(L488) La única historia (2018)
Julian Barnes, La única historia (2018)
Tercera novela que
comento del escritor inglés Julian Barnes
(Leicester, 1946). Sus novelas y relatos cortos representan, a
mi modo de ver muy acertadamente, esta sociedad posmoderna que nos tocó vivir. La
nueva, la tecnológica, como podemos ver es, desgraciadamente, más virtual y más
solitaria.
Argumento: el
joven Paul, de diecinueve años, conoce a la señora Macleod en un Club de tenis.
Es verano y él ha acabado su primer año de Universidad. Susan tiene unos
cuarenta y pico y unos bonitos ojos verdes. Paul la acompaña varias veces a su
casa después de los partidos.
“¿Qué palabras, por
tanto, podrían emplearse para describir hoy una relación entre un chico, o casi
un hombre, de diecinueve años y una mujer de cuarenta y ocho? ¿Quizá estos
términos de los tabloides «asaltacunas» y «yogurín»? Pero estas palabras no se
usaban entonces, aunque la gente se comportaba así adelantándose a lo que
significaban. O podríamos pensar: novelas francesas, una mujer más mayor
enseñando «las artes amatorias» a un hombre más joven, oohlàlà. Pero no había nada francés en nuestra relación ni en
nosotros. Éramos ingleses, y en consecuencia para explicarlo solo disponíamos
de palabras inglesas, llenas de carga moral: palabras como mujer pública que
Susan; y, como me dijo un día, la primera vez que oyó hablar de adulterio pensó
que se refería al hecho de aguar la leche.
Hoy día hablamos de sexo
transaccional y sexo recreativo. En aquel entonces nadie practicaba el sexo
recreativo. Bueno, tal vez sí, pero no lo llamaban así. En aquel entonces había
amor, y había sexo, y había una combinación de ambas cosas, en ocasiones
incomoda, en ocasiones fluida que a veces funcionaba y a veces no.”
Comentario:
la historia que nos cuenta Barnes con un tono de distanciamiento y de tristeza
no me acaba de convencer. No me suena real como sí ha sucedido con otros de
sus libros. Es una historia de amor que ya en sus inicios tiene todos los
ingredientes para que resulte fallida. Es vista con cierta amargura e
irreversibilidad, de lo que pudo ser y no fue, bastantes años después de haber
sucedido.
Como dijo un gracioso,
“el matrimonio es una institución, sí, pero para enfermos mentales”. El amor no
se comprende, se experimenta. El amor tiene su propia verdad y su propia
realidad que generalmente no es la que más nos conviene.
Lo que si refleja con
maestría Barnes es a la aletargada clase media inglesa de los suburbios que no
tiene más aspiración que sobrevivir envueltos en efluvios alcohólicos para no
tener que hacer frente a los problemas reales de la vida. Para no tener que
elegir.
También es interesante
como trata el tema de la memoria de los personajes. Para él, como dice en una
entrevista, “La memoria es la identidad; al hacernos mayores la memoria se
degrada y la que queda se hace más maleable y eso me preocupa como escritor; y
es peor con los recuerdos preferidos e importantes: cuanto más hemos hablado de
ellos menos confiables son en la medida de que los vamos modificando
imperceptiblemente; la memoria, me temo, tiene que ver más con la imaginación
que con la observación”.
Aunque La única historia se deja leer con
agrado, me sigue gustando más El
sentido de un final (2011).
BIBLIOGRAFÍA
Julian Barnes, La única historia, Anagrama, Barcelona,
2019 (Extracto pp. 24-25).
Carles Geli, Amas,
luego sufres, según Julian Barnes, El País, 22/03/2019.
Lawrence Osborne, La única historia,
El Cultural, 01/02/2019.
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