descubierto que
los cítricos y sus frutos han desempeñado un papel fundamental en la historia
social y política de Italia y han aportado una extraordinaria riqueza a algunos
de los lugares más pobres del país.
Viaja a Sicilia para
visitar los cultivos comerciales de cítricos del Sur de Italia y reunirse con
los hombres y mujeres que trabajan en ellos. Allí crecen las mejores naranjas
sanguinas del mundo. Tienen un ritual para probar las naranjas y esa es la
razón por la que los cultivadores llevan siempre una navaja.
Durante el siglo XVII los
huertos de villas y palacios albergaban las colecciones de cítricos en macetas
que se guardaban en la limonaie
(invernaderos). Estos coleccionistas se deleitaban con variedades exóticas del
limón llamada Citrus Medica Var.
Sanodactylis, también conocida como “mano de Buda”. La colección de los
Médicis era sin duda la mejor de Europa. Cosme I de Médicis (1519-1574) encargó
al arquitecto Niccolò dei Pericoli un jardín en su retiro rural del Castello.
Su parte superior estaba dedicada enteramente a los cítricos. Esta colección
perteneció a la familia Médicis hasta 1737 cuando murió el último varón Gian
Gastone. Su hermana legó todo a Francisco I, duque de Lorena, con la condición
que no saliera de Florencia.
Su hijo Pedro Leopoldo
supo apreciar mejor el legado y abrió La
Specola, el primer museo público en 1775. Allí reunió todas las
colecciones científicas y de historia natural de los Médicis. Helena descubre
que se habían hecho moldes de las frutas. Estos se encuentran en los jardines
de Bóboli. Allí habla con el conservador, Paolo Galeotti, quien ha recuperado
una especie extinguida de limones, la Bizzarria.
Naranjas, limones y
cidras eran ampliamente utilizados en la cocina durante los siglos XVI y XVII.
Bartolomeo Scappi que fue cocinero de Pio V publicó su tratado de recetas, Opera dell'arte del cucinare, en 1570.
Las naranjas amargas constituyen una presencia fundamental en cualquier
banquete italiano. Se solía mezclar su zumo con las preciadas especias, como
canela, clavo, nuez moscada y azafrán; ya que creían que ayudaban a equilibrar
los humores, determinante en aquella época para la salud de una persona.
Las primeras naranjas
dignas de ese nombre llegaron a Italia desde China a mediados del s. XVII. De
ellas existen cuatro mil variedades lo que produce según los expertos, un “caos
taxonómico”. El primer intento de poner orden lo realiza el sacerdote jesuita
Giovanni Battista Ferrari en 1646 creando una nomenclatura que pervivió al
sistema de Linneo de 1749. Su obra se titula Hespéridas y posee ilustraciones de los mejores artistas romanos de
la época…
Comentario: Con
una inmensa sabiduría, delicadeza y sentido del humor la autora nos relata los
orígenes de los cítricos, de la gastronomía y del país, nos descubre los
secretos del arte de la horticultura y nos ofrece recetas tan sencillas como
suculentas. Los aromas, los colores, las texturas, la luz y los paisajes que
evoca son los hilos de una historia dorada donde civilización y naturaleza se
reconcilian.
Una curiosidad que no
quiero pasar de lado. En 1860 la producción de cítricos sicilianos proporciona
más dinero que cualquier actividad agrícola en Europa. Su control por
terratenientes y empresarios dio originen a una organización de extorsión
conocida como Cosa Nostra o Mafia. Eran los terratenientes más ricos
de la zona que ofrecían protección a sus vecinos para preservar sus valiosas
cosechas. La mafia llegó a tener el monopolio de esta industria.
La historia, la
gastronomía y los cítricos se nos mezclan en un agradable relato. Por supuesto
que no es un libro de cocina. Se trata de un libro diferente a lo que estamos
acostumbrados a leer, tanto en ensayo como en novela. Es por esta originalidad
por la que recomiendo su lectura. Además de ser una bonita y cuidada edición de
la editorial Acantilado.
BIBLIOGRAFÍA
Guillermo Altares, Lecturas
para el verano, El País, 28/06/2017.
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