(L396) Alicia en el País de las Maravillas (1865)


Lewis Caroll, Alicia en el País de las Maravillas (1865)

Todos conocemos la historia pero no todos hemos leído el libro del diácono Charles Lutwidge Dodgson, más conocido por el pseudónimo de Lewis Caroll (1832-1898). Alicia en el País de las Maravillas (1865) se gestó en una excursión por el río, junto a su amigo el reverendo Robinson Duckworth y las tres hijas del nuevo deán Henry Liddell, como un cuento lleno de imaginación para que las chiquillas no se aburrieran.

Argumento: Alicia está aburrida junto a su hermana a la orilla del río. Se adormila y ve un conejo vestido que va diciendo: «¡Ay! ¡Ay! ¡Dios mío! ¡Qué tarde voy a llegar!» Alicia lo persigue a través de la madriguera cayendo a una gran profundidad. Allí encuentra una puerta pequeña por donde no cabe. Bebe de un frasco y se convierte en pequeña pero resulta que se ha dejado la llave en la mesita y no la alcanza. Entonces se pone a llorar.

Alicia se come un pastelito y se extiende como el tubo de un telescopio, creciendo hasta el techo y recogiendo la diminuta llave. Como no puede menguar pide ayuda al conejo que había vuelto. Éste sale huyendo asustado dejando sus guantes y un abanico. Al abanicarse Alicia va menguando y cae en un charco, formado por sus lágrimas anteriores, de tan pequeña que se ha vuelto. Pide ayuda para salir a un ratón que está en el charco también. El ratón se propone contarle su historia de porqué odia tanto a gatos y perros. Otros animales, pájaros en su mayoría, han caído también al agua. Salen todos bien mojados. Entonces un pájaro Dodo organiza una carrera circular para que se sequen. El ratón se enfada con Alicia y no termina de contarle su historia marchándose muy ofendido. Alicia habla de su gata Dina y los pájaros se asustan y se van. Vuelve a quedarse sola.


El conejo blanco ha vuelto en busca de sus guantes y su abanico. Ordena a Alicia que vaya a su casa en busca de unos guantes y un abanico. Ella obedece. Una vez en la casa ve un frasco que dice bébeme y se lo toma. Crece nuevamente y queda atrapada dentro de la casa. El conejo con ayuda de Pepito el Lagartija intenta entrar por la chimenea de la casa sin conseguirlo. Alicia toma otro pastelito y vuelve a disminuir. Sale corriendo por la puerta en dirección al bosque donde encuentra un cachorro de perro que quiere jugar con ella. Alicia ha de refugiarse en un cardo para no ser derribada por el ímpetu del cachorro.

Alicia ve a una oruga que está encima de una seta y conversan. Le dice que para obtener su altura ha de comer de un lado de la seta (crece) y del otro (decrece). Una paloma que la ve con el cuello tan largo la confunde con una víbora come huevos.

Alicia se encuentra con dos lacayos en la puerta de la casa de la Duquesa. Se trata de un pez y una rana vestidos con librea. Entra en la casa donde la Duquesa está con un niño en brazos. La cocinera prepara una sopa y a sus pies hay un gato de Cheshire que sonríe continuamente. Le dejan al niño para que lo meza y este se convierte en un lechón. El gato le indica a Alicia el camino hacia la casa de la liebre de marzo y la del Sombrerero. Mientras, la Duquesa se prepara para ir a jugar al croquet con la Reina de Corazones…


Comentario: existen abundantes traducciones de la obra al castellano. Aunque la primera que se hizo en España fue la de Josep Carner en catalán el año 1922. Casi sin excepción, todas las versiones que se publican a partir de esta fecha son refundiciones o adaptaciones para niños. El panorama cambia a partir de 1970. En ese año, y por primera vez, Alianza Editorial lanza una Alicia dirigida, evidentemente, a un público adulto. Esta traducción, que se esmera en ser fiel original y, sobre todo, en no obviar ninguna de las dificultades que el original inglés presenta, corre a cargo de Jaime de Ojeda (Si, el diplomático que fue embajador en los Estados Unidos), y es, según García Déniz, «el punto más alto en el progreso hacia una traducción de Alicia al castellano».

Para Ojeda su traductor “el interés y la popularidad está en lo que Alicia tiene de ejercicio onírico: es el sueño de toda una cultura y el libre deambular de mecanismos dispersos de una ideología histórica que se caracteriza por su autodisciplina y una formidable represión de instintos”.1 Se ha señalado repetidas veces el parecido que existe entre Alicia, El Castillo y El Proceso. La misma Alicia es testigo de un singular proceso en la Corte de la Reina de Corazones, cuyos elementos esenciales guardan un interesante parecido con los del proceso de Kafka.2

"Alicia no es tan sólo puro divertimento para niños ni pura erudición de adultos. Alicia es, ante todo, una obra de creación pura. Para ser fiel a Carroll hay que seguir su espíritu mucho más que su letra. Sin apartarse de las ideas de Carroll, es preciso re-inventar su mundo a partir de nuestra propia lengua" dice Ojeda.

La edición de Alianza que yo he leído conserva los dibujos originales de la primera edición inglesa de John Tenniel. Su lectura, en mi opinión, es muy divertida y agradable. Al alcance de niños y adultos. Y al que no la quiera leer "¡Qué le corten la cabeza!".

NOTAS:

1.- Lewis Carroll, Alicia en el País de las Maravillas, Alianza, Madrid, 2016, p. 11.

2.- Ibídem, p. 17.
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BIBLIOGRAFÍA


Antonio Martínez Asensio, "Alícia en el país de las maravillas": mucho más que una obra maestra del humor absurdo, Cadena Ser, 11/04/2021. (Añadido el 07/11/2022).

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