Conferencia de Antonio Muñoz Molina en la UIMP (2011)
Conferencia de Antonio Muñoz Molina en la UIMP de Santander.
1) El reino de las voces. La cultura oral.
“Las obras
tienen que hablar por sí mismas”. No necesitan que el autor hable de ellas. El
lector, en muchas ocasiones, lee la obra si ésta tiene una crítica favorable, o
cumple las expectativas o a veces no la lee. “Hay que escuchar lo que dice el
libro”, sin prejuicios, ni ideas previas. Falta esa paciencia, esa necesidad de
actitud.
“Pintar un
cuadro mediocre es muy difícil”. La
Marquesa de Solana de Goya. El
descendimiento de Caravaggio. Hay que conocer las limitaciones de la contrarreforma
para poder entender el cuadro de Caravaggio. Es necesario detenerse ante la obra de
arte, no hay que tener prisa. Sin este requisito la experiencia estética no es
posible.
Los libros han
nacido por casualidad y por el esfuerzo y la imaginación del escritor. No están
predestinados a existir, además se podrían haber escrito de otra forma
diferente. El escritor no tiene nada de excepcional, existe gracias a una serie
de ayudas, complejidades, personas que le van influyendo, etc. La idea del
escritor original, solitario, en su torre de marfil es una idea histórica
reciente. El escritor trabaja con palabras, con experiencias y con historias.
a) No hay
sociedades que no tengan historias.
b) No hay
personas que no cuenten historias.
c) ¿Cuántas historias
hay? Pocas, no son ilimitadas[1].
Todos soñamos
también lo mismo. Si son universales es porque son fundamentales para la
supervivencia humana, son estrategias de supervivencia. Todo el mundo puede
encontrar su modo de experiencia literaria que le ayudará a vivir. Una relación
con las artes que le produzca admiración, felicidad, pero no frustración. ¿Qué
lugar ocupa la literatura en nuestras vidas? Leer es “el vicio sin castigo”
decía Stendhal. Disfrutas y no te ocurre nada malo.
Sólo una parte
de lo que escribimos depende de nosotros. El azar juega un papel importante en
la valoración de las cosas. (Ver Los
enemigos de la promesa de Cyril Connolly). Los libros responden a las
necesidades de la sociedad. Si un libro no es leído desparece. Si es leído
durante siglos es que en él hay algo fundamental.
Las influencias modelan la escritura. La ansiedad de
la influencia como dice Harold Bloom[2].
También existe la gratitud de la influencia. El lector también influye sobre el
escritor. No hay libro sin lectura. La resonancia del libro, la partitura es la
misma y la interpretación diferente según cada lector. La prueba de una obra es
el reconocimiento, si nos reconocemos en ella. El acto de la lectura es
individual y soberano, es una construcción completa.
“La única manera
de ser original es ser uno mismo” decía Stendhal. Equivocar el lugar de la
literatura en la vida. ¿Cuál es su lugar? ¿Qué sería de nuestra vida sin todas
las historias que nos han contando? Nadie está destinado a ser nada, por lo
tanto tampoco a ser escritor.
El que una cultura no sea escrita no
quiere decir que no sea compleja y refinada.[3]
La cultura del trigo y el olivar (una cosecha al año) y la de la huerta (varias
cosechas al año) son diferentes, porque hay una diferencia en el tipo de
propiedad; hablamos de aparceros o propietarios. La guerra civil provocó un
retraso en el desarrollo de España; la cultura rural o agraria duró tanto por
la catástrofe de la guerra, sin ella el cambio social se hubiera producido
antes. En el mundo agrario autosuficiente se reconoce al extranjero, al
diferente. Las personas con autoridad se distinguen mucho: el médico, maestros,
curas, etc. Tenían también las manos diferentes de los que trabajaban el campo.
Las fronteras sociales y geográficas estaban muy claras. Las fronteras del
lenguaje, como se pronunciaba, delataban tu origen y tu posición social. El
salto de la sociedad es enorme, las personas empiezan a tener vidas que nadie
había imaginado hasta entonces.
La imaginación literaria
puede existir sin educación literaria: historias orales, tebeos, novelas de la
radio, etc. Mis primeras lecturas fueron de Julio Verne: La isla misteriosa y 20.000
leguas de viaje submarino. Los primeros aprendizajes, son orales, el cine,
querer saber aquello que no se cuenta (por ejemplo historias de la guerra civil).
Las cosas son
como las contamos y como las recordamos. Contar como son las cosas o contarlas
como pueden ser (escritura de ficción). La literatura no es lo más importante
de la literatura. Al salir de la novela vemos nuestra vida y las historias del
otro como algo memorable, digno de ser contado.
Santander, 8 de
agosto de 2011.
Lecturas: Simone de Beauvoir, La vejez (edición agotada); Mary
McCarty, Pájaros de América,
Editorial Tusquets, Barcelona, 2007; María Ángeles Duran, El valor del tiempo ¿Cuántas horas te faltan al día?, Espasa-Calpe,
Madrid, 2000; Cyril Connolly, Los enemigos de la promesa. (Se
encuentra en Obra Selecta, Editorial
Lumen, Barcelona, 2005).
[1]
Stephen Booker, Los siete argumentos
básicos. (No he sabido encontrarlo). Yo añadiría la obra de Jordi Ballo y
Xavier Pérez, La semilla inmortal. Los
argumentos universales en el cine, Anagrama, Barcelona, 1997. (Para ellos existen 21
grandes argumentos).
[2]
Harold Bloom, El canon occidental,
Anagrama, Barcelona, 2002, páginas 11-22.
[3]
El ejemplo de las sociedades agrarias.
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