(L313) La separación (1991)
Dan Franck, La separación (1991)
Prosigo con el
comentario de obras de autores franceses. En este caso se trata de Dan
Franck (París, 1952) un joven guionista y escritor que plasmo en una
novela su crisis de pareja. Próximos a los cuarenta años y con los hijos
todavía pequeños las parejas entran en crisis e inevitablemente uno de los dos
desea empezar una nueva vida. El amor se ha acabado y los hijos no son
suficiente motivo para permaneces juntos.
Argumento: Una pareja está viendo La Tempestad de Shakespeare. Él le coge
la mano, ella se la ofrece muerta, él le pasa los dedos y juega con el anillo.
Ella la retira excusándose en que quiere concentrarse en la obra. Él comenta
que ha perdido la batalla de las manos.
En casa discuten por
muchos temas. Tienen dos hijos pequeños. Las señales del amor van
desapareciendo. Ya no almuerzan juntos, ella está distante, como en otro lugar,
con la mirada perdida. En una cena y presionada por él le confiesa que está
enamorada de otro hombre. Ella no pretende que se separen, quiere que sigan
viviendo juntos.
Él acude a su
médico para pedirle que le recete antidepresivos, pero este le recomienda un
ansiolítico, concretamente Lexomil.
Gestos y atenciones van desapareciendo a medida que transcurren los días. Se
entrevista con S, amiga de su mujer, le pregunta si tiene posibilidades, ella
le dice que si tiene paciencia sí.
El protagonista
pasa por un período tortuoso. A todo lo que le pregunta ella contesta “no sé”.
Le propone que elija, o se queda o se marcha. Comienza la batalla por los
hijos. La primera noche que ella falta, cuando llega a las ocho de la mañana él
coge sus cosas y se va. Todo continúa como antes, su mujer lo evita. Sus amigos
le aconsejan que no abandone su hogar ni a sus hijos, que sea ella la que se
marche si quiere. Él ha decidido luchar aunque sus amigas les dicen que la
mujer le dará la vuelta al problema en beneficio suyo y él tendrá que abandonar
la casa y pagar una pensión alimenticia.
Decide visitar a
su padre para hablar, no en vano el padre se había separado a una edad parecida
a la suya. Se va a pasar unos días al campo a casa de unos amigos en compañía
de su hijo mayor de ocho años. Ella duda de sus capacidades como padre, cuando siempre
ha sido activo en ocuparse de los niños.
La pareja decide
darse una tregua de Navidad y Año Nuevo, por los niños, pero la tensión
continua. Ella le sugiere que se busque una amiguita. La situación se hace
insostenible. Ella le comunica que se irá a vivir con el otro hombre. Él sabe
que perderá a sus hijos. Al final él decide marcharse a un apartamento. Ella ha
conseguido que se quede sin casa y sin hijos. Ha perdido la batalla. Se siente
amputado de sus hijos. No soporta ver familias, niños. Detesta palabras
relacionadas con su vida anterior como guardería, vacaciones, merendar, canguro…
Comentario: La novela trata de la generación de
parejas que tenía dieciocho años en el año 1968 y que no han sabido hacerlo
mejor que sus padres en cuanto al matrimonio y la pareja. La separación (1991) obtuvo el premio Renaudot de ese año. Se trata
una experiencia muy similar a la que han vivido infinidad de parejas.
Algunos de
vosotros os sentiréis representados. Mi caso mismo, sin hijos, y el caso de mis
amigos Aurelio y Felipe con niños pequeños. Es de constatar la brevedad de las relaciones de las
parejas de hoy en día que no aguantan más de diez o doce años juntos. Y otra vez a
volver a empezar, o escoger otro tipo de vida más independiente con relaciones
de fin de semana como han decidido tener una buena parte de separados y
divorciados.
Dejando la parte
sociológica de la novela, la parte literaria creo que su prosa no es tan fascinante
como la de Emmanuel Carrère o Jean Echenoz pero se deja leer con gusto.
Comentarios
Publicar un comentario