(L497) El perro de los Basquerville (1901-1902)
Arthur Conan Doyle, El perro de los Baskerville (1901-1902)
Primera novela que os traigo
de este estupendo escritor inglés. Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930) creó el famoso personaje de Sherlok
Holmes y su ayudante, el Doctor Watson. Éste último es un vivo retrato de Doyle
que también fue médico.
Argumento: Watson
y Holmes están analizando un bastón que un extraño visitante se ha dejado
olvidado. Lleva la inscripción “A James Mortimer, recuerdo de sus amigos del
CCH, 1884”. Especulan sobre cómo será su propietario. Tal vez un cirujano que
se ha retirado al campo para atender a su clientela (por lo desgastado y usado)
y que posee un perro, más grande que un ratonero y más pequeño que un Mastín
(por las marcas de dientes en el bastón). También deducen que es amable (tiene
amigos que le han hecho un regalo estupendo), poco ambicioso (porque ha dejado
un hospital en Londres, el Charing Cross Hospital, y se ha ido al campo) y
distraído (porque se ha dejado olvidado el bastón).
En esos momentos tocan a
la puerta. Es el doctor Mortimer que viene en busca de su bastón. El objeto de
su primera visita fue plantearle a Holmes un problema para cuya resolución
necesita del concurso del astuto detective. Hace unos tres meses, en el condado
de Devonshire, ha muerto sir Charles Baskerville, amigo personal y paciente del
doctor Mortimer. Trae, para que Holmes lo examine, un documentado fechado en
1742. Es una leyenda tradicional de la familia Baskerville en la que un enorme
dogo mató a un antepasado, Hugo Baskerville. Sus descendientes han tenido, en
su mayoría, muertes violentas. El manuscrito no les recomienda atravesar el
páramo de la casa familiar “a las horas en que las fuerzas del mal se hallen
desatadas”.
Sir Charles Baskerville
murió de un ataque al corazón, en uno de sus paseos nocturnos “por una hermosa
avenida de acacias de su posesión”. Cuando llegó el doctor Mortimer al cadáver no más de una hora después,
avisado del suceso por los criados, no había signos
de violencia pero junto al cuerpo pudo divisar las huellas de un enorme perro…
Comentario: un
clásico entre las novelas de detectives, de misterio y también de terror. De
entre las, aproximadamente, veintidós adaptaciones al cine que se han hecho (no las he visto todas por supuesto), la
de 1939 protagonizada por Basil Rathbone y dirigida por Sidney Lanfield es mi
favorita ya que supo trasladar a imágenes lo mejor de la novela y recreó a la
perfección el ambiente brumoso de la historia.
Era un tipo de novelas que
se entregaba por fascículos en periódicos o revistas y que los lectores esperaban
con anhelo. Una relación de suspenso y de expectativa. Este antecedente resulta
importante para entender las telenovelas y las series actuales.
Sin duda, las entregas de
Sherlock Holmes fueron exitosas. Pero ¿Qué era lo que los lectores encontraban
en estas aventuras? Un héroe, un hábil observador, un observador como ninguno y
como todos quisiéramos ser. Mediante su método busca re-construir el pasado y
descubrir la verdad. El doctor Watson, somos nosotros, es el testigo de lo que
sucede, el narrador que interpela a Holmes como lo podríamos haber hecho
nosotros mismos.
Leyendo sus páginas en
una fría noche de invierno puedes sentir el viento, el frío y la soledad de los
páramos de Devonshire y arrebujarte bajo la manta al oír los aullidos del perro
de los Baskerville. Lástima que los adolescentes de hoy en día estén abducidos
por el Fortnite
en vez de adentrarse en los mundos de fantasía e imaginación que nos seducían a
nosotros, los niños de la EGB, para lo que únicamente necesitábamos nuestra
imaginación.
BIBLIOGRAFÍA y
FILMOGRAFÍA
Arthur Conan Doyle, El perro de los Baskerville, Editorial Rueda,
Madrid, 2002.
Sidney Lanfield, El perro de los Baskerville
(1939), USA, 20th Century Fox, 80 m.
Antonio Martínez Asensio, Un libro una hora: El sabueso de los Baskerville, Cadena Ser, 03/08/2019.
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