(L525) La invención de la soledad (1982)

Paul Auster, La invención de la soledad (1982)

Segunda novela que comento de este original y mediático escritor norteamericano. Paul Auster (Newark, New Jersey, 1947) es otro novelista de ascendencia judía de la ciudad de Newark, como mi añorado Philip Roth. Hace unos años tuvo una gran legión de seguidoras femeninas. ¿Será por guapo?

Argumento: Retrato de un hombre invisible: “Un hombre de excelente salud, ni siquiera viejo, sin ninguna enfermedad previa. Ocupándose sólo de sus asuntos y soñando con la vida que le queda por delante y entonces, de repente, aparece la muerte. El hombre deja escapar un pequeño suspiro, se desploma en el sillón y muere. (…) Muerte sin previo aviso, o sea, la vida que se detiene. Y puede detenerse en cualquier momento”.

Paul Auster recibe la noticia de la muerte de su padre hace tres semanas y decide que ha de escribir sobre él “antes de que su vida entera se desvanezca”. Tiene la certeza de que su padre se ha marchado sin dejar ningún rastro. Con el tiempo será como si nunca hubiera existido.

“Incapaz de cualquier sentimiento de pasión, ya fuera por una cosa, una idea o una persona, no había podido o no había querido mostrarse a sí mismo bajo ninguna circunstancia y se las había ingeniado para mantenerse a cierta distancia de la vida, para evitar sumergirse en el torbellino de las cosas. Comía, iba a trabajar, tenía amigos, jugaba al tenis; pero a pesar de todo no estaba allí”.

“Descubrí que no hay nada tan terrible como tener que enfrentarse a las pertenencias de un hombre muerto. Los objetos son inertes y sólo tienen significado en función de la vida que los emplea. Cuando esa vida se termina, las cosas cambian, aunque permanezcan iguales. Están y no están allí, como fantasmas tangibles, condenados a sobrevivir en un mundo al que ya no pertenecen”.

El libro de la memoria. Nochebuena de 1979, A está en Nueva York solo en su pequeña habitación del número 6 de la calle Varik. “No podía definirlo como hogar. Unos cuantos libros, un colchón en el suelo, una mesa, tres sillas, un hornillo y un fregadero corroído con agua fría. El lavabo está al otro lado del pasillo, pero lo usa sólo para cagar, pues mea en el fregadero. Durante los últimos tres días el ascensor ha estado fuera de servicio, y como vive en el último piso, no le dan ganas de salir”.

Los ronquidos del vecino normalmente no lo dejan dormir, la calefacción no funciona de noche ni tampoco los fines de semana. “A se ha sentado a la mesa a trabajar y no ha sentido la pluma en su mano. La falta de comodidades le exige un permanente estado de alerta”.

Comentario: la novela es una mezcla de ensayo-biografía que tiene en su interior algo de novela existencialista. Como personaje y como autor, Auster intenta comprender la vida y la muerte de su padre, un hombre frío, que para sobrevivir se mantiene en la superficie de sí mismo, incapaz de expresar una emoción o un gesto de cariño. Situado en medio, entre su padre muerto y su hijo de dos años, Auster rastrea las claves de su ser en la cadena de identificaciones masculinas.

El libro está divido en dos partes. La primera Retrato de un hombre invisible es totalmente autobiográfica. En ella nos relata la muerte del padre, su frialdad en las relaciones con su mujer y con su hijo. Investiga sobre sus orígenes. Su familia procede de Austria, son emigrantes judíos. Lo que le llevará a descubrir un gran secreto… y hasta aquí puedo contar para no destripar la historia. La he encontrado sencillamente fascinante.

La segunda parte, El libro de la memoria, es ficcional, aunque también podemos encontrar rastros de la vida de Paul Auster: su estancia y sus viajes a París, la mala relación con su primera mujer, la enfermedad de su hijo Daniel, su primer libro de poesía, el único viaje de su padre a Paris, como conoce a Siri Hustvedt, etc.

Para abducirnos en la historia nos sumerge en los cuentos de Scherezade, las aventuras de Pinocho (1883) de Carlo Collodi o la historia bíblica de Jonás dentro del vientre de la ballena. Narrar para escapar de la soledad. Esta parte es más literaria y un poco dispersa pero se deja leer con agrado. Estupenda la canción traída a escena por Auster: Solitude de Billie Holiday que recrea a la perfección el ambiente melancólico de la novela.

BIBLIOGRAFÍA

Paul Auster, La invención de la soledad, Anagrama, Barcelona, 2006.

Federico Campbell, La invención de la soledad, Debate feminista, UNAM, México, 2016.

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