(G184) Molino de Alcuneza (Sigüenza, Guadalajara)
El puente de todos los
santos es una buena ocasión para recorrer carreteras secundarias donde los
colores del otoño y las hojas caducas nos acompañan. Este deambular nos llevó a
un antiguo molino recuperado y convertido en un establecimiento de la cadena
Relais & Chateaux a unos minutos de la ciudad Medieval de Sigüenza, y donde
un joven río Henares transcurre por la finca.
Los fogones de Molino de Alcuneza, Carretera Alboreca,
km. 0.5, 19264 Alcuneza, Guadalajara, están sabiamente comandados por Samuel
Moreno quien se aposenta en la cocina tradicional local. Escabeches, caza,
setas y miel entre otros muchos ingredientes forman parte de una variada
selección de platos llenos de matices.La utilización de pescado crudo, sabores
ahumados, ácidos y vegetales hacen que su cocina sea ligera y gustosa a la vez.
Nos decidimos por el
Menú corto “Disfrutar” ya que todos los platos del mismo eran de nuestro agrado.
Los entrantes son un
homenaje a los “Recuerdos de la infancia”: Quesito manchego de bola; Oreo de
olivas negras y anchoa; Donuts con tartar de trucha soja y lima; Chocolatina de
foie y kikos y Sándwich de Morteruelo (foto),
muy originales y conseguidos.
Seguimos con los
primeros propiamente dichos: Puerros con carbonara de cantharellus (rossinyols), panceta ibérica y trufa (foto), muy bueno aunque los puerros
estaban un poco duros. Fideua de pies de cerdo con carabineros a nuestra manera
(foto), plato muy meloso y conseguido.
Los segundos
consistieron en Lomo de merluza con pil-pil de berberechos y erizos de mar (foto), plato delicadísimo, la merluza
en forma de pieza cilíndrica, sorprendente. Albóndigas de pichón en su jugo con
mazorcas a la brasa (foto), plato de
caza donde el pichón se sirve de manera original en albóndigas reservando el
muslito para el final.
Como postres una Infusión
de frutos rojos con helado de té negro y espuma de azahar (foto) cuya ligereza pone todo lo ingerido anteriormente en su
sitio. Cremoso de chocolate con praliné de pipas y helado de pan frito (foto), para los amantes del chocolate.
El helado sabe a pan frito, hoy en día se puede hacer helado de casi todo.
El pan fue de dos tipos,
de trigo negrillo y de trigo corazón, más rustico y mazacote el primero y más
suave y crujiente el segundo. Son panes excepcionales que prácticamente ya no
se ven. Ambos los mojamos en un estupendo aceite picual 100 % de Nobleza del Sur.
Es un aceite de gran complejidad aromática que evoca las plantas que cohabitan
en el olivar, destacando la hoja del olivo, hierba de trigo, lavanda, tomatera
y notas frutales como el plátano verde, la manzana y la almendra verde.
Para beber unas copas
de blanco Río negro Gewurztraminer 2013
de VT (Vino de la Tierra) de Castilla la Mancha. Esta variedad reina de Alsacia
(Francia) o el Rín (Alemania), se ha adaptado perfectamente al clima de montaña
en Finca Río Negro, un pago a 1.000 metros sobre el nivel de mar, en las
estribaciones de la Sierra de Ayllón entre Guadalajara y Segovia. Tiene notas
florales de rosas blancas que se integran con notas frutales de manzana,
cítricos y tropicales, junto con los matices amoscatelados propios de las
variedades florares más intensas.
Para acompañar el plato
de caza una copa de Hito 2018
de la DO. Ribera del Duero. La bodega Cepa 21 pertenece a las Bodegas Emilio
Moro y es su versión más fresca y desenfadada. Es una variedad Tempranillo
criada en barricas de roble francés. Color rojo picota, especiado y torrefacto
en boca, se deja beber aunque no representa ninguna sorpresa.
Como música de fondo,
casi imperceptible, pude identificar a Alondra Bentley y su The Petal House.
Los cafés y las infusiones (foto) los tomamos en el salón principal, cómodamente
instalados en sus mullidos sofás.
Precio Menú 55 euros + bebidas
+ cafés. Fecha de la visita el 31 de octubre de 2019.
PUNTUACIÓN: 7,5
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