(G192) Restaurante Cruix (Barcelona)

Restaurante Cruix (Barcelona)

Primer fin de semana de libertad de movimientos y nos hemos lanzado a traeros el primer restaurante post-covid del blog. Barcelona estaba solitaria sin turistas y sin sus habituales que habían salido en estampida.

Cruix, Carrer Entença, 57, 08015 Barcelona, es un restaurante que practica la cocina fusión. Estas influencias mexicanas, peruanas, paquistaníes y asiáticas alegran la cocina del chef Miquel Pardo, quien a pesar de su juventud ya ha trabajado en varios restaurantes de alta cocina como Tickets, ABaC o Ricard Camarena. 

El restaurante no posee una carta como tal pero su menú degustación es imbatible. Diez platos o bocados más dos postres. Las mesas son minúsculas pero el formato de los platos ayuda a que no sientas demasiadas estrecheces.

1.- Niguiri ruso de hueva de atún rojo (foto), plato algo insulso. 2.- Anchoas d’Angelet curadas en casa (foto), muy ricas y casi evanescentes.


3.- Cintas de calabacín al pesto (foto). Una pasta vegetal muy conseguida. 4.- Churros de bacalao con espuma de alioli (foto). ¡Tremendos! Plato de una ejecución perfecta y un excelente sabor.


5.- Croquetas de pato de Pekín con salsa Kimchi coreana (foto). Deliciosas, junto a los churros el mejor plato de la carta. 6.- Humus de guisantes con cremoso de asadurillas (foto). Bueno, aunque cuidado las “melindrosas” porque sabe a hígado y riñones. 


7.- Tàrtar de corvina africano (foto). Muy rico, tiene reminiscencias de los ceviches peruanos pero se acompaña con plátano frito. 8.- Brócoli Tandoori (foto). Plato equilibrado donde las especias, al estilo paquistaní, compensan lo soso del brócoli y le dan un gusto algo picante.


9.- Taco dorado de raya con mole de ajo negro (foto), plato muy gustoso. La raya era uno de los pescados preferidos de mi infancia. Su raspa cartilaginosa nos salvaba de atragantarnos. 10.- Arroz de gamba al ajillo (foto). Original arroz, apenas tiene una capa de grosor, donde se disfruta de una textura al dente y una gamba en su punto.


11.- Pasamos al primer postre. Kiwi, maíz y helado tatemado (asado) (foto). Plato de reminiscencias mexicanas que además de ser consistente prepara el paladar para el apoteósico final. 12.- Día triste de playa (foto). Su título nos recuerda cuando éramos niños y el helado se nos caía en la arena. Aquí afortunadamente se come todo y no hay tristeza que valga.


Para acompañar este completo y variado menú elegimos varias copas de un albariño. Agnus Dei, 2018 (foto). Se trata de un monovarietal sin crianza, —su maceración se hace sobre sus lías—, de las Bodegas Vionta del grupo Freixenet. Los viñedos están ubicados en tres zonas del Valle del Salnés: Cornazo, Ribadulla y Cubelas. Los bancales de viñedos, escalonados, situados en pilares de granito, brindan como fruto la excelente uva blanca y tinta. El vino tiene aromas frutales a nísperos, lichi y hierbas aromáticas. Es fresco y untuoso a la vez y se deja beber con facilidad.

Para los postres escogimos una copa de Don PX – toro Albalá 1990 (foto). Una uva Pedro Ximenez 100% elaborado en la DO: Montilla-Moriles. Envejecido al menos durante 25 años en botas de roble americano, tras una exhaustiva vendimia y pasificación al sol de las uvas, este vino, casi inmortal, se muestra denso y persistente al paladar. De matices tostados, sabe a avellana, uva pasa, pan de higos y café torrefacto. Fue un gran acierto su elección para acompañar los postres.

Como hago últimamente comento la música si realmente aporta algo al ambiente, o al estado de ánimo de los comensales que luego acabará reflejándose en la percepción de la comida. La estupenda American Pie de don McLean empezó a puntear sus acordes y animó los inicios del menú. Bad Case of Lovint You de Robert Palmer a ritmo de rock and roll nos lanzó sobre los mejores platos de la propuesta. Blame it On The Boogie de los Jackson Five nos recordó lo bien que los estábamos pasando. Y finalizamos las renovadas ganas de vivir que todos tenemos después de los cien días de reclusión con el Bon dia de Els Pets.

Durante el menú no sirvieron pan. Para terminar un par de cafés descafeinados con hielo y de remate un buen chupito de melón francés con albahaca.

Precio Menú 34 euros + bebidas. Fecha de la visita el 20 de junio de 2020.

PUNTUACIÓN: 7

Comentarios

  1. ¡Qué platos más originales! Curiosa cocina.
    Se te nota lleno de felicidad. Qué bien lo pasasteis. Buena elección.

    Un abrazo,

    Adelaida

    ResponderEliminar
  2. Un bloc acuradíssim de delícies gastronòmiques i lectores!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

(L56) Las afinidades electivas (1809)

(L111) El mundo de ayer. Memorias de un europeo (1942)

Manuel Vilas, El autor y su obra: La literatura y la vida (2019)