(L398) El collar de la paloma (1023)


Ibn Hazm al-Andalusí, El collar de la paloma (1023)

Hoy os traigo a un escritor hispano-árabe de Al-Ándalus. Se trata de Ibn Hazm (Córdoba, 994-Huelva, 1064) quien escribió un tratado sobre el amor y los amantes titulado El collar de la paloma escrito en Játiva el año 1023. Había sido traducido con anterioridad a otras lenguas europeas. Su traducción al español fue obra del arabista Emilio García Gómez (1905-1995) en el año 1950 y el prólogo de Ortega y Gasset.

Argumento: Que mejor descripción del argumento de la obra que la que hace de la misma su traductor. “Es, en primer término, un pululante coro de enamorados desconocidos y suspirantes que se regalan mechones de pelo o mondadientes mordisqueados, que se escriben mezclando la tinta con lágrimas o con saliva, enviando a veces sus esquelas mediante palomas mensajeras y guardándolas luego en preciosos escriños, ungidas de algalia; que tienen un código secreto de señales hechas con los ojos, cuya puntualización es de deliciosa minucia; que han trabado probablemente sus relaciones por medio de sabias y trapaceras alcahuetas, que son turbadoras prefiguraciones de las futuras y luego familiares Trotaconventos y Celestinas; que han sufrido de espías, chismeros y maldicientes y se han visto asistidos de consejeros leales o ancianas, nostálgicas de sus remotos martelos, amigas de prestar sus joyas a las mozas enamoradas; que olvidan o mueren de amor, o caen –si son jovenzuelos guapos e inexpertos– traspasados de un puñal alquilado por los celos.

El anónimo tropel abre a veces paso a más detallados cuadros, donde cantan su aria de amor personajes pintados con mayor detalle: la declaración por escopetazo de Ramâdï, poeta y tenorio callejero, a la esclava Jalwa; el silencioso beso de fuego que una esclava estampa en los labios de un atónito mancebo aristócrata; el idilio furtivo, cobijados los enamorados bajo una manta, mientras la tormenta veraniega interrumpe una merendola campestre; la pasión del autor por su esclavilla Nu’m, que la muerte le arrebató sin piedad, o su amor por aquella otra esclava esquiva, uno de cuyos episodios es la más vívida descripción de un sarao cordobés en una gran familia.

Y acá y allá, cuando los amantes, siempre un poco pegajosos, dejan hueco, la visión relampagueante de los palacios de Córdoba y de los baños elegantes, decorados con pinturas; la noticia –inestimable– de cómo la mayoría de los califas fueron rubios y amaban a rubias, seguidos en esta preferencia por sus vasallos (cap. 7); el peligro que había en dedicar versos a las mujeres de la familia real; la descripción (cap. 21) de la belleza y del carácter tornadizo de un ‘Amirï, que querríamos que fuera Almanzor, pero que, como veremos, por exigencias de la cronología, no es sino su nieto, un hijo de Muzaffar; la alusión (fin del cap. 14) a la frialdad de la tierra de Medinaceli, como resonancia de la impresión que hubo de producir en Córdoba la patética muerte del gran guerrero en el páramos soriano; el prodigioso cuadro, en fin, el saco beréber de Córdoba (cap. 24)”1.



Comentario: el autor aporta con este libro una pieza esencial: nada menos que un tratado teórico y autobiográfico, escrito a comienzos del siglo XI, sobre el amor, “concebido de la más refinada, espiritual y platónica manera, y un delicioso ramillete de historias y poesías eróticas, en que los amantes, rodeados del coro habitual y común a árabes y provenzales –consejeros, alcahuetes, delatores, custodios, espías, maldicientes– hablan alto y por los codos de sus alambicados sentimientos”.2

Del tratado tuvo noticia, con bastante seguridad, el Arcipreste de Hita, que dominaba el árabe. Algunas partes de El collar de la paloma influenciaron en la composición de El libro del buen amor (1330-1343).3 También influyó en la Divina Comedia (1321) de Dante.

De la obra existe un único manuscrito, copia del original, en la Biblioteca de la Universidad de Leiden (Holanda) descubierto el año 1841 por el arabista holandés Reinhart P. Dozy de donde se hizo la primera traducción parcial al holandés el año 1861 que tuvo una gran repercusión, aunque la primera traducción completa no se realizó hasta 1914. Sin este casual descubrimiento tan delicioso libro, que nos enseña las costumbres amatorias de los musulmanes en la península, hubiera permanecido en el anonimato y nosotros nos habríamos perdido una información valiosísima para conocer el islam de al-Ándalus.

El ensayo tiene la particularidad, y de ahí proviene buena parte de su interés, de que está escrito por un creyente en el Islam. Ibn Hazm no es un ateo, es una persona temerosa de Alá. En el libro podemos ver el papel del amor, el erotismo y la mujer en la España musulmana en los últimos días del califato de Córdoba. Me ha fascinado porque me ha descubierto el refinamiento, la sutileza y la gran riqueza cultural de una civilización perdida.

NOTAS:

1.- Ibn Hazm, El collar de la paloma, Alianza Editorial, Madrid, 2016, p. 69-71.

2.- Ibídem, p. 94.

3.- Ibídem, pp. 98-103.


BIBLIOGRAFÍA

Ibn Hazm, El collar de la paloma, Alianza Editorial, Madrid, 2016.

María Jesús Rubiera Mata, Literatura hispanoárabe, BVC, 1992.

Juan Vernet, Lo que Europa debe al Islam de España, Acantilado, Barcelona, 1999.

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