(L440) El sueño eterno (1939)


Raymond Chandler, El sueño eterno (1939)

Tercera obra que traigo de este buen escritor americano de novela negra. El sueño eterno fue la primera novela que publicó Raymond Chandler (1888-1959) y tal vez sea la más floja de las que he comentado hasta el momento. Sin lugar a dudas tiene bastante más enjundia la película del año 1946 dirigida por Howard Hawks y protagonizada por Humphrey Bogart y Lauren Bacall.

Argumento: ataviado con sus mejores galas el detective Philip Marlowe visita la mansión de los Sternwood. Allí mientras espera verse con el general se le aparece una joven de unos veinte años, pequeña y coqueta, que le hace varias preguntas. Se trata de Miss Carmen Sternwood.

El mayordomo conduce a Marlowe a un invernadero repleto de orquídeas tropicales donde hace mucho calor y humedad. El general lo recibe en una silla de ruedas y, a pesar del calor, cubierto con una manta. Sus ojos delatan a un anciano próximo a su fin. El general es viudo y tiene dos hijas bonitas, revoltosas y alocadas. Una de ellas ha estado casada tres veces. El general ha recibido una carta chantajeándolo por supuestas deudas de juego de la pequeña Carmen. Por este motivo ha llamado a Marlowe a quien, después de una breve conversación, encarga que se ocupe del asunto.

Antes de abandonar la casa, la hija mayor, Vivien, quiere sonsacarle el por qué ha venido. Marlowe se dedica a vigilar la supuesta librería de viejo que tiene un tal Geiger, el chantajista de los Sternwood. “Hermosos coches paraban frente a la tienda y gente con muy buena pinta entraba y salía con paquetitos”. Una vez que identifica al señor Geiger lo sigue hasta su casa y se dispone a esperar fuera. Al rato llega un coche Packard descapotable color castaño del que se apea una mujer con sombrero e impermeable transparente y entra en la casa. Marlowe inspecciona el coche y encuentra una tarjeta a nombre de Carmen Steinwood.

No pasaron más coches. Era un barrio bueno y tranquilo. Se decide a llamar a la puerta cuando retumban tres disparos. Marlowe oye un pesado golpe y como si alguien con pasos rápidos se alejara de la casa. Escucha el arranque de un motor en la parte trasera que se aleja. Marlowe consigue entrar por una ventana. “Ninguna de las dos personas que estaban en la habitación se inquietó por la forma de entrar aunque solamente una estaba muerta”…

Comentario: con esta novela Chandler introduce la figura del detective de Los Ángeles Philip Marlowe. La trama es un poco confusa, pero aún más lo es la película en cuyo guion trabajaron unas cuantas personas y que acabó desfigurándose todavía más.

Pero a veces no entender una obra no es un problema, como nos dice Vila-Matas. “Pero, ¿de verdad no entender es una condena? Más bien diría lo contrario, no entender es la puerta que se abre. El filme de Resnais (El año pasado en Marienbad) deja entrever cómo será el sueño eterno que a todos nos espera después de la vida. ¿Sabe alguien como será exactamente? Nadie. Sólo podemos entreverlo pero de todos modos, aun suponiendo que llegáramos a percibirlo del todo, no lo entenderíamos”.

Aunque agradable de leer, el libro no es tan enrevesado como la película de Hawks, pero es menos complejo y satisfactorio que las otras dos novelas de Chandler que ya he comentado en el blog: Adiós muñeca (1940) y El largo adiós (1953).

BIBLIOGRAFÍA

Raymond Chandler, El sueño eterno, Planeta, Barcelona, 1985.

Enrique Vila Matas, El sueño eterno, El País, 23/05/2015.

Comentarios

  1. Sin lugar a dudas el libro es mucho más flojo que la película de Hawks. En la película, esa trama confusa no nos importa, todo lo contrario, aporta sentido a la atmósfera de confusión y brumas que pretende crear y que crea el canon del noire americano: la corrupción y amoralidad congénita al mundo urbano diluye la frontera entre bien y mal, todo queda desdibujado y el antiheroe existencialista (Bogart) no es más que un vehículo que nos conduce por esas capas de decadencia que afectan a todos los estratos sociales de ese LA nocturno, amoral y de fascinante iluminación impresionista. La confusión es parte del juego, y si además añadimos que los diálogos fueron escritos (y mejorados) por Faulkner... La duda entre libro y película está del todo resuelta. Un abrazo amigo!

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