(L414) Los inconsolables (1995)


Kazuo Ishiguro, Los inconsolables (1995)

Segunda novela que comento del reciente premio Nobel de Literatura 2017. Aunque de nombre japonés, residió y estudió en Inglaterra desde que tenía seis años. Por tanto Kazuo Ishiguro (Nagasaki, 1954) es un escritor inglés en toda regla; por formación, temática y lengua es totalmente British.

Argumento: el señor Ryder se aloja en el hotel de una ciudad de provincias. Se sorprende de que nadie haya venido a esperarlo. La señorita Hilde Stratmann, funcionaria del Instituto de Bellas Artes, ha venido a recibirlo en nombre de las autoridades locales y a comentar el extenso programa que le tienen preparado. Ryder es un famoso pianista que ha sido invitado a tocar en una mediana ciudad de la Europa Central. El director del Hotel, el señor Hoffman, quiere saludarlo justo cuando Ryder había pensado tomarse una pequeña siesta. El señor Hoffman es un perfeccionista, le cuenta su hijo, pianista aficionado, a Ryder mientras éste toma un café en el bar del Atrio del Hotel. A Ryder le turba la sensación de que se espera demasiado de él en esa ciudad. El director le pide algún favor, hasta el mozo del hotel se atreve a pedírselos.

Ryder se propone dar un paseo por la ciudad vieja. En el café de Hungría se encuentra con Sophie y su hijo Boris. Son la hija y el nieto del mozo del hotel. Ella le habla como si le conociera, le dice que ha encontrado una casa para los dos. Ryder recuerda que ambos tuvieron una conversación telefónica sobre el tema en un pasado no muy lejano. Sophie le dice que pueden hablar sobre el tema en su apartamento mientras prepara una buena cena. Durante el trayecto Sophie se les adelanta, ellos no pueden alcanzarla, se está haciendo de noche y hace frío. En el camino se encuentran con Geoffrey Saunders, un antiguo compañero suyo de colegio que prometía mucho y no llegó a ser nadie. Se pierden llegando a un campo. Saunders les dice que han de coger un autobús para llegar al centro de la ciudad. Por casualidad pasa por allí Stephen, el hijo del Director del Hotel, que los lleva en su coche; pero resulta que ha de detenerse por el camino a hacer una visita. Se entrevista con la señorita Collins para hablar del señor Brodsky que va a dirigir la orquesta en la actuación del próximo jueves. La señorita Collins estuvo casada con Brodsky hace muchos años pero en la actualidad no se hablan. De vuelta Stephen explica al señor Ryder su relación con sus padres. Sus estudios de piano con la famosa profesora Tilkowski y la decepción que supuso para ellos que los abandonara. Ryder decide que los lleve al Hotel para poder descansar. Una vez allí llaman al mozo, el abuelo de Boris, para que se encargue del chico. Sophie ha ido al hotel para disculparse.

Ryder pretender ir al cine y le pide a Sophie que lo acompañe. La película es 2001: una odisea del espacio. Se encuentra en el cine con el concejal Pedersen quien pretende presentarle a otros concejales del ayuntamiento que han asistido a la sesión. Además le suelta una larga perorata sobre la vida cultural de la ciudad. Le habla de un violinista, el señor Christoff, que fue invitado con grandes honores a la ciudad y luego cayó en desgracia. También menosprecia al señor Liebrich, un profesor de violín muy respetado. Ryder no acaba de ver la película y se retira al Hotel. El señor Pedersen lo acompaña, habla sobre el concierto del jueves el cual dirigirá el señor Brodsky, un antiguo director de orquesta de prestigio. La población está obsesionada con recuperar su esplendor cultural y musical supuestamente perdido…

Comentario: Extraña novela de Ishiguro que no deja de ser un divertimento para el autor pero que no sé si hace tanta gracia al lector. Su lectura no me ha resultado tan agradable como su otra novela The Remains of the Day (1989). Comprendo que se trata de un juego literario, se percibe que es un sueño onírico del protagonista, pero a mi entender demasiado extenso.

Los inconsolables es la pesadilla kafkiana del perfeccionista, pues todo queda a medio hacer en esta historia. Además, abundando en la cualidad onírica, Ryder se ve separado de la sala de conciertos por un absurdo muro aparecido de la nada, se pierde una y otra vez, se olvida a su ¿hijastro? Boris en una cafetería; se encuentra dando un discurso en batín y se ve privado del habla justo cuando a su amiga Fiona más le importaba que hablara. Si eso no son pesadillas de manual, no sé qué lo serán.

Después de lo dicho resulta difícil extraer la moraleja de la novela. Porque el narrador en primera persona conoce poco de la historia que narra, o bien no la comprende o bien nos miente descaradamente. Así que tal vez sería ésta: la vida se pierde de una forma ridícula y frustrante porque no hay otro desenlace posible para un ser en la vida que aúna en su interior las veleidades de la emoción, la memoria y el inconsolable deseo de perdurar.

BIBLIOGRAFÍA

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