(L522) Cartero (1971)

Charles Bukowski, Cartero (1971)

¡El gran Bukowski ya está aquí! Primera novela que leo de este curioso escritor norteamericano. Charles Bukowski (1920-1994) trabajó durante doce años de cartero antes de dedicarse por completo a la literatura. Sus experiencias de esa etapa junto con su afición a la bebida y sus desastrosas relaciones de pareja inundan las páginas de la novela. 

Argumento: el libro empieza recitándonos el Código de Ética para empleados de Correos. El protagonista, Hank Chinaski, nos cuenta como encontró su trabajo de cartero. “Estábamos en navidades y me enteré por el borracho que vivía calle arriba, y que lo hacia todos los años, que contrataban a cualquiera que se presentase, así que fui y lo que siguiente que supe fue que tenía una saca de cuero a mis espaldas y que me dedicaba a pasear a mis anchas. (…) Creo que fue en mi segundo día cuando esta mujerona salió y se puso a andar a mi lado mientras yo repartía cartas. (…) Hablaba y hablaba y hablaba. Entonces salió la cosa. Su marido trabaja en una isla lejana y se sentía sola, ya sabes, y vivía en aquella casita de allá atrás, toda para ella. (…) pero no podía dejar de pensar: «Caramba, todo lo que hacen estos carteros es dejar unas cuantas cartas en el buzón y echar polvos. Este es un trabajo para mí, oh sí sí sí»”.

Hizo el examen, lo aprobó y lo nombraron cartero suplente. Lo envían a la estafeta de Bakford, Los Ángeles, donde topa con el Jefe, “un tío con cabeza de buey llamado Jonstone” que no le pone las cosas fáciles. Chinaski vive con su novia Betty y ambos acostumbran a beber hasta la madrugada. Se queja a los superiores y Jonstone le da las rutas más duras. “Cada ruta tenía sus trampas y sólo los carteros regulares las conocían. Cada día era una maldita cosa nueva, y tenías que estar siempre listo para alguna violación, asesinato, perros, o alguna locura de cualquier clase. Los regulares no te contaban nunca sus pequeños secretos”.

Pasados tres años dimite y se dedica a apostar en los hipódromos. Tiene una buena racha, además Betty ha conseguido trabajo de mecanógrafa. Pero ella no lleva bien que él no trabaje, aunque pague los gastos de la casa, y acaban separándose.

Sin saber cómo acaba casado con Joyce, una rubia texana de 23 años con unos padres con dinero –él tiene 36–. Su suerte en los hipódromos cambia y además se ha dado cuenta que Joyce es una ninfómana…

Comentario: con anterioridad había leído a otros autores norteamericanos de lo que se ha dado en llamar “realismo sucio”; como Raimon Carver, Richard Ford o Chuck Palahniuk. Pero la escritura de Bukowski es diferente. A veces divertido, a veces ácido. Su personaje es inmaduro y en muchas ocasiones triste, pero sus historias tienen poesía. Y es que lo sórdido también se puede convertir en buena literatura. Cartero es una amarga sátira sobre su vida como empleado de Correos.

Chinaski es el alter ego de Bukowski. Ha tenido cien trabajos diferentes y ha vivido con unas cuantas mujeres a las que no ha conseguido entender. Sus personajes rozan la marginalidad por momentos y las pasan canutas para sobrevivir: “La comida es buena para los nervios y el espíritu. El coraje viene del estómago, todo lo demás es desesperación”.

Cuando tiene suerte en las carreras y gana algo de dinero se da pequeños caprichos en buenos restaurantes junto al mar mientras recuerda sus trabajos y penurias anteriores: “Cuánto distaba del zarrapastroso, que hacía años había trabajado en un matadero, que había cruzado el país con una pandilla de tipos de la peor ralea contratados por el ferrocarril, que había trabajado en una fábrica de galletas para perros, que había dormido en bancos y parques, que había trabajado en oficios de perra gorda en docenas de ciudades a lo largo de toda la nación…”.

Cuando su mujer le dice que su Jefe de la oficina es TAN caballero y atento con ella, Chinaski, lleno de esa sabiduría que da la vida, le responde: “Lo que estoy tratando de decirte es que hay un cierto juego que se practica en las oficinas de toda América. La gente se aburre, no sabe qué hacer, así que juegan al juego del romance de oficina. La mayoría de las veces no es otra cosa que una forma de pasar el tiempo. Algunas veces se las arreglan para echar un polvo o dos en un aparte. Pero incluso entonces, no es más que un pasatiempo, como jugar a los bolos o ver la televisión o celebrar una fiesta de año nuevo. Tienes que comprender que no significa nada y de esta forma no acabarán hiriéndote”.

Su filosofía de la vida se puede deducir de una comparación que hace entre los peces y las personas: “–El océano –dije–, míralo allí fuera, batiendo, moviéndose arriba y abajo. Y debajo de todo eso, los peces, los pobres peces luchando entre sí, devorándose entre sí. Nosotros somos como esos peces, sólo que estamos aquí arriba. Un mal movimiento y estás acabado”.

El lenguaje que utiliza Bukowski para narrar es directo y natural. La idea es que sea un relato que resulte familiar para el lector. Los personajes, sobre todo los protagonistas de sus historias, se alejan de la figura heroica de muchas narraciones; se muestran como seres humanos imperfectos y con algunos comportamientos que más bien se pueden considerar antiéticos. 

Me han quedado más ganas de seguir leyendo a Bukowsi y prometo traeros otras novelas suyas al blog. Podríamos seguir con Factótum (1975) y Mujeres (1979).

BIBLIOGRAFÍA

Charles Bukowski, Cartero, Anagrama, Barcelona, 1982.

Pedro Fresno, El realismo sucio y su aparente sencillez, Revista Capítulo 1, 10/11/2020.

Pablo Retamal N., Un viejo indecente: la obra de Charles Bukowski, La tercerca.com, 16/08/2019.

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