(L426) 1.280 almas (1964)
Jim Thompson, 1.280 almas (1964)
Me gusta de vez en cuando
intercalar una buena novela negra. No hay mejor manera de limpiar los cabezales
de tanto libro sesudo y en ocasiones pretencioso. Estas novelas son ágiles,
curiosas y el suspense las hace muy emocionantes. Es la segunda novela que comento
de Jim Thompson (1906-1977)
quien
ha escrito una abundante e interesante obra.
Argumento:
Nick Corey es el sheriff de Potts County. Tiene un buen sueldo y un bonito
alojamiento gratis, pero hay algo que le preocupa. Decide ir a visitar a su
amigo Ken Lacey para hablar de sus problemas. Nick está casado con Myra, una
mujer algo mayor que él, y de lo más soez. Myra afirma que su marido es un
idiota abúlico y que se tuvo que casar con él porque la violó cuando fue ella
quien le tendió una trampa para cazarlo.
Nick coge el tren para
visitar a su amigo que también es sheriff un par de condados río abajo. Al
llegar está con su ayudante Buck. Después de las formalidades y de alguna
que otra conversación intrascendente Nick les explica su problema: los macarras
del burdel de Potts County le levantan la voz, se burlan y alguna que otra vez
lo empujan. Ken le da una buena patada en el culo y le dice que la mejor moneda
que puede devolverles es fastidiarlos el doble. La próxima vez que vayan a
replicarle que se limite a darles una patada en los huevos tan fuerte como
pueda.
De vuelta en el tren
sueña que vuelve a ser niño y que vive en la ruinosa granja de su padre.
Quería escapar de él y no podía. Cada vez que le ponía las manos encima le daba
de palos hasta dejarlo medio muerto. Siempre le gritaba, no podía soportar que
hiciera nada bien porque si hacía algo bien ya no podría ser el monstruo
anormal que había matado a su madre al nacer.
Son las elecciones a sheriff
en el pueblo y Nick ha adquirido la costumbre de no hacer nada y no sabe cómo
conseguir que lo elijan de nuevo. Además se ha presentado otro candidato sólido
y respetable. Lo que sí sabe es que ha de hacer algo completamente distinto de
lo que ya había utilizado en el pasado. Si no, se quedará en la calle cuando lo
derroten.
«—Bueno, pues el caso es
que creo que mientes, tío John —dije— y me duele oírte. Porque en la Biblia se
dice que mentir es un pecado. — ¿También es un pecao matar a la gente, señó
Nick? Un pecao peor que mentir. Y usté... usté... —Te voy a decir una cosa, tío
John —dije—. Te voy a decir una cosa y espero que te tranquilice. Todos los hombres
matan lo que aman. —Uste... usté no me ama, señó Nick...
Le dije que decía la puta
verdá, toda toda la verdad. Yo solo me amaba a mí mismo y estaba dispuesto a
hacer lo que fuera. Y que tenía que seguir mintiendo, valiéndome de chanchullos,
bebiendo whisky, jodiendo con tías y yendo a la iglesia los domingos con las
demás personas respetables.»
Comentario:
el
mundo que reflejan las narraciones de Jim Thompson es nihilista y está poblado
de perdedores, aprovechados, sociópatas y psicópatas; no hay otra moral que el
propio beneficio. Sus mejores novelas están escritas en primera persona. Y
algunas de ellas son autobiográficas. Suelen aparecer frecuentemente los recuerdos
de su padre retorcidos como venganza por un feroz complejo de Edipo; a esto se
une además el recurrente tema de la castración. Por otra parte, sus
protagonistas suelen padecer una especie de desdoblamiento de personalidad. Su
lenguaje es un slang casi intraducible
y de expresión muy económica con abundantes tacos.
Thompson despojó al
protagonista de su novela de la legitimidad que, aún con reparos, mantenían los
detectives o policías del género negro para fundir en la figura Nick Corey el
concepto del sheriff y el del criminal. Es decir, en su obra ya no se puede
hablar de “límites borrosos entre el bien y el mal”, sino que el lector se
encuentra el grado absoluto de corrupción en la figura del protector-agresor.
Se trata de un sheriff
psicópata sureño que se hace pasar por tonto, siendo como es desalmado, cínico,
manipulador y pavorosamente inteligente. Thompson es un maestro en el diseño de
los personajes, especialmente los psicópatas, y presenta una cosmovisión
sombría y cruel de la existencia humana.
Otras obras notables de Jim
Thompson son El asesino dentro de mí
(1952) y La huida (1958).
Me encanta que amplíes esta sección de *novela negra*. Cada día soy más adicta a este género. Y, además, no conozco a este autor. Ya te contaré qué tal.
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