(L411) Invitado a una decapitación (1938)
Vladimir Nabokov, Invitado a una decapitación (1938)
Hoy os traigo una extraña
novela de la etapa rusa de Vladimir
Nabokov (1899-1977). Desconocida incluso para los lectores
asiduos de este escritor.
Argumento:
A Cincinnatus le comunican que ha sido condenado a muerte. Lo conducen a su
celda donde lo espera un abogado. Es el único preso de la fortaleza. El
carcelero Rodion lo espía por la mirilla de la celda. Entra y le propone bailar
un vals. Ambos bailan. La cena de Cincinnatus es la misma que la de los
carceleros. Viene a verlo el Director de la prisión quien le recrimina que ha
dejado intacta su cena y entonces se sienta y se la come él.
El prisionero exige saber
al Director cuál será la hora de la ejecución. Éste le dice que no sabe cuándo
llegará el verdugo. Cincinnatus sale de la celda y milagrosamente sabe la
contraseña. Los guardias lo dejan pasar, cruza el puente y llega a la ciudad.
Busca la casa de su amada Marthe y cuando entra en el edificio se encuentra
nuevamente en su celda. A la mañana siguiente desayuna una taza de chocolate
mientras lee los diarios que hablan de su vida y la de su familia. Se pone a
escribir en la mesa de la celda. El carcelero Rodion canta una canción. A
Cincinnatus le vienen lágrimas a los ojos pues le recuerda cuando se casó con
Marthe a los veintidós años. Enseñaba en una escuela de niños tarados a los que
sacaba a pasear. Al año de casado su esposa Marthe lo engaña continuamente.
Tiene una niña rechoncha y un niño cojo. Ninguno es de Cincinnatus que está
desesperado. Al poco tiempo lo encarcelan sin saber el porqué.
El abogado del reo ha
perdido un gemelo de oro y no está pendiente de nada. El Director le comunica a
Cincinnatus que dentro de unos días tendrá un nuevo compañero de celda con
quien podrá charlar. Ante la insistencia del prisionero en saber cuánto le
queda y si podrá ver a su mujer, el Director Rodrig Ivanovich y el abogado Roman
Vissasionovich lo llevan a una torre desde donde se pueden ver unas magníficas
vistas de la ciudad, de las colinas y los valles. Una vez de vuelta a su celda
encuentra a Emmie, una niña de doce años de largos rizos dorados. Es la hija
del carcelero a quien también le pregunta cuánto le queda.
Cincinnatus lee
abundantes libros ya que la Biblioteca de la cárcel es la segunda más grande de
la ciudad. Por la noche le traen la sopa y el bibliotecario un nuevo catálogo
de libros. Sacan a Cincinnatus de su celda porque la van a limpiar en
profundidad. A su vuelta se encuentra en la celda de al lado al nuevo
prisionero que le hará compañía. Se trata de M’sier Pierre, un gentil médico de
edad madura, muy charlatán a quien Cincinnatus no presta atención ni dirige la
palabra.
Por las noches en su
celda Cincinnatus escribe: «Estoy aquí por error –no específicamente en esta
prisión– sino en este mundo terrible y desguarnecido, un mundo que no es la
obra de un artesano aficionado, sino que en realidad es horror, calamidad,
locura, error; miren el tótem asesina al turista, el gigantesco oso tallado
descarga su mazo sobre mí. Y así y todo, aún desde mi más temprana edad he
tenido sueños…»1
Cincinnatus pretende
entrevistarse con su mujer, Marthe, pero ésta viene acompañada de toda su
familia y de su amante, por lo que le resulta imposible hablar con ella a
solas. Han pasado ya diez días y todavía no sabe cuando lo ejecutarán...
Comentario:
se trata de una novela surrealista muy parecida a El proceso (1925) de Kafka. Aunque Nabokov jura y perjura que en la
época en que la escribió no había leído nada del autor checo, porque no
dominaba el alemán. La novela apareció en París, por entregas, en una revista
editada por emigrantes rusos y más tarde fue publicada en esa misma ciudad.
«Los críticos emigrados,
a quienes confundió pero gustó, creyeron distinguir en la novela cierto aire
“kafkasiano”, ignorando que yo no sabía alemán, desconocía absolutamente la
moderna literatura germana, y no había leído aún ninguna traducción inglesa o
francesa de la obra de Kafka»2
Personalmente, aparte de Lolita (1955), no me ha gustado lo
suficiente ninguna otra obra de Nabokov. Podríamos exceptuar el libro de
memorias Habla memoria (1967). Al
resto de sus novelas las encuentro pedantes, farragosas y pesadas. En vez de
acercarnos a su autor nos lo alejan. Se cree el más listo del mundo porqué era
trilingüe (inglés, ruso y francés) y el más distinguido porque provenía de la
aristocracia rusa blanca. Lo podríamos, finamente, enviar de paseo.
NOTAS:
1.- Vladimir Nabokov, Invitado a una decapitación, Edhasa,
Barcelona, 1970, p. 87.
2.- Ibídem, pp. 7-8.
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