(L393) Los dramas de París (1857)


Ponson Du Terrail, Las aventuras de Rocambole (1857)

Las aventuras de Rocambole se inician con una serie de historias cortas publicadas en la prensa francesa de la época tituladas Los dramas de París (1857), concretamente en el diario La Patrie entre 1857-1858 y que tuvieron una gran acogida entre el público francés. Es el origen del folletín tal y como hoy lo conocemos. Pierre Alexis vizconde de Ponson Du Terrail (1829-1871) fue el creador del personaje de Rocambole. Como curiosidad mencionar que tuvo mucho impacto entre los lectores y escritores hispanoamericanos de la primera mitad del siglo XX. Cito, como ejemplo, a Roberto Arlt y Jorge Edwards.

Argumento: en la primera historia nos encontramos en Paris, diciembre de 1847, una noche fría en que la niebla cubre las orillas del Sena. Se reúnen dos hombres, el capitán Williams que acaba de llegar de Londres y tiene unos veintiocho años y Colar ya cercano a los cincuenta. Este segundo ha formado una banda de diez delincuentes, a instancias del primero, con los que ha quedado. El capitán Williams los observa sin ser visto. Williams es el hijo del conde Filipone quien tuvo dos hijos de diferentes madres. Andrés y Armando. Éste último heredó la fortuna del conde que pertenecía a su madre, desposeyendo de todo a Andrés (el capitán Williams) quien promete vengarse.

Armando, ahora conde de Kergaz, es un noble que dedica su fortuna a las buenas causas, recibe la llamada del barón de Kermaronët quien moribundo le pide que encuentre a Teresa con la que podría haber tenido un hijo para así dejarle su fortuna. Todo ello es oído por Colar quien está a las órdenes del barón como lacayo.

Fernando Rocher es un joven huérfano que trabaja en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Su jefe de negociado, el señor Beaupreau, lo invita a comer varias veces a su casa. Fernando está enamorado de Herminia, la hija de su jefe. Sabemos que Herminia no es hija del señor Beaupreau, sino hija natural de su madre Teresa y que desconoce quien fue el padre.

Colar los ha encontrado primero y se lo comunica al capitán Williams quien desea la herencia del barón. Mediante sus artimañas pretende separar a Fernando y Herminia y casarse él con la muchacha quien pasará a ser la poseedora de una gran fortuna por ser la hija del barón de Kermaronët. Williams se vale del padrastro de Herminia, el señor Beaupreu, que está enamorado de la joven Cereza, cuya hermana llamada Baccarat, es una mujer de vida disipada. El capitán Williams utilizará a las hermanas para conseguir su propósito…



Comentario: la novela está llena de enredos e intrigas que no tienen ni pies ni cabeza. De ahí salió el adjetivo “rocambolesco” (DRAE). Jóvenes humildes de las que se descubre que son hijas naturales de nobles riquísimos quienes en su lecho de muerte les ceden su fortuna. La acción nos presenta secuestros, duelos, damas que desmayan, amores intensos, pasiones profundas y maquinaciones perversas y una predilección por la ambientación en los bajos fondos. Dos hermanos, uno malvado (Andrés o alias capitán Williams) y otro bueno buenísimo (Armando el conde de Kergaz) que luchan y se odian entre sí a lo largo de las historias que escribe con pluma suelta para los diarios Ponson de Terrail. Es el inicio del folletín, tan parecido a las telenovelas venezolanas que nos inundaron hace ya unos años. Una prosa y una temáticas ingenuas que ya no interesan al lector del siglo XXI.

En la parte positiva resalto la facilidad que tiene su lectura, la trama es tan enredada e inverosímil que no podemos evitar esbozar una sonrisa. Asistimos al nacimiento de un personaje, Rocambole, que primeramente será un joven ladronzuelo huérfano quien al crecer se asociará con el capitán Williams y que después de varias peripecias decide dejar el lado oscuro de la fuerza para convertirse en el protagonista de la saga.

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