(L675) Vivir con nuestros muertos (2022)

Delphine Horvilleur, Vivir con nuestros muertos (2022)

Una rabina francesa Delphine Horvilleur (Nancy, 1974) nos habla sobre sus experiencias atendiendo a familias judías que le piden que asista a la ceremonia fúnebre de sus familiares o que recite un último Kadish por el difunto. El libro está lleno de ternura, comprensión y sabiduría, y tal vez nos ayude un poco para llevar mejor el duelo por nuestros seres queridos.

Sinopsis:

1.- Azrael. El ángel de la muerte “tiene el poder de interferir en nuestras vidas”. “Sabe cómo nos llamamos, dónde vivimos y no se dejará engañar”. “La vida y la muerte se dan continuamente la mano y bailan”. “En la muerte puede haber un lugar para los vivos”.

“La modernidad, la medicina y los avances técnicos han desarrollado sus propios métodos. En la actualidad, el ángel de la muerte está sin lugar a dudas vetado de nuestras casas y se lo invita a presentarse en hospitales, clínicas, residencias de mayores o plantas de cuidados paliativos, preferiblemente fuera del horario de visitas. Se considera que ya no pinta nada en nuestros hogares. Cada vez menos gente muere en casa, como para proteger a los vivos de una morbosidad que no tiene cabida en el espacio doméstico”.

La estratagema resulta de lo más cómica, pero enuncia una verdad sutil. Es consustancial a la humanidad creer que podemos mantener la muerte a raya, crear barreras y relatos, maquinar para que se aleje, o convencerse de que una serie de rituales o palabras nos confieren tal poder. Estoy contento de que mi madre muriera en casa rodeada de los suyos.

2.- Elsa. Nos habla de la laicidad. “La hija de Elsa se encontraba a mi derecha en el momento en que bajaron el féretro de su madre. Recitamos juntas el kadish, la oración de los dolientes, antes de arrojar a la sepultura un puñado de tierra, y fue entonces cuando se volvió hacia mí y con un intenso sollozo me preguntó: «Entonces, ¿ya está? ¿Mamá ya nunca volverá?».

Le dije a la hija de Elsa que no volvería, pero añadí que siempre estaría con nosotros: en aquel abrigo sofisticado lucido por una niña que parecía prometerle al mundo «seré lo que he decidido ser», en el Inconsciente de sus pacientes, que gracias a ella contarían otras historias, en los ataques de risa de unos amigos inconsolables que no renunciarían al humor ni dejarían ganar a la muerte.

Saliendo del cementerio el 15 de enero de 2015 me crucé con el dibujante Jul, que había formado parte de la redacción de Charlie. Me agarró del brazo y, con un guiño, me susurró al oído: «Si hay más atentados, quiero reservarla a usted para mi entierro; a mi madre le encantaría que pudiera hacerlo...». Y me pareció oír la potente risa de Elsa resonar entre nuestros sollozos, en la casa de los vivos”.

3.- Marc. Los ritos de acompañamiento. Reflexiones de un niño sobre la muerte de su hermano. El árbol del conocimiento y la expulsión del jardín de la inocencia primigenia o infantil.

4.- Sarah y Sarah. Dejar de dar las gracias a Dios. “Cuando se conoce la historia judía y su sucesión de catástrofes y dramas, una se pregunta con una pizca de ironía si no sería menester dejar de dar gracias a Dios en cada generación por su intervención milagrosa, por ver si algo cambia...”.

5.- Marceline y Simone. Las chicas de Birkenau. Nos habla de la resiliencia, de los derechos de las mujeres. Se trata de la escritora y cineasta Marceline Loridan-Ivens (1928-2018) y de la abogada y exministra de Sanidad Simone Veil (1927-2017) ambas estuvieron en el mismo campo de concentración. Sobrevivieron y se hicieron amigas.  

6.- El hermano de Isaac. La muerte de un niño. “La vacuidad de las palabras y torpeza de quienes las preguntan”. “La Torá no habla de una vida después de la muerte”.

7.- Ariane. Delphine y su amiga han sido madres. Un par de años después, a la amiga, le detectan un tumor en el cerebro.

8.- Myriam. Su clase de hebreo en Nueva York. La depresión es “la muerte de los deseos”. Los ritos del duelo. Myriam lleva años planificando su funeral y sus hijos, cansados ya de esa historia, deciden ofrecérselo en vida.

9.- Moisés. El miedo a morir. “No creo que la fe proteja de ese miedo; al menos la mía nunca ha tenido eses poder”. Nos habla de la muerte de Moisés.

10.- Israel. Como refugio y posibilidad de un nuevo comienzo. La resurrección de la lengua hebrea.

11.- La historia de Caín y Abel. “¿Qué dejaremos nosotros en esta tierra en la que estamos de paso?”. El retrato de su tío Edgar. Procedía de Alsacia Lorena donde había judíos que ejercían oficios tradicionales, alguno incluso fue médico. El cementerio donde descansa en Westhoffen ha sido profanado.

Comentario: “En capítulos breves nos cuenta anécdotas y experiencias, como la muerte de una buena amiga a la que le diagnosticaron un tumor cerebral y su acompañamiento como amiga y como rabina. La muerte y entierro de Simone Weil y su compañera Marceline Loridan-Ivens, un episodio lleno de humor y vitalidad. El capítulo sobre las carencias del lenguaje cuando intenta explicar a un niño la muerte de su hermano es precioso. Y la historia de una señora neoyorkina obsesionada con su funeral es digno de película de Woody Allen, entre muchas otras”.

Este libro aborda un aspecto esencial de la experiencia humana: nuestra relación con quienes nos han dejado, con nuestros difuntos. Su autora, una de las primeras mujeres en ejercer como rabina en Francia, relata con delicadeza y sabiduría sus experiencias consolando a quienes han perdido a un ser querido. En su opinión, su cometido fundamental es transformar la muerte en una lección de vida para los que se quedan, es decir, «acompañar a mujeres y a hombres que en un momento crucial de sus vidas necesitan narraciones».

Es un libro nuevo que no se parece a ninguno de los que yo haya leído. Es original y diferente. Un nuevo acercamiento al duelo y a la pérdida de los seres queridos desde la visión y la experiencia de una estudiosa de la cultura judía. Creo que, en parte, su lectura me ha ayudado a asumir mi duelo desde otra perspectiva.

El artículo fue escrito con anterioridad al “Exterminio de Gaza”. Cuánto dolor, qué poca empatía y humanidad de un pueblo que sufrió el holocausto.   

BIBLIOGRAFÍA

Delphine Horvilleur, Vivir con nuestros muertos, Libros del Asteroide, Barcelona, 2022.

Jordi Nopca, "Nunca se tienen que coger los caminos rectos, en la vida: por eso me hice rabina", Diari Ara, 19/04/2022.

Pilar Vera, "Si Dios no está a la altura, la humanidad debería estarlo", Diario de Sevilla, 08/04/2022.

Álex Vicente, Delphine Horvilleur: “El antisemitismo nunca desaparecerá, la fobia al judío siempre existirá”, El País, Babelia, 09/04/2022. 

Comentarios

  1. Quina tristesa que un poble que ha patit tant el menyspreu i la deshumanització es converteixi ara en perpetrador (mitjançant els seus representants polítics) d'un genocidi.

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